CAPÍTULO 4

7 0 0
                                    

Los minutos parecían eternos para Ryeowook, y cada vez que miraba hacia el reloj de su teléfono celular, se angustiaba un poco más; parecía que el tiempo se negaba a avanzar solo para hacerlo agonizar. Se mordía los labios y se arrancaba las cutículas. Sus nervios siempre habían sido su mayor debilidad.  

     Me pregunto, ¿cómo le estará yendo?, pensó, sintiéndose culpable por un instante. Carajo, ¿por qué siempre termino arrastrándolo por mis caprichos? 

     Estaba consciente de lo egoísta que había sido al rogarle, no, más bien, obligarle a tomar la audición en contra de su voluntad. Y a último momento, aceptó. 

     Se dio cuenta que, entonces, Eunhyuk era un verdadero amigo, aquel que no le importaba sacrificarse sólo por verlo bien. 

     Se sintió el peor mejor amigo del mundo. 

     Perdóname por lo aprovechado que fui, Hyuk. Pero él ya no estaba ahí a su lado. Él se encontraba haciendo algo que no deseaba. Se llevó el dedo pulgar a los labios y lo mordió. 

     Al escuchar el andar de unos pasos presurosos, levantó la mirada encontrándose con su mejor amigo luciendo una mueca en su rostro. 

     —Hyuk, ¿qué sucedió? —preguntó de primera, irguiéndose y clavándole los orbes. 

     —Hice todo lo posible, amigo… —hizo una breve pausa y el silencio los embargó. El pelirrojo maquinó el peor escenario posible. Eunhyuk soltó una risita burlesca, cerró los ojos y negó con la cabeza—, hice todo lo posible por no quedar. 

     Ryeowook estaba anonadado. ¿Qué rayos estaba diciendo?

     —Pero lo hice. —Se encogió de hombros. 

     Una punzada en su corazón lo hizo estremecer, abrió los labios y los ojos con exageración. No podía creerlo. ¿No estaba jugándole una broma? 

     —Hyuk, ¡no puedo creerlo! —fue lo que salió de sus labios en un grito ahogado. 

     —Ni yo. —Frunció el entrecejo. 

     — ¡Estoy tan feliz por ti! —Su rostro cambió por completo, de uno sorprendido, a uno eufórico. Sus labios se levantaron tanto que se enmarcaron sus pómulos. 

     —Yo no lo estoy, en lo absoluto. —Y no mentía. 

     — ¿Cómo le hiciste? —Estaba deseoso de saber el secreto. Él también quería quedar.

     Pero Eunhyuk no tenía una respuesta con la fórmula para que lo aceptaran. 

     —Sólo fui yo mismo —respondió. Ryeowook no quedó conforme con la respuesta e inclinó las cejas. ¡Qué absurdo era! Sí él fuera reclutador de talento, seguro que lo habría echado solo por ser él mismo—. No te estoy mintiendo. Sé lo que piensas, yo también me habría echado por mostrar mi personalidad, pero a ellos les interesó. Lo único que hice fue pararme en el escenario, soltar algunos chistes, y bailar alguna coreografía popular. Es todo. 

     Ryeowook estaba absorto e incrédulo. No dudaba del talento en el baile de su mejor amigo, pero sí en su personalidad y lo tosco que podría llegar a ser. Sabía que los «cazatalentos» eran especiales, y no toleraban la más mínima falta de respeto. ¿Por qué lo aceptaron? 

     Cuando el pelirrojo estuvo a punto de decir algo, la misma mujer rubia gritó desde la puerta:

     —Número 74, es su turno, ¡pase por favor! — La vieron con la mano estirada hacia ellos. 

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 12 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

[EN CURSO] PERSONAJE SECUNDARIO Where stories live. Discover now