Dejaron el tema después de verme serio, odiaba tratar esos temas y más cuándo quieren tratar de que olvide los momentos más maravillosos de mi vida.
Tomé un panecillo de la cocina de Lui. Pienso que los que hace mi mamá están mucho mejor que estos, pero me tengo que aguantar hasta las próximas vacaciones para verla y a mis hermanos también.
—¿No creen que el semestre va a acabar primero con nosotros antes de que lo terminemos? —me quejé.
—Si tan solo alguien hiciera las tareas solo y no se las copiara a Rantaro, las cosas serían diferentes.
—Cállate antorcha.
—¡¿Qué dijiste?!
—Nada.—miré a otro lado.
—Más te vale idiota.
—¡Ya! No se peleen. —Rantaro intercedió entre nosotros. Su cara de enojo era más de frustración.—¿Ustedes no piensan cambiar o qué?
—Él empezó —dijimos los dos, luego nos reímos.
La tarde fue muy agradable después de aquella charla llena de chismes (más míos y eso por él boca floja de Rantaro).
Llegamos a casa y me tiré en el sillón. Aún teníamos tarea que acabar, pero no era de un día para otro.
Odio la tarea. Odio a los maestros. Odio el semestre, pero me gusta mi carrera.
¿Seré masoquista?
—Meh~
—¿Y ahora de qué te quejas?
—No quiero ir a la uni.
—Valt, ya no estamos en la primaria, no jodas.
—¿Y si me doy de baja?
Sentí un impacto del cojín en mi cara, me sacó de mis pensamientos más oscuros.
—¡¿Qué carajo te pasa?!
—Me pasa que estamos en cuarto semestre y no voy a dejar que te quieras dar de baja solo porque no quieres tener novio.—me miró con las cejas arqueadas, así se veía mi mamá regañándome y me quería reír pero no podía. —Tienes hermanos que quieren llegar a ser como tú, unos padres que se esfuerzan mucho por ti y ¡Tú! Ahg...
Eso me sorprendió mucho, casi nunca alzaba la voz de esa manera y eso que dije eso solo a forma de broma.
Me quiero reír pero no puedo.
Auxilio.
—No lo decía en serio amigo.
—Pues no lo parecía.
—¿Dejas de estar enojado si yo cocino la cena?
—¡No!
—¿Hago el desayuno mañana? —insistí.
—Dejaré de estar enojado si prometes que no volverás a decir esas cosas.
—Te lo prometo amigo.
Rantaro estaba más serio que de costumbre en la cocina. Siempre era ruidoso con la preparación de la comida y siempre estaba canturreando como señora divorciada.
—¿Todo bien?
—Oh, me asustaste.—me miró sin detener la batidora.—¿Necesitas algo?
—No, bueno, es que te ves apagado... Si fue por lo de hace rato no era en serio, lo juro.
—No Valt, no es tu culpa.—otra vez esa mirada triste en sus ojos no me gustaba. Apagó por fin la maldita batidora.— Estaba pensando en Ranjiro...
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No eras tú, fue él.
Fanfiction[ACTUALIZACIÓN: SÁBADOS ] ¿Quién demonios se creía para hacer eso? ¿Hubiera merecido eso o más? Eso se preguntaba a diario mirando cada noche la foto que guardó en su celular. Un extraño chico recién cambiado a la universidad voltearía su mundo de...