𝐀𝐗𝐄𝐒 𝐀𝐍𝐃 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍𝐒──𝖧𝗂𝖼𝖼𝗌𝗍𝗋𝗂𝖽

꒰੭ 🪓 ﾟ ׅ 𝐌ᥱძіᥴіᥒᥱ 𑁯 ﾟ ꒱

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➪(☀︎︎) 𝐒𝐈𝐏𝐍𝐎𝐒𝐈𝐒: Sus parejas les eran infieles, entonces. ¿Por qué no darles una cucharada de su propia medicina?

➪(☀︎︎) 𝐀𝐃𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀𝐒: Infidelidad, Tiempo moderno, Amor no correspondido, Compromiso obligado, Problemas de pareja, Traición.

"Y él te hace dormida, y tú aquí en mi cama, muertos de la risa, y él no sabe nada. Yo no soy bandida, yo soy una dama, hicimos justicia porque en el amor el que la hace la paga"

-Justicia-
Silvestre Dangond, Natti Natasha

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Ya era tiempo de regresar a su hogar, su horario laboral ya había acabado, se sentía tan cansado que lo único que quería era dormir para recuperar las horas que había perdido, aunque obviamente sabía que su esposa lo estaría esperando en casa, igual que siempre.

A pesar de llevar dos años casados nunca compartieron intimidad, pues estos no sentían atracción hacia el otro, su matrimonio solo fue por conveniencia, el jefe de la empresa más prestigiosa de todo Berk no podía quedarse soltero toda la vida, así que sí o sí tenía que tener una esposa, fuese por gusto o no. Delante de los medios ellos eran la mejor pareja que podrían haber visto jamás, su conexión era única, cada vez que iban a algún evento las revistas estaban llenas de información halagadora hacía ellos, pero sin duda nadie sabía lo que pasaba tras las cámaras. Cuando estaban solos nunca faltaban las peleas, siempre habían peros para todo, nunca estaban de acuerdo, de hecho, podría confirmar que se odiaban mutuamente, la verdad es que siempre se odiaron, pero ahí estaban, simulando ser un matrimonio feliz.

Lo que el sabía muy bien es que ella no le era fiel a el, digo, que clase de persona estaría dos años seguidos sin tener relaciones? Muy pocas, y el ya sospechaba de que su esposa se había acostado con más de uno, y la verdad no le molestaba, después de todo el también había veces que saciaba sus ganas por ahí, pero solo era de rato, esperaba que así fuera para ella también, porque no sabría cuál sería la reacción de los medios si se enteran que la mejor pareja de toda la vida se es infiel mutuamente, sin duda alguna ese sería el escándalo del año.

Entre todos sus pensamientos levantó su mirada para darse cuenta de que ya había llegado a su casa, salió del auto, le agradeció al chófer y buscó sus llaves para abrir la puerta. Cuando entró pudo notar el olor de alguna comida casera, era un olor muy bueno, uno que podría disfrutar toda su vida, aunque se le hacía raro porque su compañera no era de cocinar, siempre pedía para comer, decía que no era amante de la cocina, por eso casi nunca lo hacía, pero sus dudas se aclararon cuando escuchó sonidos extraños viniendo desde la parte de arriba, no quería pensar lo peor, y muchos menos quería subir, pero la curiosidad mató al gato.

A la mitad de la gran escalera pudo identificar claramente aquellos sonidos, eran gemidos y obviamente sabía a quién pertenecían, no podía creer que su acompañante se atreviera a meter a un hombre en su casa, justo en su cuarto, que descaro. Cuando se conocieron ella se presentó de manera educada, era muy callada y la verdad muy educada, de hecho lo sigue siendo, pero el sabía que esa parte de ella solo era una máscara, cuando tenían sus peleas aprovechaba para soltar todo lo que llevaba guardado en ella, y más de una vez le dejaba en claro que lo odiaba, aunque bueno, el odio es mutuo.

Otro gemido aún más fuerte lo sacó de sus pensamientos, y no sabía si agradecer o maldecir de que aquella puerta estuviese abierta para dar a luz a los dos seres que se encontraban ahí, a decir verdad, no quería descubrir nada más, ya era obvio de que su esposa lo engañaba, pero no sabía con quién, la curiosidad mató al gato, dicen por ahí. Subió en pasos delicados para que no se dieran cuenta de su presencia y caminó hasta llegar a aquel cuarto, lo único que hizo fue asomar un poco su cabeza y ahí los vio, pudo sentir como su corazón palpitaba de manera más rápida, un sentimiento de traición y dolor le invadió el cuerpo, sentía que había sido engañado todo ese tiempo como si solo fuera un idiota, no quería creer lo que vió, pero ya era cierto, y no había nada que lo pudiese alejar de la realidad.