Capitulo 1

2.2K 190 22
                                    


Llegaste al restaurante donde habían pactado su cita. Faltaban quince minutos para la hora acordada y por primera vez, estabas nerviosa.

Habías conocido a un hombre por Tinder y rezabas por que no sea un perfil falso ya que aquel tipo lucía demasiado perfecto para ser real.

Abriste la app e ingresaste a la galería de este tal "Miguel". Un hombre alto, bronceado, adinerado y algunos años mayor que tú. Era el sueño de cualquiera, hiciste una investigación previa y si bien no parecía un perfil falso, siempre está el factor de duda.

Llegó la hora, no había señales de Miguel, "quizás no es del tipo puntual" pensaste, aunque eso no coincidía con su perfil de "hombre trabajador y dedicado". Le diste ventaja permaneciendo diez minutos más allí, eventualmente apareció por la puerta, sujetando una servilleta de papel contra su frente.

—Lamento la tardanza, tuve un pequeño inconveniente mientras estaba en camino— tomó asiento frente a ti, pudiste notar el pequeño corte en su ceja.

—No te preocupes...¿Estás bien? Estás sangrando— te acercaste, mojaste la esquina de tu servilleta en la copa con agua y te acercaste para ayudarlo a limpiarse. —Permiso— dijiste dando pequeños toques, esperando no ser muy invasiva.

—No es nada, solo un pequeño rasguño. No encontré lugar para aparcar el auto, tuve que dejarlo a unas calles de aquí, en el camino vi como robaban una tienda y no pude evitar hacer algo al respecto. Quizás no fue muy inteligente ir con las manos desnudas. Pero todo resultó bien—

Lo observaste un poco atónita sin saber si decía la verdad pero no tuviste más opción que creerle. —Ya veo... En tu perfil decía que eras científico, pero veo que el trabajo de policía se te da bien—

—Oh, no realmente. Solo me gusta ayudar si está dentro de mis posibilidades— se encogió de hombros, notaste sus músculos moverse bajo su camisa

—Comprensible—

El camarero trajo el menú, lo leyeron detenidamente y comentaron entre ustedes trivialidades sobre las opciones de la carta. Ordenaste algo de pasta y él ordenó un poco de carne. Comentaste sobre ordenar un vino para compartir con tu cita pero Miguel si bien dijo que le encantaba la idea, prefirió beber agua ya que debía conducir y no quería ser irresponsable.

—Entonces, cuéntame algo de ti— comentó Miguel en lo que esperaba su plato

—Bueno, tengo un empleo administrativo. No es la gran cosa pero me sirve para pagar la renta y darme algunos gustos. Cuando gane la experiencia suficiente como para que resalte en mi currículum, buscaré algo mejor— dijiste sintiéndote algo aniñada a su lado. Él era un hombre independiente y culto. Tú apenas habías acabado la universidad.

—Veo que piensas en el progreso personal como algo importante, eso es bueno. Mucha gente se conforma con sus empleos y no apunta algo mejor...— Opinó Miguel

—Intuyo que vives sola— agregó

—Uh, si. Hace poco más de un año—

—Yo vivo solo con mi hija, tiene cinco años— trataste de no ser expresiva, pensaste rápido antes de hablar. "Es normal que un hombre de su edad tenga hijos, incluso las personas de mi edad se están casando y formando familia" dijiste para tus adentros en un intento de no espantarte por el hecho de que el tuviera una niña. Pero también había varias posibilidades más.

—¿No eres casado o si?— arqueaste una ceja, no querías sonar pedante pero hasta ahora Miguel lucía como un hombre de ensueño, solo hacía falta que sea uno de esos hombres casados que buscan tener citas para romper la ilusión que te habías montado.  

—Oh, no no— hizo un gesto de negación con las manos —Perdona si te asuste con lo de mi hija, pero prefiero que lo sepas desde el comienzo. Mi esposa murió en el parto hace cinco años, no volví a salir con nadie desde entonces. Ahora que "volvi al mercado" realmente no se como coquetea la gente actualmente así que me recomendaron está aplicación. No soy tanto de usar estas cosas pero creo que ya iba siendo tiempo de conocer a alguien... además pensé que a mi hija Gabriella le haría bien interactuar con una mujer—

Pensaste bien en las palabras de Miguel, te pareció sensato que desde la primera instancia dejará en claro lo que estaba buscando. No estabas muy segura de dónde te estabas metiendo, pero Miguel no parecía un sujeto malo. —¿Qué piensas de eso?— pidió tu opinión

—Bueno...— el camarero apareció dejando sus platos y dándote un poco de tiempo extra para formar una respuesta

—...no soy fan de los niños pero ellos me adoran y trabajé de niñera cuando era más joven. En realidad no es que no me gusten, es solo que, a veces tengo miedo de no tener la paciencia suficiente cuando no se comportan bien, no quiero regañarlos y ser mala con ellos— te encogiste de hombros y esperaste que fuera una respuesta suficiente, no querías mentir pero ahora temias el haber perdido la oportunidad con Miguel.

—Es un miedo muy común, tranquila. No te voy a pedir que la termines de criar. Apenas nos conocimos hoy. Solo quería dejar claras mis intenciones de que no estoy aquí para algo de un solo día. Quiero a alguien que me acepte a mi y a Gabriella, ella es lo más importante en mi vida— la expresión de Miguel era suave

—Entiendo, yo tampoco estoy buscando cosas de solo una vez. Tampoco suelo usar estas aplicaciones pero ya no sabia que hacer para conocer a alguien que aspire a algo futuro, no se si estos sitios sean el mejor lugar pero bueno. Ya tengo trabajo, mi propia casa, solo quiero alguien con quien compartir mi vida— no pensaste que llegarían a hablar de temas así de profundos en la primera cita. Eso demostraba la madurez de Miguel a comparación de los chicos de tu edad.

La cita siguió un rumbo normal, te viste encantada por la personalidad de Miguel y él pareció verse maravillado por tu energía. Rieron y  conversaron un par de horas más hasta que el restaurante estaba por cerrar.

Ya era hora de irse, tu cita se ofreció a llevarte de regreso a casa ya que era tarde y no quería que regresaras sola.

Caminaron hasta su auto, te abrio la puerta y partieron en dirección a tu apartamento. —¿Dónde está tu hija ahora?— preguntaste

—Esta con mi madre, no se la confío a cualquiera pero tampoco podía traerla a nuestra cita— río

Llegaron a la puerta del edificio, Miguel paró el motor y se bajó a abrir la puerta del auto. —Gracias— sonreíste ante su acto de caballerosidad.

—Se que es tarde pero ¿No quieres pasar por un cafe?— lo invitaste, no querías sonar inapropiada pero tenyias esa sensación de no haber pasado el tiempo suficiente juntos a pesar de que literalmente hablaron durante horas. —Es lo mínimo que puedo hacer luego de que pagaras la cena y me trajeras de regreso—

—Me encantaría aceptar ese café pero no puedo dejar a Gabi sola con la abuela, no quiero exigirle mucho a mi madre, ya es una señora mayor, está por llover y a Gabi le asustan los truenos... pero ¿Volveremos a vernos? Aceptare el café la próxima—

Asentiste —Si, si estás de acuerdo, por supuesto que nos volveremos a ver—

Miguel acaricio tu cabello, te miro directamente a los ojos. Ahora que ambos estaban de pie, notaste lo alto que era, incluso usando tacones el te llevaba casi una cabeza de altura. Se encontraban a una distancia corta el uno del otro, podías sentir su respiración. 

—¿Puedo besarte?— preguntó educadamente

No respondiste, apoyaste tus manos en sus hombros y lo abrazaste del cuello antes de atraerlo en un beso.


La madrastraOnde histórias criam vida. Descubra agora