Capítulo 08 (Edit.)

342 20 23
                                    

→ D A V I D ←

Le dirijo una mirada rápida a Matías, él entiende el gesto porque se apresura en caminar hacia Camila y sonríe mientras se acerca a su oreja para susurrarle algo.

Mi secretaria frunce el ceño, pero acaba asintiendo, se levanta y se va con él.

Por otro lado, Danna me mira con furia.

Suspiro mientras le hago señas para que entre, lo hace de inmediato y con un evidente mal humor. Me aseguro de cerrar la puerta con seguro, por cualquier cosa, y camino hacia los sofás de mi oficina. Ella se ha sentado en uno, cruza su pierna izquierda por sobre la derecha y aprieta los labios en un gesto de clara molestia.

—¿Qué haces aquí, Danna? Creí que no querías volver a verme. —Suspiro mientras me siento frente a ella.

Sus ojos celestes viajan a los míos automáticamente.

—Estaba enojada, eso es todo.

—¿Entonces ya no lo estás? —pregunto, alzando una ceja.

—No lo estaba, ahora me has hecho enfurecer de nuevo —bufa.

Giro los ojos, ruego paciencia a los cielos antes de poder decir algo más. Su mal genio y mi poca paciencia no van muy bien juntos.

—¿Debo disculparme entonces?

—No, pero me gustaría que me hubieses aclarado antes que esa chica era tu secretaria —espeta—. Cuando te encontré anoche en el restaurante creí que estabas ligando con ella para llevártela a la cama y hoy en la mañana ella estaba en tu departamento, ¿Qué más podría haber pensado? Te conozco, David, y tú duermes con cuanta mujer se te cruce en frente.

Aprieto los labios.

¿Debería aclararle que estaba teniendo una cita a ciegas con Camila anoche o mejor no?

—Pensé cualquier cosa, pero ahora veo que ella es tu nueva secretaria —murmura algo avergonzada.

Calladito te ves más bonito.

—Efectivamente. Camila es mi secretaria.

Danna bufa de nuevo antes de acomodarse un mechón de cabello por detrás de la oreja.

—¿Por qué mierda la contrataste a ella? Sabes que me humilló en el restaurante el otro día, ¡Me tiró al piso!

—Yo no controlo eso, Danna. El Área Administrativa la contrató, de verdad no tenía idea de que sería ella.

La pelirroja me escruta con la mirada, como buscando sacarme la verdad de algún modo. Por suerte, soy bastante bueno mintiendo u, mejor dicho, omitiendo información.

—Bien... —murmura—. Me disculpo por la escena de anoche en el restaurante y por lo de esta mañana, estuvo muy mal de mi parte. —Pide perdón.

Pide perdón... Guao. Nunca pensé que sería testigo de algo como esto. Nunca he visto a Danna pedirle perdón a nadie, mucho menos a mí. ¿Estoy soñando acaso? Es raro que esto suceda, pero no sé, ¿Debería perdonarla?

La chica de los sueños locos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora