Capítulo 18 (Edit.)

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→ D A V I D ←

El lobby del hotel, imponente e impoluto, se encuentra infestado de periodistas y camarógrafos, pero aquí adentro son más educados que afuera; antes que nada preguntan si pueden tomarme una foto junto a mi acompañante y me aseguro de aclarar que se trata de mi secretaria para evitar chismes amarillistas más tarde, es lo último que necesito a estas alturas.

Camila no se opone a la foto, así que los camarógrafos proceden a acomodarse, al finalizar nos agradecen y nos abren el paso. Entonces el que aparenta ser un guardia de seguridad se nos acerca.

—Disculpe que lo moleste, ¿de casualidad es usted David Morrison? —pregunta.

—En efecto, soy yo.

—Perfecto, están esperándolo, ¿con quién ha venido? —Lanza una mirada hacia Camila y puedo notar que la escanea de pies a cabeza a pesar de que esté usando gafas de sol oscuras.

No entiendo para qué mierda las usan si están adentro de un edificio y de noche.

—Mi secretaria: Camila Bisbal —respondo llamando su atención.

—Entendido. —Anota algo en la tableta que se saca del bolsillo y vuelve a guardarla a los pocos segundos—. Síganme, por favor.

Camila y yo intercambiamos una mirada rápida antes de seguir al sujeto que debe ser un poco más pequeño que yo; le doy un metro setenta como máximo, su cabello es de color rojizo y viste un traje de gala color negro. Camina a paso veloz y nos guía a un salón de fiesta inmenso repleto de mesas en las cuales se encuentran los ejecutivos de mi empresa, los miembros de la familia Montenegro y los invitados en general.

El hombre nos acompaña hasta la mesa en la cual se encuentra el dueño de Ibáñez Brothers Company, es decir, el Presidente, mi jefe supremo, el líder de todo, quien ha venido como siempre junto a su despampanante esposa. También está el Vicepresidente y los altos cargos de las distintas Áreas —incluyéndome ahora—.

—Oh, qué bueno que llegaras, David, me hiciste pensar que no ibas a venir —me dice Carlos, el jefe de mi Área; el Director.

—Tuve un pequeño retraso, lamento la demora —explico—. Buenas noches para todos.

—Buenas noches —responden a coro.

En la mesa quedan libres las sillas para mí y para mi acompañante, así que me permito retirar la silla para que Camila pueda sentarse, ella me mira algo confusa, pero termina esbozando una sonrisa y me permite ayudarle. Tomo asiento a su lado una vez que se ha acomodado.

—¿Quién es la bella mujer que te acompaña esta noche, David? —pregunta de la nada el mismísimo Vicepresidente.

Óscar Ibáñez es un hombre de más de cincuenta años que parece estar en sus treinta debido al buen físico que mantiene y su rostro tan conservado. Él no tiene esposa, por ende, no ha traído ningún acompañante esta noche, y todos sabemos que tiene fama de casanova. Algunos hasta dicen que es asaltacunas. Pese a eso, es un ejemplo a seguir; así es como yo quiero verme de aquí a unos años.

—Mi secretaria: Camila Bisbal —contesto con tono afable.

—Es una mujer muy guapa —destaca—. Todas tus secretarias comparten esa característica en común. —Levanta su copa con vino blanco y le da un sorbo mientras analiza a Camila.

La chica de los sueños locos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora