Capítulo 27 (Edit.)

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→ D A V I D ←

Bajo de la limusina detrás de Camila, ella se acomoda la falda del vestido y también un poco el cabello, casi se queda dormida en mi hombro. No me hubiese molestado si se dormía, pero me habría dado pena despertarla, por suerte llegamos a la inmensa iglesia a tiempo.

Simón baja detrás de mí y me entrega la cámara, la tomo con mi mano libre y con la otra escolto a Camila, que se aferra a mi brazo con más fuerza de lo normal, parece algo desorientada después de casi dormirse.

Admito que no entiendo mis propias actitudes, porque he pasado todo el día a solas con ella, siendo que había hablado con la pelinegra —que se llama Paulina— e insistía en verme en su habitación, pero al final terminé pasando el día con Camila. No me arrepiento porque me divertí enormemente con ella y sus ocurrencias. La cosa que me sigue chocando es el rubio, inclusive después de nuestro encuentro en el elevador no parece predispuesto a rendirse con Camila.

Ella se puso muy incómoda cuando se acercó a hablarle, lo noté de inmediato, por eso le di la cámara a Simón y me acerqué a alejarla de ese tipo.

—¿Esto en serio es una iglesia? Parece un castillo —murmura Camila a mi lado mientras caminamos hacia el interior del imponente edificio.

Hay reporteros y paparazzis sacando fotos a todos los invitados, después de todo Charlotte es una figura pública y su boda no va a pasar desapercibida. Durante la ceremonia civil no hubieron paparazzis, pero aquí hay de más.

—Es un castillo ahora que una princesa como tú ha entrado —dice de manera coqueta Simón y Camila gira los ojos—. ¿O no, Dav?

Los ojos cafés de Camila se redirigen a mí esperando mi respuesta.

—Por supuesto. —Esbozo una sonrisa.

Ella corresponde el gesto y continuamos caminando por el pasillo. Un hombre nos indica en dónde debemos sentarnos y termino quedando entre Camila y Simón. No pierdo la oportunidad de tomar fotografías, la cámara es pequeña, no tiene ningún tipo de flash, así que no incomoda a nadie. Me cercioro de fotografiar la iglesia antes de ponerla sobre mi regazo esperando para cuando Charlotte entre en su vestido de novia.

Yael me llamó antes de venir recordándome de sacar muchas fotos y me dijo que también quiere ver fotos de Camila y de mí, dice que desea que ambos tengamos recuerdos de este día. No sé para qué, pero al final le estoy haciendo caso.

—¿Esa no es la cámara de Yael? Ahora que la miro se me hace familiar —destaca Simón.

—Sí, me pidió sacar fotografías. Ya sabes, quiere ver a Charlotte en su vestido de novia.

—¿Y no te pidió una foto tuya con tu novia? —Alza una ceja picarón.

—Sí... —Me rasco la nuca cuando Camila gira a verme—. Me pidió fotografías.

—¿Entonces a qué esperas? Dame esa cámara. —Simón me la arrebata antes de que pueda siquiera replicar y se pone de pie para apuntarnos con la misma—. Sonrían —indica.

Camila sonríe de inmediato mientras que yo me enderezo y esbozo una pequeña sonrisa a labios cerrados. Escucho el click de la cámara y espero a que Simón me la devuelva, pero no lo hace.

La chica de los sueños locos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora