C: 200 - REQUIRIÓ DIEZ PUNTADAS

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Narra William:


-La noticia de que Katie Bell estaba en San Mungo desde hace varios días por haber tocado y sido expuesta a magia oscura altamente peligrosa corrió por todo Hogwarts.

Yo más culpable no podía sentirme, Draco dijo que después de irme había agarrado el paquete para levantarlo del suelo y que había visto una abertura.

Dijo que había sido muy mínima, pero que después de la pelea conmigo no le había tomado tanta importancia y solo lo limpió un poco dejándolo en el lugar correcto. Después de eso salió del baño de Las Tres Escobas.

Así que aquí estaba, acostado en mi cama, junto a mi mejor amigo. Ambos mirando el techo de mi habitación mientras nos sentíamos unos completos idiotas... mientras intentabamos dejar de sentirnos culpables por lo que le había pasado a esa chica.

Ese collar debía tocarlo Dumbledore, no Katie. Sinceramente Katie me caía bien, no podía imaginar lo que esa chica podía estar sufriendo en estos momentos gracias a lo idiota y descuidado que fui-

William: Si tan solo te hubierra hecho caso y...

Draco: No fue tu culpa.

William: Si lo fue...

Draco: Claro que no. Fue mía, yo debí asegurar el paquete. Yo...

William: Tú estabas asegurrándolo, Malfoy. Recuerrda, yo fui quien te dijo que eso erra imposible de pasarr.

Draco: Al parecer no. -suspiro-

William: Tenías razón, amigo. Yo estaba equivocado.

Draco: ¿Crees que ella esté bien?

William: No lo sé, lleva ya unos días en San Mungo. Nadie sabe nada de ella.

Draco: ¿Y si muere? -preguntó asustado-

William: No lo sé. Yo... no quierro carrgarr una muerrte inocente a mi consciencia. Drraco, ¿qué harremos si eso pasa?

Draco: No creo que sepan que fuimos nosotros.

William: Tú puedes salvarrte, herrmano. Cuando se enterren que fui yo quien embrrujo el collarr... irré a Azkaban. -suspire-

Draco: No, no, no iras a ese lugar.

William: Odio esto, ¿sabes?

Draco: Lo sé, yo también lo odio.

William: Apenas y pasamos tiempo con los chicos.

Draco: Lo sé, los extraño.

William: Incluso tuve que iniciarr una pelea drramática con mi herrmano, Herrmione y el carra de zanahorria. Le grrité cosas horribles a Grrangerr. -suspire-

Draco: Lo sé, me lo dijiste. Pero sabes que así esta mejor. Si descubren que literalmente has elegido por voluntad propia pelear en el bando del señor tenebroso, ellos...

William: Me odiarran, lo sé. Me repudiarran.

Draco: Pero así puedes protegerlos. Al menos a ella.

William: Porr ella y porr mi padrre, solo son ellos dos. Él lo prrometió. Prrometió no hacerrles daño.

Draco: ¿Y por qué Harry no?

William: Es inútil tenerr que pensarr en salvar o prrotegerr a Harry. Él harrá su prropia guerra, solo esperro sepa lucharrla mejorr que yo.

Draco: Entiendo.

William: ¿Somos los malos, rubio?

Draco: Si, hermano. Somos los malos. -suspiro-

William: Jamás crreí que la vida del villano erra tan solitarria. -lo miré- Que bueno que te tengo a ti.

Draco: Ni me lo digas. Esto sin duda es un poco mejor contigo. Ya estaría completamente loco si no pudiera hablar de esto con alguien.





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Narra Hermione:

-En mi corazón y mi mente solo estaban aquellos insultos y aquella pelea que tuve con William el otro día. Sin duda había sido la primera vez que peleábamos de tal forma, y eso me dolía.

Me habían dolido sus palabras, me había dolido verlo de esa forma. Pero ese dolor era más grande al darme cuenta de que posiblemente aquello que Dumbledore tanto me advirtió, ya estaba pasando.

Aún no lo quería creer, quería confiar en que William había tenido la oportunidad de salir ileso de su destino. Pero viendo la situación y su comportamiento, me había dado cuenta de que todo estaba más que claro.

William estaba cayendo en la oscuridad, y mi deber era sacarlo de ese lugar. No me daría por vencida, debía hacerle entender que ya lo sabia, debía hacerle entender que aún así pelearía por él, lo ayudaría a salir de ese dolor solitario que lo atormentaba-

Slughorn: Hablanos de ti, Granger. -preguntó regresandome a la realidad- ¿Qué hace exactamente tu familia en el mundo de los muggles?

Hermione: Ah, mis padres son dentistas. -sonreí intentando conservar la calma-

-aunque me resultaba increíble que por fin alguien en este mundo mágico me preguntara sobre mis padres y su ocupación.

Aunque de igual forma, todos me miraron confundidos apenas me escucharon decir eso, todos excepto Harry-

Hermione: Cuidan los dientes de la gente. -sonreí nerviosa-

Slughorn: Fascinante. ¿Y eso se considera una profesión peligrosa?

Hermione: No, aunque un niño, Bobby Fenwick mordió a papá una vez.

-Yo solo sonreí más nerviosa que antes por sus reacciones de más confusión-

Hermione: Requirió diez puntadas.

-Estaba a punto de decir algo más para evitar una posible vergüenza, cuando la puerta fue abierta de golpe mostrándonos a una Ginny Weasley llegar por fin a la cena... aunque ya íbamos por el postre-

Slughorn: Ah, la señorita Weasley. Pasa, pasa. -sonrió-

Hermione: Mira sus ojos. -susurré a mi mejor amigo- Otra vez discutieron ella y Dean.

Ginny: Lo siento, no suelo llegar tarde. -dijo llegando a la mesa-

-Harry se puso de pie dándole la bienvenida y el respeto a su llegada.

Sonreí internamente al darme cuenta de lo que estaba pasando. Un Potter por fin se había dado cuenta del amor, y me alegraba saber que Ginny al fin estaba siendo correspondida como había querido todos estos años-

Slughorn: No importa, llegas a tiempo para el postre. Eso si Belby te dejo un poco. -dijo riéndose-

Harry: ¿Qué? -preguntó retomando su lugar-

Hermione: Nada. -sonreí divertida-

-Al girar mi vista hacía el frente, vi como Cormac me miraba con una sonrisa horrible mientras metía su dedo meñique cubierto de helado a su boca.

Yo solo bajé la mirada a mi vaso y me lleve una cucharada del postre a la boca para evitar a ese tipo. Eso sin duda había sido muy incómodo-.








MALDICIÓN II ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora