Capítulo n°34 "oblación"

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—¡Por favor, detente! —Supliqué entre lágrimas, sollozando por el miedo y la desesperación.

Mi espalda estaba apoyada en la puerta, intentando sostenerla. Los golpes persistian, el sonido chirriante de sus garras rasgando la puerta despertaba más miedo en mi interior. De pronto, los golpes se detuvieron. No escuchaba nada, excepto mi corazón retumbar en mi pecho por la adrenalina. Me deslize al piso lentamente, en shock.

Era luna llena, era la única explicación lógica. Carter se había transformado en un hombre lobo. Recordé a Kalia, la fuerza con la que la lanzo. Ella seguía abajo, tenía que buscarla. Si Carter la lastimaba, no se lo perdonaría jamás. Al querer abrir la perilla, note como mis manos temblaban por el miedo, intenté controlar los espasmos de mi cuerpo para no hacer ruido y alertarlo.

Observaba para todos lados, pero no había rastros de nadie. La puerta del baño estaba cubierta de las marcas de garras, mi pánico creció al ver que eran del doble del tamaño de un animal normal. Baje las escaleras con el mayor sigilo que pude, divisé el cuerpo inconsciente de Kalia justo donde estaba cuando me fui. Corrí hacía ella, comprobé que seguía respirando. Repetí su nombre varias veces, en susurros, para que despertará. Aunque no había rastros de Carter, existía la posibilidad de que volviera.  Arrastré el cuerpo de Kalia hacía la cocina, note un leve rastro de sangre por una herida que el golpe le había provocado. Al entrar la puerta se cerró detras de mi, corrí en busca de mi celular para marcar a Blake, un gruñido hizo que me detuviera, estática sin hacer un sonido. El seguía en la casa.

Examine las posibilidades que tenía. No podría cargar a Kalia fuera de la casa, él sería mas rápido que nosotras aunque ella estuviera despierta. Sentí mi corazón golpear mientras pensaba un plan para protegernos. Era importante que no encontrara a Kalia, no dejaría que nada le pase. Volví por Kalia tirando de ella para que quedará detrás de la pared de la isla, desde la puerta, el lobo no la vería. Tomé una larga bocana de aire antes de llamarlo.

—¡Carter! —Mi voz salió trabada por el miedo que me consumía si mi plan no funcionaba.

La puerta fue empujada, levemente abriendose desde la sala de estar. A paso lento me dirigí hacía la puerta trasera, que daba al patio. Si Carter me seguía fuera de la casa, se concentraria en mi, dejando a salvo a Kalia dentro.

Sentí mi rostro tornarse pálido al verlo por primera vez. Cualquier rastro del carismático rubio que era mi amigo, se desvaneció. Un bestia tres veces mas grande que yo, entro a la cocina en cuatro patas. Su cuerpo estaba cubierto de pelo, en tonalidades blancas y grises. Mostro sus dientes gruñendo en el segundo que clavo sus ojos hacía mi, eran puas blancas, afiladas para matar. Sus ojos ya no eran de un tono miel brillante, en su lugar había unas esferas rojas vivas de ira. Mostro su pecho erguido al ponerse en dos patas, cesó sus gruñidos y supe que era el momento de correr.

Mis piernas obedecieron a mi cerebro, crucé por la puerta corriendo hacía el patio vacío. El sonido de la puerta destruirse al salir el hombre lobo detrás de mi casi me hace tropezar. Corrí sintiendo mis pulmones arder en mi pecho, ya no tenía miedo, tampoco ganas de llorar. Si algo me sucedía sabía que había protegido a Kalia, rogué en mis adentros que los chicos llegaran a tiempo por si él volvía luego de acabar conmigo.

Con mi último aliento giré mi cuerpo a verlo. La bestia saltó en el aire directo hacía mi, para atacarme. Caí al suelo de espaldas esperando mi destino, mis ojos se clavaron en los suyos mientras se acercaba a mi. Despiadados, sin una pizca de remordimiento. El cuerpo del hombre lobo fue desviado por el golpe de una sombra negra a una velocidad salvaje. Sentí la realidad golpearme de nuevo al ver a Blake intentando sostener a la bestia por el cuello.

—¡Blake! —Mi gritó salió desgarrador, sentí el miedo acumularse en mi garganta de nuevo.

—¡Largo! —Gritó, en el mismo instante que la bestia golpeó su cuerpo, lanzandolo a unos metros.

Eternos SagradosWhere stories live. Discover now