Capítulo n°40 "lascivia"

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—¡Aquí estoy! —Corban entró a velocidad inhumana a mi habitación. —¡¿Qué sucede?! ¡¿Estas bien?!

Me volteé hacía él frustrada. Su pecho subia y bajaba agitado, buscaba en mi habitación algún indicio de peligro.

—¿Crees que este vestido esta bien para hoy?

La expresión de Corban cambio de asustada a incrédula en menos de un segundo.

—Dijiste que tenías un problema, que era una emergencia —Habló entre dientes.

—¡Esto es una emergencia! No tengo idea a donde iremos esta noche, no se que debería usar —Me defendí.

—¡¿Me llamaste para decirte que un vestido te queda bien?!

—¿Crees que me queda bien? —Volví mi cuerpo hacía el espejo, posando para mi misma.

—¡Se acabó! —Corban gritó cansado. —Tienes que arreglar lo que sea que este pasando entre tu y Kalia.

—Nada esta pasando entre nosotras.

—Me llamaste a mi para un consejo de moda, créeme algo pasa. —Aseguró.

Corban camino hasta mi closet, revoleando mi ropa en busca de algo. Comenzó a decirme como Kalia también actuaba extraño desde no hablamos entre nosotras. Al parecer Blake y él habían teniedo una conversación sobre el asunto, y en realidad habían sido ellos los que habían reprogramado la cita doble. Si no fuera porque estaba enojada porque Blake me había mentido, estaría muriendo de amor por el gesto de ambos.

—Ten, usa esto. —Corban lanzó un vestido azul claro, a mi cara. —Tengo que irme, hoy en la cena, arreglaran sus problemas.

Camino hacía la puerta a zancadas enojadas, me causaba gracia que aunque estuviera visiblemente enojado, igual me había ayudado.

—Gracias.

—Tenemos que repasar lo que "una emergencia" significa —Susurró para el mismo, antes de irse.

Un par de horas después la puerta de mi habitación se abrió mientras terminaba de hacer unas hondas en mi cabello. Blake se acercó a mi, vestía una camisa blanca informal y unos pantalones de vestir azules, dejo un beso en mi frente sin prestarme mucha mas atención. Miraba su celular atento, camino hacia la esquina de la habitación, donde se sentaba a verme cuando estudiaba. Termine de arreglarme en media hora, en la que Blake se había limitado a sentarse a leer un libro que había dejado en mi casa hace algunas semanas.
El vestido que Corban había elegido para mi era sencillo, suelto y cómodo. Me maquille apenas, Kalia siempre era la que se encargaba de eso.

—¿Cuánto falta para que lleguen? —Pregunté mientras buscaba unos zapatos adecuados.

—Media hora, tal vez, Kalia y tú suelen ser impuntuales.

Me giré hacía él, ofendida. No levantó la vista del libro en ningún momento.

—¿A dónde vamos a ir? —Pregunté.

—Un bar que abrieron, esta a las afueras de Cladwood, a unos kilómetros de nuestra casa —Respondió, aun sin levantar los ojos del libro.

Dejé los zapatos junto a la cama, no adelantaría ni un segundo el sufrimiento de usar tacones, me los pondría cuando sea la hora de irnos. Caminé hasta Blake en busca de aprobación por mi apariencia pero estaba completamente concentrado en su libro. Me pare a un par de metros de él, apreciando lo que mis ojos veían. Blake era increíblemente atractivo, me quitaba el aliento incluso después de todo este tiempo.

Su cabello negro caía sobre su frente despeinado, los primeros botones de su camisa estaban sin prender dejando ver su piel pálida debajo. Sus piernas estaban estiradas en una posición relajada, mientras sus codos estaban apoyados a los costados del sofá. Las venas en sus manos se marcaban mas cuando las movía pasando las páginas. Me preguntaba como se vería con lentes, aunque jamás usaría unos, supuse que los vampiros tenían la vista perfecta.

Eternos SagradosWhere stories live. Discover now