Capítulo doce: Malos comienzos

37 2 0
                                    

Mariah.

Mi día no pintaba ser de las mejores, y mi buen humor se fue tan rápido a como vino, apenas ayer me enteré de que mi novio, bueno casi novio me engaña con una presumida pelirroja, pero si desde que la vi, observándolo descaradamente en la cafetería supe que algo tramaba, no me dio buena espina. Para terminar de completar, es amiga íntima de la lagartona de Paulina, ambas debieron de ponerse de acuerdo, si por encima se ve lo arrastradas que son, si el apodo de zorra y víbora les queda, por supuesto que es cruel la comparación, los animales no merecen tal denigracion.

Cuando iba a tomar el ascensor, me alcanza Alexa, mi buena amiga, que va apenas llegando casi hiperventinado, aveces me causa ternura.

—Mariah, ¿por qué desapareciste anoche? Pensé que ya estábamos bien —me dice angustiada, pero ¿esta que se fumo?

—No desaparecí tonta —no evito reírme de ella— me fui hoy temprano porque necesitaba buscar mis cosas.

—Ah por supuesto —dice avergonzada, mi vida.

Ella, se ha convertido en mi hermana, amiga y confidente. Llevamos de conocernos cinco años, pero es como si nos conociéramos de toda la vida. Me gusta burlarme de ella, es mi forma de demostrarle mi cariño, resulta ser divertido como se apena, aunque quiera ser feroz, su inocencia no lo permite. Tenemos personalidades diferentes, aun así logramos complementarnos, ella es más delicada al hablar, yo bueno no lo soy tanto.

Cuando vamos por el tercer piso, de quince que debemos subir, se para de golpe.

—Pero, ¿qué pedazo de chatarra es esta? Ya voy por la quinta vez que me quedo atorada aquí este mes —gruño en frustración.

—Menos mal que no sufro de Claustrofobia, si no ya estaría muerta —murmura mi amiga, mientras llama a mantenimiento.

Estaremos aquí encerradas por lo menos unos cinco minutos.

—¿Y, me tienes alguna novedad? —esta chica en su vida pasada debió ser adivina o en esta es demasiado chismosa.

—De hecho sí, hace un momento se me acercó la muy zorra, con su cara de yo no fui.

—Enserió, ¿y que te dijo?

—Cariño si tuvo el descaro de meterse con mi novio y además intento que nosotras peleemos, es capaz de hacerse la inocentona y anegada.

—¿Y? Le arrancaste los cabellos como dijiste anoche.

—No, lo pensé mejor, hacer eso la haría quedar como la víctima del cuento y eso no lo puedo permitir, aquí si hay alguna víctima soy yo. Pero, no voy a actuar como tal, prefiero ser mi propia vengadora.

—¿Y qué planeas hacer?

—No estamos sola Alexa, mejor lo hablamos después con tranquilidad y sin testigos.

En eso mira a nuestro alrededor y solo hay un hombre que se encuentra metido en su teléfono y sus auriculares puestos.

—No, nos escuchará tiene auriculares, sigue contando —dice, como se le nota lo chuma.

—Bueno, te dije que me pregunto si hable contigo y con Fabián, le mentí, que no te comente nada por el momento, pero a él lo encare, y luego se me tiro a los pies pidiendo disculpas, si Talvez exagere un poquito, pero escucha esto le dije que él me juro que solo fue un desliz, que es a mí a quien ama, y unas cosas más que ya ni recuerdo, tuviste que ver su rostro casi sentí lástima por ella.

—¿Y con él que planeas hacer?

—Estoy segura de que ella irá a reclamarle, y Fabián vendrá a tantear que tanto sé, creerá que podrá manipularme con sus palabras dulces y regalos baratos, pero seré yo quien los manipule a los dos, así como ellos se rieron de mí todo este tiempo, ahora es mi turno de reírme de ellos.

—¿De verdad eres tú? Yo ya te veía llorando por ese idiota y no esta versión.

—Amor, si fuera la idiota de hace unos años atrás, tal vez sí. Pero, ahora sé que si fue capaz de buscarse a alguien más, no me merece. Hay millones de hombres ahí afuera, porque llorar por uno del montón.

—Tienes razón, que se joda por inbecil.

—Justo tú lo dices, que hiciste todo un plan para vengarte de Daniel.

—No lo pensé, fue por eso que hice aquella estupidez, y termine en uno peor.

—Porque lo dices, paso algo más que no me hayas dicho, vamos tú quieres saber de mis cosas, es justo que yo también quiera saber de las tuyas.

—No voy a hablar eso contigo en un ascensor.

—Ok, lo hablaremos después sin excepciones, ahora ¿te enteraste lo del nuevo Gerente?

—¿A qué te refieres?

—Esto que te diré, no lo tienes que comentar con nadie, ¡ahh! Por fin esta porquería comenzó a funcionar —me alegré cuando el ascensor se movio — como te decía, al parecer se involucró con una colega o algo así, y se obsesionó tanto que ella le puso una perimetral, fue todo un escándalo, los jefes creyeron conveniente transferirlo para que no haya más problemas.

—¡Estás equivocada! —dice el hombre de los audífonos inteŕumpiendome— es mejor que le digas a tu fuente que no siga divulgando esa versión. —dice pasando entre medio de nosotras, puesto que las puertas del ascensor se abrieron. —Y a ustedes también va esta advertencia, no sigan divulgando tal mentira.

—Pero que fue eso —divago mi amiga atontada cuando lo vio salir.

—Quien se cree que es —logré gritarle, pero ya había girado la esquina del pasillo.

A los pocos minutos, todos nos encontrábamos en nuestras estaciones de trabajo, cuando el Director sale de su oficina con el mismo hombre de la mañana, entre en pánico, pero logre disimular bastante bien.

—Buenos días a todos, sin mucho rodeo, les presento al Gerente Luis Gutiérrez.

—Mucho gusto —dice el ahora Gerente —ayer por problemas de fuerza mayor, no pude presentarme. Cualquier cosa o inconveniente pueden venir y hablarlo conmigo directamente, no me gustan los chismes —juro por dios y todos mis vestidos que me miro por un segundo en advertencia— eso es todo, ya nos iremos conociendo poco a poco.

—Tengo otra novedad —vuelve a retomar la palabra el Director— habrá un pequeño cambio, la asistente del antiguo Gerente será ahora mi asistente y la que era secretaria de mi padre será la secretaria de Luis.

Y con eso mi ahora nueva pesadilla se ha vuelto realidad.

—Me va a despedir —le digo a mi amiga cuando nadie nos oye— o será peor, quizás sea un sádico y primero me haga sufrir, para que yo renuncie, es que lo vi en sus ojos.

Autora: Danna
Univers

Amarte, No Era Parte Del PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora