Capítulo 29: Noche de pasión

3 0 0
                                    

Marcos

Alli me encontraba en su casa, en su hogar mientra profanaba su boca que tan deliciosa me sabia, La tenía a mi merced, bese y mordisque cada parte de su cuerpo que me permitia, no sabía hasta hoy, que tenía una debilidad por su aroma, averiguarlo solamente incremento mi obsesión.

Habíamos llegado a su cuarto, a su cama a una velocidad que me sorprendió, fue un verdadero alivio el no romperme el pie chocando algún mueble, en menos de un minuto ya la tenía casi sin ropa, solo había quedado en ropa interior y eso cada vez me encantaba más, recorrí su cuerpo primero con la mirada de arriba a abajo y luego con mis dedos trazaba líneas como si hiciera un mapa para no olvidar ningún detalle.

Cada rincón de su piel es perfecta o por lo menos para mí lo es, cuando mi dedo índice iba bajando por la cara oculta de su muslo derecho sentí como de un movimiento intento evitarlo, pero aunque lo intento no me lo impidió, allí yacía una cicatriz un poco profunda y que parecía estar ahí desde hace mucho tiempo, debió de ser dolorosa, por la profundidad y el tamaño.

—¿Qué sucede? ¿Por qué no quería que la tocara?

—Es enorme y además es fea —dijo refiriéndose a la cicatriz

—Claro que no es fea, porque es parte de ti.

Con mi índice acaricié una y otra vez

—Esta cicatriz te hace perfecta —cuando lo dije no lo pensé bien.

—Como una cicatriz así de grande y horrible como está puede hacerme perfecta, acaso estás loco —me insulto, o que fue eso.

—La perfección está en el ojo de quien la ve y para mi así eres mucho mas perfecta.

Volví a besarla, pero estas no era con urgencia de devorarla, sino un beso suave y lento, quería transmitirle seguridad, no sé si lo logre, pero por lo menos logre hacerla que se relaje.

Senti como sus delgados dedos iban hacia mi cinturón, mi camisa ya yacía con el montón de prendas en el suelo, me arrodille sobre la cama y me desprendí el cinturón junto a mi pantalón, me la quite y cuando la volví a ver me encontraba a la altura de su vientre, comencé a subir dejando un camino de besos que hacían que su piel se erize por el contacto, cuando llegue a sus pechos bese y mordisque a cada uno por igual, un par de suspiros abandonaron sus labios, a los pocos segundos sus pezones se volvieron rojos resaltando en su piel blanca.

Cada toque de sus dedos ardían en mi piel, un par de veces ha clavado sus uñas en mi espalda, pero lejos de dolerme solo me exito más.

—No sabes cuanto deseaba tenerte así, en mis brazos y en mis cinco sentidos.

—Yo... yo también —murmuro un poco bajo.

Le quité lo que quedaba de ropa y también me quite la mía, tomé de mi pantalón mi cartera y saque a mi buen amigo condón, me lo coloque bajo su atenta mirada, verla ahí recostada, completamente desnuda, esperando por mí me hizo sentir el hombre más afortunado por tener semejante mujer.

Me posicioné entre sus piernas y de forma lenta comencé a introducirme en ella, la sentí tensarse por la invasión o talvez haya sido un poco brusco, espere un momento para acoplarme a su ritmo, de forma pausada comencé a moverme y pronto pude oír su dulce voz transformada en gemidos que me hicieron delirar, con cada minuto que pasaba íbamos aumentando el ritmo.

Esta mujer si que me volverá loco, ahora menos que menos quiero apartarme y luchare contra quién sea por mantener esta relación.

Unas horas después nos encontrábamos acostados ella sobre mi pecho, mientras le acariciaba la espalda, en su curiosidad descubre que cerca de mi abdomen también llevo una cicatriz.

Se levanta un poco, no sin antes tomar las sábanas y enrollarse un poco.

—También llevas una cicatriz, ¿Por qué no la vi antes?

—Porqué estabas más concentrada sacándome el pantalón.

—Cállate —y no fue suficiente que me callara sino que también me golpeó.

—Bueno no digo más —le dije en modo de no seguirla molestando— además ese corte es un pequeño recuerdo de que no me tengo que hacer el valiente.

—A que te refieres, ¿es de una operación?

—Es de una operacion de apéndice, me hice el niño fuerte y aguante el dolor y cuando no pude más, ya había reventado.

—Debió ser doloroso.

—Si lo fue, aunque no creo que tanto como lo fue de tu pierna, ¿Como sucedió? si se puede saber.

Su rostro había cambiado y una sombra de tristeza apareció en su rostro.

—Esta bien, no debes de contarme si te pone triste. —la abrace mientras unas lágrimas caían por su mejilla.

—Esto —señalo mientras descubria su pierna dejando ver la cicatriz en su muslo— es un recuerdo de la última vez que vi a mis padres, recuerdo de que estoy viva y ellos no, me habían protegido incluso sabiendo que perderían su vida en ello.

—Shi, Shi perdón por traer a este momento algo tan triste, pero una cicatriz no tiene porque ser el recuerdo de algo triste, también puedes atribuirle otro poder como el de la felicidad, por ejemplo antes del accidente, ¿que hacían ustedes?

—Nos reíamos —dice con una sonrisa triste— no recuerdo bien, pero al parecer mi madre se burló de mi padre y el se había hecho el enfadado con nosotras por reírnos.

—Vez, un recuerdo feliz.

Cuando me esperaba cualquier cosa, Alexa se arroja a mi y me besa de una manera tierna.

—Gracias.

—No, gracias a ti.

Y nos volvimos a enredar en besos y abrazos que era claro en que iba a terminar.

Autora: Danna
Univers

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 14 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Amarte, No Era Parte Del PlanWhere stories live. Discover now