Carta; confesiones dolorosas

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Harry Potter,

Rezo a Merlín, a Morgana o a cualquier otra entidad poderosa para que no leas ésto. Que ignores simplemente esta carta y la tires o destroces, no me importa, con tal de que no la leas. Y te preguntarás seguramente el por qué escribí esto entonces si no quiero que sea leído, pues ni siquiera yo lo sé, hoy desperté con el horrible sentimiento que hace que duela el corazón, que no te sientas suficiente, que te creas inseguro y que jamás puedas tener felices a los que más amas. Inevitablemente pensé en tí y en todo este revoltijo de emociones que se acumulan en mi interior cada que te veo a la distancia, o cada vez que me siento cerca de tí en alguna clase.

Seguro te preguntas qué relación tienen mis problemas contigo, pues déjame explicarme; cada que ríes, sonríes, luces tímido, avergonzado, decidido o confiado, es como una pequeña dosis que logra alegrar mi oscuro corazón (por más cursi que eso suene), te envidio y aprecio a partes iguales. Te envidio por qué tú sí eres capaz de ser auténtico, de tener las amistades que deseas a tu lado, de poder decidir tu futuro a diferencia de mi. Estoy atrapado en una jaula de oro, tengo miles de responsabilidades incluso desde antes de nacer, el peso de la imagen está en mis hombros, el linaje y las riquezas, estoy preso en un apellido que no pedí, por eso te envidio.

Te aprecio porque esas veces en la que te veo reír, sonreír y juguetear con su amigos, ser feliz, me da la vaga esperanza de algún día poder decir que tengo esa vida, sin restricciones, sin tener que mantenerme al margen, sin hacer de todo para mantener orgullosos a mis padres. Tú eres esa pequeña luz en la oscuridad que me saca a flote para evitar morir asfixiado, por muy cursi que suene.

Merlín, hace poco me dí cuenta de lo que verdaderamente sentía por tí pero ya me es imposible esconderlo, es una necesidad que quiere salir a la luz, que quiero gritar pero que es mejor que esconda y sé que no debería contarte ésto, no eres nadie cercano a mi como para quejarme contigo, pero realmente necesitaba liberar esto, escribirlo y guardar la obsurda esperanza de que no lo leas. Harry Potter, te aprecio y por lo mismo me alejo.

L.B.

Harry tragó el nudo que se había formado en su garganta mientras leía la carta. Sea quien sea esa persona, estaba triste y desesperada por revelar su verdadera personalidad, por dejar de tener la enorme carga de un apellido sobre él.

Harry debía aprender que no todo era solo blanco y negro, si no que había varios matices grises en el mundo. Y esta persona era un gris oscuro que buscaba algo de claridad en su vida.

Metió la carta en un cajón secreto en su baúl, en su cuarto, junto a las cinco rosas rosas que había recibido sin falta a lo largo de la primer semana de estudio. No podía evitar preguntarse de quién se trataba esta persona y cuáles eran sus verdaderas intenciones.

Todas las flores que te regalé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora