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Narrador Pv

Llegaron a la Luna, después, Kara usó un portal y la Liga lo cruzó, estaban todos en el puente de la Atalaya.

—Buen trabajo.—dijo Alex.
—Gracias, la verdad es que me esperaba más de él.—dijo Kara.
—Kara, eres una diosa, nadie puede contigo, ni siquiera ese que se creía dios.—dijo Batman.
—No sé que me da más miedo, Darksaid o Kara.—dijo Tait.
—Te entiendo.—dijo Karan.
—Bueno, ahora podemos tener un respiro, la mayor amenaza de la galaxia, del universo, ha sido eliminada al fin, así que pienso que va siendo hora que tengamos unas vacaciones como héroes y ser gente normal. Recuperar nuestra vida.—dijo Kara.
—Me parece una maravillosa idea.—dijo Oliver.—Laurel y yo tenemos pendiente nuestra luna de miel.—dijo mirando a su esposa y ella sonrió.
—Pues decidido, todo el mundo a sus casas.—dijo Barry.
—Yo iré a Themyscira para hablar con mi madre, tengo que contarle todo esto.—dijo Diana.
—Voy contigo mamá.—dijo Lena.—Tenemos que informa sobre Stemppenwolf.
—Cierto, si es la proxima amenaza...—dijo Diana.

Las dos amazonas se fueron, a partir de ahí, todos lo que vivían en la Tierra, empezaron a ir circulando hacia sus casas. Alex se quedó porque aún tenia trabajo.

Kara le dijo a sus primos que iría a la Fortaleza, para hablar con sus padres sobre la victoria.

—De acuerdo, saludalos de mi parte.—dijo Clark.
—¿No piensas venir?—preguntó Kara.
—No puedo, tengo una cita.—sonrió y se marchó a casa.
—¿Con quien tiene la cita?—preguntó Kara a Sam.
—Creo que con Lex.—Kara la miró sin decir nada.—¿No te has dado cuenta? Su relación ahora es mucho más intima.
—No me he dado cuenta.
—Tranquila, con todo lo que ha pasado, no estabas para centrarte en nosotros.
—Nyssa, sois mi familia, siempre voy a estar pendiente de vosotros. Siempre quiero saber sobre vuestras vidas, tanto lo bueno como lo malo. No quiero que nuestra relación cambié porque me haya mudado o que solo nos veamos en la Atalaya cuando debemos pelear.
—Lo sé.—dijo Sam, se abrazaron.—te quiero prima.
—Yo también te quiero. Ahora, cuentame como te va con Alex.
—Bueno, sé que en el antíguo universo supo de nosotros por ti, porque no quedó más remedio, pero en esta vida, sabe muy poco y ahora que nuestra relación va bien, quiero contarselo todo, quiero que nuestra relación sea más estrecha, más intima si no hay secretos de por medio.
—Mmm, me parece bien, puedes contarle todo, pero solo a ella, ni a Lillian ni a Eliza.
—Tranquila, solo a Alex, lo sé.
—Todo irá bien, confía en mi.
—Gracias, Kara.— se abrazaron de nuevo y después la kriptoniana mayor se fue volando al polo norte.
Kara llegó a la Fortaleza, usó la llave y entró, fue directa a la sala de control y vio al Kelex.

—Kelex, ¿donde está mi familia?
Señorita Kara, todos se encuentran en la ciudad.
—Eso es raro.
Ultimamente pasan mucho más tiempo allí que en el laboratorio o en el hangar, como hay más robots...
—Entiendo, me voy para allá.

Salió de la sala y se adentró por el pasillo principal que la llevaría a la ciudad, que se encontraba varios pisos por debajo de donde estaba ella.

Cogió la plataforma al final del pasillo y bajó.
Cuando llegó al lugar, abrió la puerta, marcando un código y las puertas se abrieron, entró mirando todo el lugar. Nunca se cansaba de ver aquello, era sin duda una tecnologia muy avanzada, más allá del alcance de los kriptonianos, aunque lo hayan construido un pequeño grupo de kriptonianos.

Fue a casa de su familia, era sin duda la más grande, porque allí vivía la líder. Además así toda la familia El estaba junta y dejaban espacio para que otros puedan usar las casas vacías.
La ciudad era muy grande, más que Argo, con edificios de todo tipo, pero no habían tanto habitantes, la gran parte de la ciudad está vacía, ellos solo ocupaban un 10% de la totalidad de la ciudad.

Llamó a la puerta y su madre fue quien abrió.

—Kara.— dijo Alura, se alegraba mucho de verla, se abrazaron y la dejó pasar.
—¿Donde están todos?— preguntó Kara al ver que su madre estaba sola.
—Tu tía esta con su vigilacia diaria, tu padre y tu tío están con el ganado y tu tía Lara es profesora en la escuela. No hay mucho niños, pero necesitan educación. Les enseña la historia de Kriptón y las costumbres y gracias a Kelex, también aprenden de la Tierra. Casi como hicisteis vosotros.
—Oh, me parece bien que hayan conseguido algo que hacer, eso quiere decir que vivis bien en la ciudad.
—Lo hacemos. Y a los problemas los solucionamos, no como cuando estabamos en Kriptón.
—Ya, eso es porque el Gran Consejo no está aquí.—dijo Kara.
—Sí.—dijo Alura sonriendo.—¿como te va a ti?
—Pues acabamos de volver de enfrentarnos a Darksaid. Bueno, me he enfrentado yo.
—¿Has eliminado a Darksaid?—preguntó impresionada.
—Sí, quien lo iba a decir, soy más fuerte que Rao.
—¿Estás bien?
—Sí, no llegó a tocarme.
—Entonces, ¿estamos a salvo?
—Este sistema solar y los sguientes lo están. Aunque me ha dicho que en la Tierra hay uno de sus subordinados, que fue enviado hace muchisimo tiempo pero desde que lo envió no sabe nada de él. Diana lo conoce por historias de las amazonas, ese ser, cuando vino, se enfrentó a los green lanterns, a los atlantes y a las amazonas y no consiguieron nada, los dioses tuvieron que intervenir y lo encerraron en otra dimensión por siglos, puede escapar en cualquier momento, pero estamos preparados para luchar contra él, no tiene oportunidad de ganarnos.
—¿Como se llama?
—Steppenwolf. Diana y Lena se han ido avisar a la amazonas, la celda la custodian ellas.
—Entiendo, pero no lo subestimes, aunque hagas podido vencer a Darksaid, si este tipo era un subordinado, es que es muy poderoso.
—Lo sé.
—No os dejan descanso ¿eh?—preguntó Alura.
—Desde que mis primos y yo salimos de la Fortaleza, no hemos parado.
—Bueno, ahora reina la paz, aprovechadla al máximo y cuando aparezca ese ser, acabais con él y volviereis a tener paz. Espero que esa sea más duradera.
—Yo también. ¿Por aquí todo bien?
—Si, la gente se ha acostumbrado a vivir en esta ciudad, los Kelex han construido un parque de atracciones para todos, para que los críos se diviertan. Al principio nos daba miedo esas construcciones tan extrañas, pero nos mostraron que los humanos las utilizaban y se lo pasaban muy bien.
—Vaya, me alegro que la gente les guste esto.
—Sí, además tenemos un supermercado donde los agricultores llevan los productos para que la gente pueda cogerlos y así no hay destrozos en los huertos. Entiendo que en la Tierra el supermercado, compras los productos, pero todos tomamos la decisión de que aquí no necesitabamos monedas.
—Esto está creciendo y mucho, no me lo esperaba.
—Cada persona adulta tiene un trabajo que le gusta y los pequeños van a la escuela, aunque los más mayores también, porque solo tenemos una escuela. Todas las materias de la escuela, lo imparten todos juntos, las kriptonianas, se dividen por edad y curso, por donde quedaron en Argo.
—Entiendo, si necesitan más niños, en el centro de la ciudad, en unos de los edificios más altos, que recuerda el gremio de ciencias, hay una máquina génesis.
—Oh, eso no lo sabía, tu padre no me lo ha dicho.
—Se le debe de haber olvidado.
—Haré una reunión con todo el mundo y veremos que hacemos. Saber que hay posibilidad de extender nuestra raza en esta ciudad, es una muy buena noticia.
—Sí, pero tened cuidado, no creo que hayan tantos cultivos para toda esta ciudad, es verdaderamente inmensa, mucho más que Argo, es como Argo, Kandor y varias ciudades de la Tierra, juntas.
—Vaya, entonces la máquina...
—Está lejos, creo que la otra solución es hacerlo como nuestros antepasados, ya sabes.— se sonrojó.
—Pues necesitaremos una partera.—dijo Alura.
—Bueno eso os lo dejo a vosotros y la persona que elijas le interesa, el Kelex le puede pasar infomarción de esa profesión, así saben de que va.
—De acuerdo, ¿cuál?
—El que está en la sala de control, es el que controla la ciudad desde ahí.
—Oh, de acuerdo.
—Aunque si vosotros quereis tener más hijos, podeis usar la cámara de la Fortaleza.
—De acuerdo, pero no creo que tu padre quiera tener más.
—¿Porque no? Ahora podreis pasar tiempo con otro hijo, no viviría lo mismo que viví yo.
—Es cierto, pero ¿no estarás celosa? Lo veríamos crecer, estariamos con él hasta su edad adulta. Lo que no pudimos hacer contigo.
—Mamá, me salvasteis la vida, no puedo culparos por no estar conmigo, no soy rencorosa, sé que lo hicisteis por mi bien y estoy feliz. Ahora soy un adulto y no me importa tener un hermanito.
—Lo hablaré con tu padre.
—Bien. Te quiero.
—Yo también te quiero.

Estuvieron un rato abrazadas y después Kara se marchó, tenía que dejar la espada en el arsenal.

Tres Supers en la TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora