❃Il mio piccolo alfa❃

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 —Bienvenidos otra vez —saludó amablemente la doctora Stone.

Zayn entró primero al consultorio seguido de Damiano quien no le soltaba la mano.

—¿Cómo has estado, Damiano? —preguntó la obstetra mientras preparaba la libreta del omega para completar con los resultados de la consulta de hoy.

—Estoy cansado de vomitar —dijo con voz extenuada.

—Es normal en el primer trimestre de embarazo —respondió amablemente la doctora Stone—. Ven aquí. —Señaló la balanza invitando al omega.

Zayn le sostuvo la campera, la cual apoyó sobre sus rodillas una vez que se sentó en una de las sillas. La doctora movió la pesa plateada de la balanza y luego chequeó el pesaje del omega del mes anterior.

—Has bajado tres kilos, Damiano. Eso no está bien —reprendió amablemente.

—Vomito mucho —se defendió.

—¿Han aumentado la actividad física? —le preguntó a Zayn.

—Un poco —admitió.

—Damiano ya no puede entrenar a la par tuya, papá. Lo hemos hablado en la cita anterior —reprochó—. Cuéntame, mami. ¿Qué es lo que cambió?

El omega evitó rodar los ojos al escuchar a la obstetra llamarlo de esa manera.

—La próxima semana es la final del concurso y estamos ensayando mucho —explicó en tanto se bajaba de la balanza y caminaba hacia su alfa.

—¿Cuánto es mucho? —preguntó la doctora anotando en la libreta.

—No lo sé —mencionó Damiano con molestia—... ¿Cinco o seis horas diarias? —Miró a Zayn, quien con el rostro serio asintió a sus palabras.

La obstetra levantó la vista y miró fijamente al alfa.

—¿Más el entrenamiento de todas las mañanas?

Zayn asintió y la mujer negó despacio con la cabeza.

—Damiano —llamó seriamente al omega—. Comprendo que ustedes se dediquen a eso, pero estás atravesando la primera etapa del embarazo, la cual es la más riesgosa y debes reducir la actividad física —reprendió con amabilidad—. No está bien que hayas bajado tanto de peso. Pero te daré una dieta especial para que comas rico en proteínas y grasas naturales y algo de carbohidratos que tu cuerpo también necesita.

—No quiero engordar y ya tengo panza... —se quejó el omega.

La obstetra sonrió cariñosamente.

—Entiendo. Ven, déjame ver tu pancita. —Extendió la mano hacia la camilla para que el omega se acostara allí y se sentó frente al ecógrafo.

Damiano respiró profundo mientras se acostaba. Zayn se sentó a su lado y le tomó la mano, el italiano no había dejado de mirarlo en ningún momento.

—¿Cuándo se irán los vómitos y el malestar? —cuestionó el omega.

—Estás en el primer trimestre, mami. Es normal.

—Pero ya pasaron los tres meses —reprochó el italiano.

—... A veces el malestar puede extenderse un poco más —mencionó concentrada en la pantalla del ecógrafo ultimando los detalles para comenzar.

—Genial —masculló Damiano con desagrado y Zayn le sonrió comprensivo, acariciando su mano delicadamente.

—Pronto te sentirás mejor, tesoro —aseguró el alfa con dulzura, robando una sonrisa al omega.

Piccolo, el show debe continuar [I]Where stories live. Discover now