Bobo caminaba tranquilamente por los largos pasillos del orfanato; estaba bastante feliz porque finalmente pudo hacer un amigo que no lo veía como un bicho raro o como una mosca insoportable. Caminaba felizmente dando leves saltitos de felicidad. Su nuevo "amigo" era mayor que él por unos considerables 5 años, pero eso no lo detenía a dejar de depositar cada vez más su confianza, aunque no estuviera presente.
" Every day, is so good and amazing, you are my sounshine and my lover, I love so much for the eternity 🎶,"
cantaba una linda canción, que hacía eco por el largo y gran pasillo que recorría. Pero al recordar esa agradable canción, vinieron unos recuerdos no muy agradables, borrando su sonrisa y deteniendo la caminata de un momento a otro.
- Cómo te extraño, mamá y papá... - Comentó cabizbajo mientras sus ojos poco a poco se cristalizaban. No pudo aguantar las ganas de llorar al recordar que la canción que anteriormente cantaba felizmente era la que su madre cantaba antes de cometer aquel acto que acabó con su vida.
Bobo corrió hacia una esquina algo oscura mientras se abrazaba a un pequeño peluche de conejo que siempre traía consigo. Poco a poco sus mejillas se iban humedeciendo por cada lágrima que pasaba de su cachete y caía directo al peluche que abrazaba con todas sus fuerzas. A los pocos minutos escuchó algunos pasos que parecían de varias personas, y después de un rato, una voz se escuchó.
- Conque te hiciste amigo de un niñito, ¿eh?
- Sí... Era algo insoportable, y tuve que aceptar.
- ¿Dónde está el nene? Para darle una pequeña paliza - mencionó mientras crujía sus puños -. Rebel, ¿qué tal si golpeamos a tu pequeño amiguito?
- Eh, okey... pero no sean duros con él, ese niño pasó por mucho...
Bobo, al escuchar eso, se quedó perplejo. Su nuevo "amigo" los traicionó. Él solo aceptó ser su amigo por pena. El pequeño niño de pelos ondulados no resistió y partió en llanto. Claro que eso atrajo rápidamente al grupo de amigos, los cuales se acercaron con malas intenciones.
- Miren a quien tenemos aquí, a un niñito llorón. Jajaja - mencionó un chico del grupo.
- ¿¡Bobo!?, ¿qué estás haciendo tú aquí? Se supone que tienes que estar con tus amigos infantes - Dijo Rebel algo molesto y preocupado al saber lo que le esperaba al pobre niño.
- Tú sabes bien que no tengo amigos, soy un bicho raro. - Agregó Bobo.
- Bobo, yo...
No pudo terminar su frase antes de que uno de sus amigos agarrara de un jalón de pelos al niño indefenso y lo tirara fuertemente al piso. Bobo sabía lo que les esperaba al ver cómo varios de sus amigos se ponían alrededor de él.
- ¡Oye, qué mierda le hacen! - Gritó Rebel enojado, pero toda esa furia se retiró al sentir una mano en su hombro, era de su amigo, diciéndole que no se entrometiera porque sino le iría peor a él.
Rebel, ante tal amenaza, solo pudo ver cómo el grupo de amigos golpeaban, pateaban, abofeteaban y jalaban al pobre e indefenso niño, el cual solo los veía con una cara de odio eterno hacia el chico de gorra roja y negra.
Lo maltrataban de cualquier forma, a veces lo pisoteaban en grupo mientras Bobo simplemente se hacía bolita en el piso, tratando de que ningún golpe impactara en su cara. De un momento a otro, un chico jaló de los rizados pelos que el niño de ojos azules tenía y con toda su fuerza le tiró un puñetazo en la cara, rompiéndole la nariz y haciendo que toda su cara se manchara de sangre. Rebel solo vio esa escena tan desgarradora y simplemente se fue sin decir nada.
-☻︎
Bobo fue curado por una de las empleadas del orfanato, la cual repentinamente le preguntó quién le hizo eso o cómo lo hizo, aunque ninguna de esas preguntas tuvo respuesta. El chico de ojos azules solo veía el piso desanimado, sin ganas de hablar. Toda esa energía y alegría que antes tenía fueron arrebatadas por un "amigo" que no lo apreció como merecía. Ahora estaba ahí, solo nuevamente.
- Listo, ya está todo en orden, puedes retirarte - Dijo amablemente la señora que lo atendió.
- Gracias... - Dijo Bobo cabizbajo.
3:29 𝙰.𝚖
Bobo lo pensó toda la noche y estaba dispuesto a hacerlo. Finalmente, en esas largas 8 horas, una sonrisa maliciosa se formó en su rostro. Caminó por los pasillos con una linterna que alumbraba su camino y fue directo al punto. Fue a buscar una botella de queroseno y una pequeña caja de fósforos. Después de un buen tiempo buscando los materiales en la cocina del orfanato, los encontró. Agarró rápidamente la botella de queroseno y la esparció por todo el lugar, o al menos donde alcanzó, pero principalmente en la entrada de la habitación de Rebel. Esa misma noche quería ver todo arder: la gente que le hizo daño, esos amigos falsos, las estúpidas sirvientas y en general, el orfanato. Agarró la pequeña caja de fósforos que tenía en su bolsillo izquierdo, la abrió y sacó un cerillo. Lo prendió y...
"Hasta la vista, hijos de la gran puta"
Fue lo último que dijo antes de dejar caer el cerillo y ver cómo todo se incendiaba de un momento a otro. Bobo solo contemplaba su gran obra maestra. Al poco tiempo, los gritos de "¡fuego!" se hicieron presentes, y después de unos minutos, los gritos de los niños y las trabajadoras siendo quemados poco a poco por el fuego. Entre las llamas, algo llamó su atención: era un cuerpo siendo quemado, pero no era de cualquier niño, sino de uno de los chicos que le hicieron daño. Bobo solo miró cómo se retorcía de dolor y rogaba por ayuda, pero el chico de visera celeste solo se agachó y mencionó:
"El karma viene más rápido de lo que crees."
Dicho esto, le sacó el dedo medio, viendo cómo poco a poco su piel se iba cayendo y se quemaba como si de un pollo frito se tratara. Bobo solo se retiró del lugar antes de ser cocinado vivo, igual que los demás. Aunque a Bobo se le olvidó llevar a la tumba a uno: Rebel, el cual, detrás de un arbusto a la intemperie, lo observaba con un enojo descontrolable. Él fue uno de los pocos niños que sobrevivió esa noche para que, en los siguientes días, estuvieran a su suerte, sin ser devorados por los caminantes o morir de hambre o deshidratados. ︎☻︎.
