Un gran engaño

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Punto de vista de Mio

No entendí por qué Ritsu me dijo eso tan de repente.  

- Bueno, pues... Tú también me gustas, hemos sido amigas desde hace muchos años, ¿pero por qué me llevaste hasta acá para decirme eso? 

Ritsu se quedó callada, y parecía avergonzada.  

- Ritsu, volvamos al club, ya me dijiste lo que querías decirme - le dije, rompiendo el silencio y tratando de no hacerla sentir incómoda.

Caminé hacia la puerta pero ella me tomó del brazo. 

- ¿Eh...? 

- Mio, con "gustar"... - empezó a decir, y luego tomó una pausa, respiró profundo y continuó - me refiero en otro sentido.

Noté que no se atrevía a mirarme a los ojos, y ahí entendí todo. 

Le gusto a Ritsu románticamente - pensé. 

Aunque fuera la verdad, el mismo pensamiento me dejó estupefacta. Todo se sentía tan irreal que no podía decir nada. 

- Yo... Me hubiera podido imaginar a Ritsu enamorada de cualquier persona, ¿pero de mí? - pensé -. ¿Cómo es que empezó a verme de manera diferente? - me pregunté.  

La miré boquiabierta, aún sin poder hablar. Ni siquiera me sentía capaz de moverme.

No, a mí nunca me gustó Ritsu de esa forma. Además soy heterosexual, nunca he sentido nada por una chica ni me he proyectado o imaginado con una. En cambio los muchachos sí me gustan, me he llegado a fijar en varios, y siempre he amado imaginarme siendo la protagonista de una novela romántica y tener una bonita historia con un hombre tan inteligente como encantador que me quiera al igual que yo a él.  

Así que la respuesta que debía darle era evidente: "Lo siento, Ritsu, pero yo no siento lo mismo.".  

- Por más que pueda dolerle, debo decirle la verdad - me dije a mí misma en mi mente. 

- B-bien - tartamudeó mi mejor amiga sacándome de mis pensamientos - Iré de vuelta al club, olvida lo que dije.

Ella parecía muy triste, seguramente pensó que ella arruinó nuestra amistad, y que ya no se podía volver atrás. 

Nuestra amistad siempre había sido muy importante para mí, y yo tampoco quería perderla. 

De repente, se me ocurrió una idea. Una mala idea en cuanto a lo moral, pero quizás tampoco tan mala. Antes de que me diera cuenta, la empecé a llevar a cabo. 

- ¡Ritsu, no te vayas!

Ella ya estaba en el pasillo, y la alcancé. 

- Yo también te amo.

- ¿Puedes repetirlo? - me pidió. 

- Lo que oíste - le respondí, tratando de sonar lo más dulce posible.  

Cuando lo procesó, los ojos de Ritsu brillaron de la felicidad y saltó a abrazarme. 

 - Estaba tan estresada en la incertidumbre, ¡qué bueno que ya sepa que mis sentimientos son mutuos! 

Me dio la sensación de que ella levantó su cabeza y se acercó a mí para besarme en los labios, a lo que naturalmente marqué distancia, pero afortunadamente sólo lo hacía para acomodarse mejor contra mí. 

- ¿Desde ahora estamos en una relación, entonces? - me preguntó en voz baja. 

- Sí. 

Finalmente nos devolvimos al club, sin decir nada más, y nos acostamos. Yui, Mugi y Azusa estaban profundas.   

- Buenas noches Mio-chan - me susurró en un tono divertido.  

- Buenas noches Ritsu - le susurré.  

- Muy bien - pensé -. La idea es que todo el club sepa de nuestro "noviazgo". Cuando Mugi vea que no tiene ningún chance con Ritsu se rendirá. Y cuando yo esté segura de que se rindió, me inventaré una excusa para terminarle a Ritsu. La lastimaré, pero yo hago esto porque la quiero y no quiero perderla porque ella tenga una pareja. 

Me volteé al otro lado. 

- El problema aquí es: ¿¡Cómo haré para fingir estar enamorada de ella?! ¿¡Qué haré cuando me quiera besar o algo así?! 


Mi dulce RicchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora