Dolor

2.9K 350 33
                                    

Pasó al rededor de 1 hora y Luffy pareció recién volver al mundo real, miró a sus hermanos, los cuales lo veían fijamente.

–Lu ¿cómo estás ahora?–le pregunto en un tono suave el rubio.
–¿Que carajos te pasó allá?–hablo Ace.
–Yo...yo no sé de qué hablas–les respondió con una mueca, la misma que hacía siempre que mentía.
–Los 3 sabemos que si, ayer nos volvimos hermanos y entre hermanos no existen secretos, es obvio que escondes algo, Luffy–le expuso y el contrario bajo la mirada.
–No creo que quieran saber.
–Pues créeme que si queremos–le reveló Sabo.
–Juro que en algún momento les dire, pero no ahora.
Los 2 mayores suspiraron, verdaderamente no podían comprender el comportamiento tan reacio de su ahora hermano menor.

–Oye Ace–le llamó Luffy.
–¿Que quieres?
–¿Puedes cargarme hasta donde los bandidos?
–¿Que? ¿Por que? Veo que puedes caminar muy bien, no hay necesidad de cargarte.
–Por favor.
–No lo voy a hacer, ademas de que aun es muy temprano para volver.

Después de un rato de insistencia, el pecoso terminó por ceder y subirlo a su espalda para ir a la casa de Dadan.
–No duraste ni 5 minutos negándote–bromeó Sabo entre risas a la pronta derrota de su hermano.
–Tu cállate, imbecil–reprocho el Portgas y el más pequeño soltó una risita al parecerle gracioso él como sus dos hermanos discutían–Luffy mas te vale dejar de reírte o te soltare.
–Lo siento, lo siento, pero ustedes son muy graciosos–se excuso mientras se tapaba la boca con una mano para aguantar sus carcajadas.

Después de un rato, llegan a donde los bandidos y Dadan se sorprenderle de verlos tan temprano, pero como siempre, al preguntar por que volvieron, simplemente la pasaron de largo.
Luffy se puso a molestar a Droga y Magra, los cuales trataban sacárselo de encima, por otro lado Sabo y Ace fueron a su cuarto.
El rubio sacó el libro que escondía debajo de algunas cajas y lo siguió leyendo con su hermano a un lado de él, querían descubrir en donde estuvo su Lu por tantos años.

Pasaron 2 meses, en los cuales sucedieron varias cosas, en una visita a la ciudad central se encontraron con un extraño hombre el cual reconoció a Sabo, tiempo después se enteraron de que aquel desconocido era su padre, no les importó en lo más mí...

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Pasaron 2 meses, en los cuales sucedieron varias cosas, en una visita a la ciudad central se encontraron con un extraño hombre el cual reconoció a Sabo, tiempo después se enteraron de que aquel desconocido era su padre, no les importó en lo más mínimo a los otros dos y también recibieron varias visitas de su abuelo, las cuales mayormente terminaban bajo sus propias palabras, en una masacre.
Estaban en el bosque y tanto Luffy como Ace peleaban, el mayor le dijo lo débil que era y el Monkey se ofendió.
–¡Yo no soy para nada un debilucho!
–Si lo eres, acéptalo, te pones a llorar con lo que sea y aún no nos has podido derrotar ni una sola ves.
–¡Es porque ustedes son 3 años mayor que yo!
–¿Y eso que? Yo a tu edad era mucho más fuerte y si sabía aguantar mucho mejor que tú las heridas.
–¡No es cierto! ¡Yo tengo mucho aguante!
–Luffy ¿que se supone que sabes tú de dolor?
–¡Créeme que mucho más que tú!

El pequeño se quejaba enojado y el Portgas, ya bastante cansado de la discusión, tomó su tubería y golpeó a Luffy lanzándolo contra un árbol.
–¡Ace!–le reprochó el rubio mientras iba a ver a su hermano más pequeño.
–Es de goma, no le pasó nada, solo lo hice callar por un rato, ya estaba mintiendo mucho.

Pasó una semana y en este momento los 3 estaban en su habitación, era de noche y ninguno había logrado dormir, en el día, los dos mayores notaron como su hermano menor se encontraba pensativo, cosa que no era nada habitual en el

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Pasó una semana y en este momento los 3 estaban en su habitación, era de noche y ninguno había logrado dormir, en el día, los dos mayores notaron como su hermano menor se encontraba pensativo, cosa que no era nada habitual en el.
–Oigan–les habló el Monkey a ambos.
–¿Que pasa, Lu?–pregunto el de azul.
–Ustedes...¿aún quieren saber sobre mi pasado en el mar?

Esa simple pregunta fue suficiente para que los dos chicos a sus costados lo miraran con suma atención mientras asentían.
El más pequeño se levantó y encendió el farol que tenían en su habitación para iluminar, Ace y Sabo se sentaron mirando muy concentrados al de sombrero.
–Bien, todo comienza con este símbolo...–Luffy sujeto los bordes de su camiseta sin aún atreverse a quitársela, miró a sus hermanos y suspiró, en un intento de calmar sus nervios.

Por fin se atrevió y se la sacó, se puso de espaldas y sus dos hermanos al ver aquella marca a la luz, se dieron cuenta que no era ni pintura, ni un tatuaje, era una quemadura, una cicatriz que cubría gran parte de su espalda. Miraron al azabache menor con más detalle, dándose cuenta de cómo las cicatrices en sus brazos y piernas no eran las únicas, su torso estaba lleno de estas, cada una peor que la anterior.
–Luffy...¿c-como te hiciste eso?–pregunto Sabo, acercándose a él, siendo seguido por el pecoso.

El de azul tocó la piel cicatrizada y maltratada de su pequeño hermano, haciéndolo arquearse un poco por el repentino tacto, notaba el relieve de cada una y lo profundas que parecía la mayoría, Ace hizo lo mismo, tenía un claro ceño fruncido.
–¿Quien te hizo esto?–dijo el pecoso de forma seca, cambiando el planteamiento de la pregunta anterior.

Luffy guardaba silencio, tratando de alejar aquellos recuerdos, pero le era casi imposible, apretó los puños y suspiró, les contaría la verdad a sus hermanos.

Las cadenas le apretaban las muñecas y tobillos, un collar extraño rodeaba su cuello, ahorcándolo un poco, había más personas a su al rededor que se notaban asustadas o simplemente no poseían expresión en su rostro, no sabía muy bien donde estaba,...

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Las cadenas le apretaban las muñecas y tobillos, un collar extraño rodeaba su cuello, ahorcándolo un poco, había más personas a su al rededor que se notaban asustadas o simplemente no poseían expresión en su rostro, no sabía muy bien donde estaba, solo estaba consciente que cada cierto rato se llevaban a una de las personas de la celda y ahora había llegado su turno.
Dos hombres lo guiaron por una gran escalera hasta llegar a lo que parecía ser un escenario, lo colocaron en el centro, no podía ver mucho más haya por las fuertes luces que lo cegaban, pero alcanzaba a divisar a muchas personas viéndolo.

–¡A continuación un niño de apenas dos años y medio! ¡Puro y virgen! ¡Una mente en blanco! ¡Usted será capaz de moldearlo a su total antojo!–hablo bastante emocionado la voz de un hombre a través de un micrófono–¡Empezamos la subasta con 450.000 Berries!

No entendía nada, todos comenzaron a tirar números, cada uno más alto que otro, 490.000, 510.000, 580.000, 600.000, hasta llegar a los 670.000.
–¡Vendido! ¡Muchas gracias por participar! ¡Vendrán aún más cosas para ofrecer!

Los mismos señores que lo trajeron, lo llevaron de nuevo, solo que a una celda diferente, no comprendía que estaba pasando, no sabía que desde ahora en adelante iba a experimentar un gran dolor.

MarcadoOnde histórias criam vida. Descubra agora