Amenazado

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Ahora estaban en Terminal Gray buscando materiales para reparar los trozos faltantes de su casa.
–Me pregunto si podré hallar un telescopio–comento el pequeño.
–No te encuentras ese tipo de cosas aquí, Luffy–le dijo el pecoso.

El azabache menor se alejó un poco para ir a buscar madera, clavos o lo que sea que les fuera útil, ignorando el comentario del Portgas.
–Iré más haya para cubrir más terreno–informó el rubio a su hermano–Y si tengo suerte podré encontrar algo para nuestro hermanito, en una semana será su cumpleaños 8.
–Oh, cierto, lo había olvidado–mentía, había estado contando los días desde hace un mes.

Sabo se fue a una zona más alejada para buscar entre toda aquella basura, cuando encontró varias tablas de madera, empezó a caminar devuelta a donde sus hermanos estaban, cuando vio que entre los escombros, algo brillaba, al sacarlo, una gran sonrisa de ilusión apareció en su rostro cuando notó que era un telescopio casi totalmente nuevo, lo guardó en su bolsillo para continuar su camino, pero de repente, varios hombres se le acercaron, los reconoció al instante, eran los piratas de Bluejam.
Pensó en retroceder, pero lo tenían rodeado, uno de los tanto hombres lo sujetó y antes de comenzar a arrastrarlo, un barril bajo rodando a toda velocidad por la montaña de basura, chocando a aquel sujeto y empujándolo lejos, el tonel se rompió y de adentro salieron los hermanos faltantes con sus tuberías en mano.
–¡Ace! ¡Luffy!–exclamó el rubio con alegría.
–¿Estas bien, Sabo?–le pregunto el pecoso, mientras el tercero se tambaleaba y caía al piso, mareado por las vueltas que dieron.
–Si–le respondió mientras soltaba la madera y se preparaba para enfrentar al resto.

Comenzaron a golpear y vencer a quien se les cruzará, trabajaban en equipo y estaban apunto de lograr vencerlos a todos, hasta que el disparo de una arma de fuego resonó, sujetos con máscaras vinieron, multiplicando el número de personas a las cuales vencer.
–¡Cúbranse!–le grito el Portgas a sus hermanos.

Los mayores se escondieron detrás de una pila de escombros y el menor solo se tiró al suelo con un trozo de madera cubriéndole la cara.
Después de tan solo unos minutos más, los piratas tenían sujetos a los tres, a Luffy contra el piso y los otros dos por los brazos, levantándolos, entonces así apareció un hombre, grande fue la sorpresa de los niños al ver al padre del rubio.
–No tiene ni un rasguño–informó Bluejam mientras apuntaba al ex noble.

El pirata que sujetaba al rubio se acercó al de traje, mientras el menor trataba de soltarse.
–¡Sabo!–le grito el pecoso.
–Ya veo...entonces ellos son los que lo llevaron por el mal camino–comentó mientras miraba a los otros dos niños presentes.
–¡Devuelve a mi hermano!–se quejó el de cicatrices.
–¿¡A que te refieres con devolverlo!? ¡Él es mi sucesor! Es normal que los hijos vivan con los padres que los trajeron al mundo, ¡Malditos! ¿¡Como se atreven a influenciarlo para escapar de su hogar!? ¡Mocosos delincuentes! ¿¡Acaso querían dinero!?–grito mientras los apuntaba.
–¿¡Que dijiste, maldito!?–hablo el Portgas más que enojado por aquella acusación, pero se dio cuenta de su error cuando el hombre que lo sujetaba, lo estrelló contra el suelo, salpicando un poco de su sangre al noble en frente de el.
–¡Oye, imbecil! ¡Ten más cuidado cuando golpees a ese inepto! La sangre de este sucio niño me macho el rostro–se quejó con asco mientras se limpiaba con un pañuelo.

El pirata que tenia al más pequeño contra el suelo, al verlo mejor se dio cuenta de que debajo de su camisa se asomaba una mancha roja, tomó el cuello de su camiseta y se la arrancó para revelar la marca de los Tenryubitos.
–¡Oye! ¿¡Que carajos te pasa!?–pregunto el Monkey bastante alterado, mientras trataba de levantarse, cosa que le impedían.
–¡Jefe! ¡Mire!

Tanto el noble como el capitán pirata se acercaron, ambos sorprendiéndose bastante por presenciar aquel símbolo, el de traje no pudo evitar colocar una sonrisa que causó un escalofrío a los tres niños presentes.
–Vaya, pero miren que tenemos aquí–hablo el padre de Sabo mientras tomaba al pequeño del cabello y lo levantaba, tirando de él–En estos tiempos es más que difícil conseguir un esclavo, fue una suerte cruzarme contigo, ¿qué opinas, hijo? ¿Te gustaría que lleváramos a tu juguete a nuestra casa? Con él allí no creo que escaparías, o...como en pocos días los Tenryuubitos vendrán a la isla, estoy seguro de que recibiré más de una recompensa si les entrego a un prófugo–el de cicatrices forcejeaba y se movía de todas las formas que podía, pero se quedó quieto cuando escucho la segunda amenaza.
–¡No! ¡Padre! ¡Ellos no tienen nada que ver! ¡Tampoco me obligaron a nada! ¡Si escape de cada es por qué así lo decidí!–le grito mientras lograba zafarse de su agarre e ir a tratar que su progenitor suelte a su querido hermano.
–¡Tu quédate callado!–le dijo, mientras cambiaba su agarre del cabello, al cuello, haciendo algo de presión, cosa que alteró a los dos de 10. Dos hombres vinieron y hicieron retroceder a Sabo–Dejó el resto en sus manos, encárguense de ese, yo quiero jugar un poco con mi nueva adquisición–le dijo a los piratas mientras miraba fijamente al niño en sus manos, que le devolvía la mirada con una temblorosa y las pupilas dilatadas.
–No se preocupe, usted ya pago por nuestros servicios–recordó Bluejam–Nos encargaremos de que esté mocoso no se vuelva a acercar a su hijo.
–E-Espera un momento, ¡Padre! ¡Es suficiente! ¡Ya entiendo!–hablo el ex noble, con apenas un suspiro de voz tratando de convencer a su padre de dejar a su verdadera familia en paz.
–¿Que es lo que entiendes?–pregunto con un tono de voz sombrío, mientras soltaba al azabache, haciendo que cayera de rodillas al piso, no dudo mucho en pisar su espalda fuertemente mientras miraba fijamente al rubio.
–¡Detente, Sabo!–grito su otro hermano, sabiendo lo que este planeaba hacer, sacrificarse.
–Haré lo que tú me digas, viviré como tú ordenes...pero no los lastimes y no le cuentes a nadie sobre la espalda de Lu, te lo ruego, ellos son...mis preciados hermanos.
–Entonces regresemos a casa, te olvidaras de jugar a ser pirata y perder el tiempo en no más que tonterías.

El menor asintió, tragando en seco mientras se volteaba para empezar a caminar junto con su progenitor.
–¡Oye! ¡No te vayas!–grito el pecoso, pero fue callado por el pirata que lo sostenía–¡Idiota! ¡Huye! ¡Nosotros estaremos bien! ¡Dijiste que querías vivir libre!
–¡N-No! ¡No te vayas!–grito el de 7, con las pocas palabras que era capaz de formular.
–¿¡Acaso quieres que termine tu sueño!?

Sabo ante esto apretó los labios, solo duro unos segundos antes de que lágrimas recorrieran su rostro, sin poder voltearse a ver a su familia y sólo empezar a caminar junto con su padre, teniendo que ignorar los gritos que lo llamaban. Vio como el telescopio que estaba en su bolsillo, caía y rodaba hasta chocar con una montaña de escombros.
–¡SABO!

MarcadoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang