CINCO: Acuerdo

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Canción del capítulo: Todo de Ti

La voz de Hugo se siente como un golpe directo al corazón

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La voz de Hugo se siente como un golpe directo al corazón. Aprieto el examen contra mí, como si pudiera evitar que él lo vea.

Encuentro a Hugo con los brazos cerrados recargado sobre la columna que está enfrente de la puerta del salón. Su mirada es intensa cuando me ve, pero se endereza, caminando hacia mí.

—¿Estás bien? —suena preocupado.

No le contesto, solo niego con la cabeza. Tengo los ojos llenos de lágrimas y lo que menos quiero es llorar, pero una lágrima derrama por mi mejilla. Rápidamente, levanto mi mano y la seco.

—De verdad que lo lamento muchísimo, Sofía. —Guarda sus manos en los bolsillos traseros de sus jeans y mira hacia el piso por un momento antes de levantar la mirada—. La verdad es que no he dejado de pensar en todo, y siento que es mi culpa por ponerte en una situación muy incómoda.

Suena sincero. También sé que al final la que decidió hacer uso del examen soy yo, y que a pesar de lo mal que me siento, también sé que gracias a él no he perdido la beca.

—No te sientas mal, Hugo. Yo soy la única...

—No, no. Fue una reverenda idiotez de mí parte. Nunca debí ponerte en esta situación, Sofi.

Escucho el chirriar de una silla detrás de mí, y sé que no es el momento ni el lugar para hablar de esto.

—¿Vamos por ese café que te debo?

Hugo aprieta los labios y hace una mueca, pero asiente.

—Vamos, conozco un lugar que te puede gustar —dice.

Guardo el examen en mi mochila y caminamos hacia el estacionamiento. Cuando llegamos a su auto, me abre la puerta y mientras tomo asiento, noto cómo se pasa una mano por los rizos de su cabello, apretando un poco la boca, se ve tan tenso como yo.

No sé por qué, pero el hecho de que se sienta tan culpable como yo, o por lo menos que se preocupa por cómo me siento yo, me hace sentir peor. Ahora siento que yo soy la manipuladora, o sea, él solo me estaba ayudando. Pero me es difícil no sentirme mal, porque es algo que nunca había hecho.

—Hugo, de verdad, no te sientas mal, por favor. Ahora me siento yo mal por ti también.

Hugo enciende el auto, pero tiene una pequeña sonrisa en los labios.

—¿Por qué te sentirías mal por mí?

—Porque te ves terrible.

Me mira y levanta una ceja. La sonrisa se engancha ligeramente.

—Lo dice la chica que tiene ojeras en los ojos.

Suspiro. Genial. Seguro me veo de la mierda.

—Lo siento.

Convenio sin acuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora