Jeon Jungkook es poseedor de una inocencia que parece irreal, inaudita, poco común. Un aficionado de las matemáticas, con actitud respetuosa que no sobrepasa los límites de lo correcto. Un caballero de antaño en todo el sentido de la palabra.
¿Qué s...
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—Podrías explicarme, ¿Por qué tu piel huele a perfume de hombre?
El menor palidece de inmediato y recuerda que ese tal Mingyu lo tocó antes de poder salir de la casa. Taehyung al verlo bajar la mirada solo espera que responda lo peor, por ello, una oleada de molestia y tristeza lo arrasa como si fuera un tsunami. ¿Por qué baja la mirada como si quisiera ocultar algo?
—¿Te estabas...? ¿Te estabas viendo con un chico?
—¿Qué? ¡N-No, por supuesto que no!
Niega, lleno de convicción. Dicha convicción, se pierde ante esos ojos de su mayor, es como si tuviera observando a un desconocido y no a SU Taehyung. ¿Por qué registra que lo acusa como si fuera culpable de algo que él no hizo? Nunca sería capaz de verse con alguien más, no cuando siente galaxias en su estómago con solo verlo.
—Hyung... Yo no estaba con ningún chico—murmura bajito apretando el inicio de su camisa con miedo de ser tildado de mentiroso.
Taehyung suelta una risita sarcástica, odiando sentir eso en su pecho, eso que siempre le hace actuar de modo impulsivo e hiriente cuando se siente agraviado por alguna razón. No puede creer que Jungkook le esté mintiendo, que decepción. ¿Cómo puede decir que no? Espera... Cómo puede siquiera sentirse herido, si de los dos, el más mentiroso es él. ¡Bravo, la moralidad de cristal hecha carne!
—Hueles a hombre, sé mejor que nadie que a ti no te agradan esa clase de perfumes. Quisiera que me dijeras... Quisiera... ¡Ah!
Se da la vuelta frustrado, llevando sus manos a la cara. No le gusta lo que está sintiendo, no le gusta que tantas inseguridades se vayan acumulando en un mismo momento. Pensó que ya había superado esa etapa de sentirse insuficiente para alguien, pero acaba de descubrir que solo necesitaba a la persona indicada para que sus peores demonios salieran a flote. Tiene miedo, miedo que Jungkook lo aparte como lo han hecho las personas que él ha querido, tiene miedo de no ser lo que necesite y sea desechado... Una vez más.
—Olvídalo. Ni siquiera sé por qué debería alterarme por algo como esto, solo me dijiste que te gusto. Quizás solo...—«Estabas confundido.» No quiere decir eso, le causaría un gran dolor tanto en su orgullo como en su corazón pronunciar esas palabras, ¿Y si Jungkook no lo desmiente? No, sus sentimientos aún siguen muy frágiles como para almacenar otra pérdida—. Lo lamento, Kookie. Es mejor que me vaya ahora mismo.
Sin esperar alguna respuesta, toma el brazo del menor y lo aparta de la puerta de un pequeño jalón para poder salir de este sitio. Jungkook que apenas trata de recuperarse de la furia con la que fueron escupidas las palabras anteriores, actúa por instinto deteniéndolo apenas ve que abre la puerta; toma su antebrazo con fuerza impidiendo que salga y lo deje atrás.
El azabache ni siquiera sabe qué debe decirle a continuación, él jamás ha tenido que dar explicaciones de nada por algo como esto, incluso, a él nunca le había pasado algo como esto en su vida, pero siente esa necesidad inexplicable de no dejarlo ir. No quiere que esté molesto.
