Día 12

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Besar tocar de manera sexual.    

Llegó la noche en el Santuario Submarino, y Degel de Acuario se encontraba sumergido en la lectura de un libro en su habitación. La suave luz de una lámpara iluminaba las páginas mientras él se perdía en el mundo de las palabras. Absorto en su lectura, no notó que Kardia de Escorpión se acercaba sigilosamente.

Kardia, con una sonrisa traviesa en los labios, se deslizó por detrás de Degel y le tomó suavemente la mano derecha, levantándola con delicadeza hacia sus labios. Sin previo aviso, depositó un suave beso en la palma de su mano.

Degel sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y se sobresaltó. Giró la cabeza para mirar a Kardia con los ojos abiertos de par en par, sorprendido por la inesperada muestra de cariño.

Antes de que Degel pudiera articular una palabra de protesta, Kardia, con una mirada juguetona, llevó uno de sus dedos a los labios de Degel y lo introdujo en su boca. Comenzó a acariciar la lengua de Degel con su dedo, besándolo de manera sensual.

Degel sintió que el rubor subía a sus mejillas y su corazón latía con fuerza. Estaba completamente sorprendido por la audacia de Kardia y, al mismo tiempo, excitado por sus caricias. Abrió la boca para hablar, pero no pudo formar palabras coherentes mientras Kardia continuaba su provocación.

Finalmente, Degel recuperó la compostura y con voz temblorosa dijo: —Kardia, esto es… inapropiado.

Kardia sonrió traviesamente y retiró su dedo de la boca de Degel. —Tienes razón, Degel. Mis disculpas, no pude resistir la tentación.

Degel, todavía sintiéndose un poco aturdido, sonrió y acarició la mejilla de Kardia. —Eres un hombre travieso, Kardia.

Kardia le devolvió la sonrisa y acercó sus labios a los de Degel, robándole un beso apasionado. Los labios de ambos se encontraron en un dulce y apasionado beso que dejó claro el amor que compartían.

Después de ese beso apasionado, Kardia y Degel se retiraron a un cómodo sofá en la habitación. Kardia se recostó, apoyando su cabeza en el regazo de Degel, quien comenzó a acariciar su cabello con ternura.

Degel tomó un libro que estaba cerca y comenzó a leer en voz alta, mientras sus manos seguían acariciando a Kardia. La historia se desarrollaba a su alrededor, pero ambos estaban más interesados en el amor que compartían que en las palabras del libro.

Cada vez que Degel llegaba a una pausa en la lectura, se inclinaba para darle un beso cariñoso a Kardia en los labios o en la frente. Kardia suspiraba de placer y le correspondía con abrazos y mimos cariñosos.

Así pasaron la noche, inmersos en su amor y en la narración del libro. Para ellos, no había nada más hermoso que estar juntos, compartiendo cada momento con cariño y pasión. Esa noche, el Santuario Submarino se llenó del dulce susurro de las palabras y el amor compartido entre dos almas profundamente conectadas.

30 días con Kardia y Degel. <TERMINADA>Where stories live. Discover now