Capitulo 14

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— Por amor a las brujas de Salem Gabo — Thalía veía justo detrás de ellos con los brazos cruzados — podrá ser muy hermosa y todo lo que quieras... Pero es una arpía.

— Una arpía muy guapa — Gabriel estaba como hipnotizado por la vampira.

Tessa enarco una ceja y Thalía suspiro enojada, se estaba portando como tonto. Tessa no se había molestado por que a Gabriel le haya llamado la atención aquella mujer, se molesto porque era una mujer repugnante y no sabía cómo podía alguien sentirse atraído por ella. Si, era muy hermosa, pero toda esa hermosura se veía opacada por su carácter. Le molestaba el hecho que después del trato que recibieron por arte de ella Gabriel parecía estar encantado con ella. Era un completo tonto, como a ese hermano que quieres golpear para que abra bien los ojos y vea la realidad.

— Ya para con eso ¿quieres? — Tessa suspiró y cerró los ojos — ¿Y ahora qué haremos? Solo nos quedan cinco días para encontrar a Halia e idear un plan para recuperar a mis amigos...

— Encontraremos la manera de hacerlo — Él le tomo ambas manos a modo protector — Lo prometo.

Tessa lo abrazó. Los chicos regresaron a casa un poco desconcertados, ahora sabían la historia de las hermanas, bueno, en parte, pero, ahora estaban más lejos de conseguir a Halia.

Para cuando llegaron a la casa Cassandra y Max estaban jugando una partida de cartas, al verlos entrar Cassi soltó inmediatamente las cartas y los abordo a preguntas. Max simplemente se quedo sentado observando a Tessa con cautela.

— ¿Qué sucede? — Pregunto este último al ver el rostro de Tessa lleno de preocupación y al borde de las lágrimas, pues temía por la vida de sus amigos y estaba apunto de darse por vencida.

— Sucede que, si conseguimos a Prisyla y nos conto la historia — Thalía se había sentado y observaba el juego de cartas de su hermana — Pero ahora estamos más lejos de nuestro objetivo.

— ¿Qué quieres decir con eso? — Cassi ya se había dado cuenta de que Tessa no estaba bien y se acerco para tomarle la mano con cariño.

Thalía procedió a contarles todo lo ocurrido, Max y Cassi escuchaban con cara de terror y asombro, tal cual les había pasado a ellos cuando escucharon la historia por primera vez. La sala se lleno de un silencio abrumador. Tessa no lo pudo soportar más, se despidió y fue a su cuarto. Necesitaba estar sola, se estaba dando por vencida, si la vampira no los pudo ayudar ¿quien lo haría? ¿Aquel brujo? Ni siquiera lo conocía, y por lo visto ninguno de ellos tampoco parecía hacerlo. Hasta donde sabía, él podría estar en cualquier lado, sea en el mundo simple o el mágico, no tenían ni como contactarlo, buscarlo sería como buscar una aguja en un pajar.

Cuando llegó a las escaleras, sintió que alguien estaba detrás de ella, se dio la vuelta. Era Max.

— ¿Podrías dejar de acercarte de ese modo? — Le reprochó Tessa entre dientes — O de lo contrario tendré que ponerte una campana en el cuello pollito.

— Lo siento terremotico — Dijo con falso arrepentido — Tess, quería hablar contigo...

— Tendrás que esperar hasta mañana — Lo cortó en seco — No me encuentro bien y estoy cansada.

Él no respondió, ella le dio la espalda y subió las escaleras.

Ya en la intimidad de su habitación provisional, se había permitido llorar, las lágrimas brotaban por su mejilla con tanta frustración que parecían quemarle la piel. Después de encerrarse no salió más, ni para comer, no podía probar un solo bocado con todo el peso que llevaba encima; Ellos tampoco insistieron. Ella se quedó dormida.

"En su sueño, Tessa estaba parada en medio de una pradera, notó que se reflejaba la luz de la luna sangrienta. Ella iba vestida de blanco con los cabellos negros sueltos a merced del viento, frente a ella se encontraba Eveline, detrás de ella yacían dos cuerpos tendidos en el suelo, Tessa se acercó a los cuerpos, y se dio cuenta que eran Katherine y Marcus...

- el reloj corre rápido - hablo Eveline a sus espaldas - solo les quedan cinco días de vida... Pero tú puedes cambiar eso..."

Tessa se despertó gritando y llorado ¡POR TODOS LOS CIELOS, HABIA VISTO A SUS DOS MEJORES AMIGOS MUERTOS! y en solo días eso podría ser una realidad, si ella no ideaba un plan para salvarlos morirían. Justo entonces tocaron la puerta de la habitación, ella dio permiso para que la persona que estaba afuera entrase. Era Max, llevaba consigo una pequeña bandeja con un sándwich y un vaso de jugo, además, de una pequeña porción de helado de chocolate. Ella lo miro confundida.

— ¿Estás bien? — Pregunto mirándola desde la puerta un tanto preocupado — te oí gritar.

Ella asintió.

— Sabemos por lo que estas pasando — Dijo aun de pie en el umbral de la puerta — Es horrible. — Entró a la habitación con cautela y la puerta se cerró lentamente sin emitir ningún ruido — Cuando no bajaste a cenar todos acordamos darte tu tiempo... — Suspiro muy lentamente y se sentó junto a ella, le puso la bandeja sobre las piernas — Espere un rato por si bajabas a comer algo, pero no lo hiciste. Todos se fueron a sus habitaciones y decidí bajar nuevamente a ver si habías salido ya, pero tu comida seguía servida en la mesa, la observé y pensé que de pronto no pudieras probar ningún bocado, así que decidí prepararte este sándwich... — Se quedo en silencio un momento — Con mis propias manos.

Tessa lo observo impresionada por un momento y sonrió. Estaba agradecía porque aquel chico rudo hubiera tenido la amabilidad de hacer algo tan significativo por ella. Tomo el sándwich y le dio un pequeño mordisco, estaba muy rico, luego de terminarlo probo el helado de chocolate y sonrió, había pedido eso el primer día en la casa.

— Para el helado si tuve que pedirle ayuda a la casa, no se como prepararlo — Se excuso, era la primera vez que ella lo veía sonreír nerviosamente.

Ella sonrió, era incapaz de decir una palabra, pues todo aquello la había dejado sin habla. Después de terminarse la comida la bandeja desapareció automáticamente. Eso ya no la sorprendía. Max, era esa clase de persona que no se toma nada enserio, esa persona presumida y que todo el día está molestando, pero, era esa clase de fastidió que siempre quieres cerca. Además, Debajo de esa máscara de chico malo y repugnante que lleva puesta, estaba un chico que se preocupa por los demás, Tessa había tenido la oportunidad de verlo en varias ocasiones y estaba claro que esta era una de ellas.

— Muchas gracias — Dijo al fin — No eres tan mal cocinero. — Le dedico una pequeña sonrisa de lado.

— Para tu información soy el mejor cocinero que conocerás en tu vida — Y ahí estaba nuevamente el Max que ella conocía — jamás probaras algo mas exquisito que mis sándwiches de pavo.

Ella se rio a carcajadas y le dio un pequeño empujón. Max, atraído por la cajita que le había dado Juliam, la tomo y con una mirada le pido permiso para abrirla, ella asintió. Dentro de la cajita se encontraba una pequeña cadenita de oro, con un dije de una estrella de ocho puntas, entrelazadas con un círculo; semejante a una enredadera. alrededor del círculo tenía una escritura en un idioma que ninguno reconoció, y en medio de la estrella un hermoso rubí rojo, por la parte de atrás las iniciales "H.C", Tessa ya había visto eso antes, en el libro que le había dado Rafael antes de irse, se usaba para protección. Tessa abrió los ojos de par en par y miro fijamente a Max, que estaba igual de sorprendido que ella.

— Juliam me dijo que el contenido de la cajita perteneció a ella y que eso me ayudaría a encontrarla — Estaba recordando —Y Prisyla dijo que ella les había regalado una cadenita a cada una de las niñas, la de Hanya fue encontrada — Se estremeció al recordar esa parte perturbadora de la historia — Pero cuando dejaron a Halia en su puerta... — la voz se le apago por un momento, luego en u susurro tan bajo que Max tuvo que acercarse más a ella para oírla mejor dijo — no la llevaba puesta — Se le apago la voz.

Max la miro sorprendido, pudo notar que el rostro de ella tenia una chispa de alivio y esperanza. Después de todo, no todo estaba perdido, ese collar podría ser una pista. Si Eveline se tomó la molestia de enviárselo, era porque de algo le habría de servir. En medio de tanta esperanza y por fin tranquilidad; Max no supo porque lo hizo, pero se acercó aún más a ella, de modo que sus otros quedaron muy cerca uno del otro, él, con mucha delicadeza deslizo sus dedos por su rostro, le acaricio el cabello con ternura, ella cerro los ojos, é tomo su rostro entre sus manos, se fue acercando lentamente hasta que sus labios se tocaron. La besó.

Luna SangrientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora