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"I Knew You Were Trouble" - Taylor Swift
Maratón 3/3
Detengo la mano que acaricia mi rostro delicadamente y logró despertarme, abro los ojos encontrándome con el rostro de ricitos sonrojado. El entumecimiento en mi cuerpo se hace presente al recobrar por completo la conciencia.
- Lo siento, mi intención no era despertarte -su voz es melodía para mis oídos.
- Tranquila -acaricio su rostro- ¿Cómo dormiste?
- He tenido noches mejores -me acomodo en el sofá donde anoche me quedé dormido y atraigo el cuerpo de mi esposa sentándola sobre mi regazo, rodeando su cintura con mis brazos.
- Puedo vigilar tu sueños todas las veces necesarias ricitos -pego nuestras narices en un beso esquimal.
Las mejillas de mi esposa se tiñen de un rojo más intenso cuando lo hago, sacándome una sonrisa.
- Eres tan tierna cariño -plantó otro beso pero esta vez en su frente, volviéndola a abrazar.
Ricitos se queda callada apoyando su cabeza en mi hombro y yo refuerzo el abrazo acariciando su espalda para que su cuerpo se relaje.
Había pasado un día desde la salida con Sahara y aunque todo parecía ir de mil maravillas, al caer la noche todo se tornó caótico. Las pesadillas comenzaron para mi esposa, estuve intentando de todo, desde mandar a comprar todos los peluches de Hámster que mis guardias podían encontrar hasta música clásica para que lograra dormir sin ese temor pero nada parecía funcionar. No fue hasta que le propuse dormir juntos, por obvias razones se negó pero eso no impidió que trasladara un sofá hasta el costado de su cama.
Hablamos durante unas horas hasta que ella pudo conciliar el sueño y en lugar de irme a mi habitación me quedé vigilando sus sueños como le prometí.
- No era necesario que te quedaras Xavier, lo sabes.
- Lo se Sahara, pero hice una promesa y no iba a romperla -dejo otro beso sobre su cabellera.
- Además, me gusta verte dormir.
- Te compensaré el dolor de espalda que debes tener en este momento -acaricia mis brazos.
- Acompáñame al almuerzo que organizó mi entrenador.
- Lo haré, pero ahora podrías dejarme ir, el desayuno se está enfriando en el comedor -cuando la dejo libre, recorro su cuerpo viendo su bonito pijama de hámster.
Nadie sabría cual es su animal favorito.
Claro, no es como si todas sus cosas tuvieran que ver con ese peculiar roedor.
- Me tomé el atrevimiento de husmear en tu closet y escoger un atuendo para ti -me levanto del sofá estirando mi cuerpo.
- Si un día te gusta algo de mi closet, solo tómalo -asiente.
