Stars & Raindrops |I Chanmin I|

CAPÍTULO 3

Gotas de lluvia.

[...]

Cuando te sientes amado por alguien le das la oportunidad de ser tu confidente o  verdugo, pero no puedes decidir en cuál de las dos se convertirá.

Hay dolores tan grandes que no te caben en el cuerpo y para sacarlos debes llorar, llorar en gran medida para drenar ese dolor.

Seungmin lloraba tanto, que incluso se sentía incapaz de respirar. Sus extremidades temblaban tanto que ni siquiera sabía cómo es que estaba conduciendo en ese estado. Lo único que quería en ese momento era hacer lo que Soyeon dijo, desaparecer, huir a donde nadie lo encontrara o buscar una salida más fácil.

La noche caía y con ella una fuerte tormenta azotaba Incheon. Las calles comenzaron a vaciarse, nadie deseaba estar fuera de casa con el caos que se desataba.

- "¿Por qué? ¿Por qué ellos dos? - se limpiaba las lágrimas - ¿Desde cuándo está pasando esto?, Yeji siempre tuvo razón, fui un tonto. - golpeó el volante - ¿Por qué me hacen esto a mí?, ¿Qué fue lo que hice mal?, ¿Realmente merezco esto? - apretaba los dientes deseando dejar de llorar pero simplemente no podía -Quiero desaparecer, en verdad quiero desaparecer."

El kilometraje aumentaba a cada instante, Seungmin estaba tan inmerso en sus oscuros pensamientos que no se daba cuenta. Sus ojos nublados por las lágrimas y las constantes gotas de lluvia aterrizando sobre el parabrisas le impidieron ver la señal de transito al lado y de pronto un auto de policía apareció por la derecha siéndole imposible frenar a tiempo.

El auto entero se sacudió y Seungmin recibió un fuerte golpe contra el volante.

- "¿En qué momento salió todo tan mal?, ¿Cuándo me convertí en algo tan desechable?, ¿Por qué sigo aquí?, ¿Por qué no muero de una vez?"

Aunque pensaba que nada podía ser peor, esa noche todo se estaba yendo al carajo, pero reconocía que era demasiado patético dejarse influenciar por un corazón destrozado.

El policía bajó de su auto, quejándose y moviendo su cuello dolorido de un lado a otro mientras tocaba su codo izquierdo que también se lastimó al ser golpeado. Observó al interior del Kicks Advance, nadie bajaba pero alcanzaba a ver una silueta recostada sobre el volante. Corrió hacia el lado del conductor y abrió la puerta esperando encontrar a alguien inconsciente, sin embargo, encontró a un chico castaño llorando en silencio con la mirada perdida en la lluvia. Pensó que estaba en Shock.

- ¿Está usted bien? - preguntó con preocupación  inclinándose para verlo de un mejor ángulo.

Pero aquella pregunta detonó muchas reacciones en su interior.

Responder con un simple "si" hubiera bastado, aunque realmente nada estaba bien, pero ¿a quién le importaba?

- No - respondió cortante - no estoy bien, pero ¿Qué más da?

El oficial evaluó un poco más la situación, era común encontrarse con personas ebrias conduciendo, incluso drogadas o simplemente distrayéndose al usar el celular. .

- ¿Ha estado bebiendo?

- Ni un poco, pero creo que necesito un buen trago.

- Baje del auto por favor. - se hizo a un lado dándole la oportunidad a Seungmin para que saliera. El chico era solo unos centímetros más alto que él pero aun así se miraba tan frágil y delicado. - Soy el oficial Christopher Bang - le mostró su identificación -¿A qué se dedica?

- Soy Kim Seungmin - señaló el logotipo del hospital que estaba grabado en su auto - Soy doctor, trabajo en el hospital Gil Medical Center.

No olía a alcohol. El oficial lo examinó de pies a cabeza, vestía una fina camiseta blanca,  pantalones negros a los tobillos y calzaba mocasines también negros, pero se detuvo al ver su definido rostro estropeado por dos rasguños.

- Está herido.

- Oh, esto -  tocó su mejilla y aprovechó para secar sus lágrimas -  no fue por el impacto. En realidad... - hizo una pausa - una de mis mejores amigas me atacó después de que la encontré besándose con mi novio - corrigió - ex novio.

Y entonces Christopher entendió a que se debía el llanto.

- Lo siento mucho. - compuso la voz con incomodidad -¿Puede mostrarme su licencia de conducir, por favor?

Seungmin se llevó las manos a los bolsillos buscando su cartera, pero entonces se dio cuenta de que no la traía consigo, volvió al auto y rebusco entre los asientos pero recordó haberla dejado en su bata. En ese momento ya no sabía cómo llamar a lo que dentro de él sentía, una mezcla de rabia y tristeza con desesperación, un poco de todo acumulándose y explotando. Pasó sus manos por su melena castaña mientras masajeaba sus sienes soltando una risa seca. Todo parecía un mal chiste, no había nada de qué reírse pero no le quedaba más.

¿Qué sentido tenía ser tan recto cuando su mundo entero se caía a pedazos?, ¿Qué sentido tenía respetar las reglas?  ¿Por qué debía ser el único miserable en esa situación?

Algo en su interior se fracturó y dejó salir al Seungmin que reprimió durante años. Por un momento él también deseaba ser un chico malo.

Toda la vida siendo exactamente lo que los demás esperaban de él, se volvió asfixiante, ¿Qué más daba?

No tenía nada que perder.

- ¿Sabe que, oficial?- dijo con un tono más relajado. Se aproximó al oficial invadiendo su espacio personal y finalmente fue capaz de verlo directo a los ojos. - ¿por qué no arreglamos esto de otra manera?, si es de mente abierta entenderá a lo que me refiero - preguntó con más seguridad en sí mismo.

El repentino cambio de actitud sorprendió un poco al oficial, había algo peculiar en ese chico que le parecía enigmático.

- ¿Qué propones? - cuestionó con una expresión lasciva, no era la primera vez que le hacían ese tipo de propuestas comúnmente lo hubiera rechazado pero realmente deseaba ver hasta dónde llegaría alguien con el corazón roto.

- Tengo una reservación en un hotel muy cerca de aquí, la verdad odiaría que se desperdiciara.

Christopher alzó las cejas y se mordió el labio inferior, entendía muy bien lo que ese chico pretendía. Tal vez esa era su noche de suerte. Seungmin era lindo, totalmente su tipo. ¿Por qué debería negarse?

- Ahora tienes toda mi atención.