2: El espejo.

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Estaba de moda vivir en la ciudad, pero la madre de Olivia, prefería el campo. Su padre trabajaba en la ciudad, se levantaba temprano y llegaba tarde, pero nunca se quejaba solo se reia y hacía reír a su familia. En la finca donde la familia de Olivia vivía era muy grande, la más grande de las propiedades que su padre tenía, habían muchos animales y cosechas, con lo que su madre vendía en el mercado de la ciudad.

Su hermano trabajaba con su padre, tenía el mismo horario que el, ya que el heredará el porcentaje más alto de la empresa, por ser hombre, la hermana menor ayudaba con los quehaceres de la casa, habeces ayudaba a su madre en el mercado, pero más que todo, buscaba un matrimonio y, Olivia, la hermana mayor, estudiaba arte en la Universidad, era la única de sus hermanos que estudiaba en la Universidad por que ella se lo pidió a sus padres, ella quería lograr algo sola.

-Amelia, ¿viene Jhon a la casa hoy? -pregunto mi madre, dandole la espalda mientras untaba tajadas de pan con mermelada de fresa.

Jhon era un amigo de mi hermana, pero era obvio que el la amaba y faltaba poco para que le pidiera matrimonio.

Amelia asintió emocionada.

-Si ma, ¡quien sabrá que traerá hoy! -respondio mi hermana, Jhon siempre le llevaba cosas, por que le daba pena llegar a su casa sin nada.

La puerta sono.

-¿Olivia? -se cuestiono Amelia dirigiéndose a la entrada, mientras mi madre se asomaba.

-Hola -salude y abraze a mi hermana.

-¿Por que no enviaste una carta de que vendrías hoy? -pregunto mi madre quien también se acerco a abrazarme.

-Fue inesperado, una decisión rápida... -respondí sin mucho que decir.

Amelia miro a mi madre preocupada.

-Hermana, ¿Estas bien? -interrogó Amelia sosteniéndo de la manos.

-Si, si... ¡muero de hambre!, ¡¿Tienen algo para llenar a este oso?! -Hable con voz sarcástica mientras nos dirigíamos a la cocina.

...

El viento movía las cortinas rosadas del antiguo cuarto de Olivia.

-¿Me acompañas? -me sorprendió Amelia- mi madre quiere valla donde los nuevos vecinos a llevarles frutas como bienvenida.

Lo pensé un poco y luego asentí.

- ¿Vas a llevar eso? -volvió a preguntar Amelia, con cara de disgusto- ya sabía yo -se fue un rato y luego volvió con unos vestidos y sombreros -Eligue un par, es ropa nueva que compre y me quedaron un poco grandes, a ti deben quedarte perfecto.

- Bueno, si tu lo dices -no era muy fan de los vestidos pero solo seria por hoy.

Me mire al espejo, era un vestido rojo fuerte largo que descubría mis hombros y brazos.

-Hermana, te ves preciosa -opino Amelia encantada- tal vez el amor de tu vida este allá -la mire raro y se hecho a reír, recordé a Julian.

-Yo ya lo conosco. -respondí mientras me acomodaba el cabello para colocarme el sombrero.

-¡¿Que!? - respondió Amelia muy sorprendida - ¿Ya estas comprometida? No, si lo estuvieras ya nos fueras dicho... -miro al piso y luego miro mi reflejo en el espejo aun más sorprendida- ¿¡Por eso viniste a la casa!?

No pude aguantar más y hecho una risotada.

-Aish -Amelia cruso sus brazos - si, de igual manera a ti te da miedo el amor, era obvio que no. Te espero en la entrada - dijo brava y se fue.

Me mire al espejo, Amelia tenía razón...

La decisión más importante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora