21. Shining Light

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Para cuándo el quinto día terminó solo había cinco propuestas que realmente merecían consideración, la de la casa Manderly, Stark, Greyjoy, Blackwood y Tully. Todos habían sido grandes aliados en la corta lucha por la corona de la Reina, casas poderosas cuyo representante lucía buenas y destacables cualidades. Al final de la noche y después de discutirlo un poco Rhaenys eliminó a Dalton Greyjoy de las opciones al considerarlo demasiado estrafalario y poco confiable.

Después de eso, cuando todos ya se encontraban descansando en sus habitaciones y Luke se disponía a dormir una visitante vino a él, Rhaena había corrido a sentarse a su lado en la cama y sujetando sus manos le pidió que por favor no escogiera a Lord Stark, pues a ella realmente le gustaba desde que lo vio cuando Rhaenyra fue coronada.

—Vamos, de cualquier manera es obvio que su propuesta es una mera cortesía para no insultar a nuestras casa y la Reina no presentándose.— le dijo Lucerys con una sonrisa sincera viendo cómo el rostro de su hermanastra se relajaba poco a poco.

—¿Cómo lo sabes?— preguntó ella.

—Bueno, supongo que el interés se nota en los ojos... La forma en la que miraba era puro respeto.

Se quedaron en silencio algunos minutos, el ambiente era ligero pero la chica lucía ligeramente nerviosa si la forma en la que sus manos se movían sobre las de Luke o el como desviaba su mirada de un lado a otro era un indicador confiable.

—¿Crees que tenga una oportunidad?, ¿Que lo merezco?, Él es viudo, aunque joven ha vivido tanto y yo...

—Sé que eres una de las damas más hermosas, valientes y dulces de los Siete Reinos, Rhaena no pienses que no mereces un hombre como él, tú eres perfecta.— habló Luke con seguridad mientras deslizaba una mano del agarre de la morena para acariciar su suave mejilla. —Cualquier Lord con media pulgada de frente estaría más que feliz de tenerte como esposa, eres al hija de la Reina, tienes sangre Targaryen, ¡Y un dragón!.

Los ojos morados de la muchacha se llenaron de lágrimas que no derramó, haciendo brillar sus orbes como las más hermosas amatistas. Antes de que el joven pudiera decir algo más ella se abalanzó a un abrazo apretado. —Gracias Luke.— susurró.

Para el siguiente día más pretendientes pasaron y más rechazos hubo, el único destacable del grupo fue el muchacho Tyrell, aunque bastante joven su familia era una de las más importantes y su colaboración con la Reina les ayudó a mantener a raya a los Hightower y Baratheon, el chico además era lindo y bien hablado, Rhaenys y Corlys estaba bastante conformes con su propuesta, tanto que fue de los pocos en recibir cordialidad por parte de la Serpiente Marina.

Para el séptimo y último día ya pocos pretendientes quedaban en Driftmark cuando de la nada una figura se avistó a lo lejos, la enorme forma de Vaghar se acercó poco a poco hasta sobrevolar imponentemente en la isla que fue su hogar algunos años atrás. Aemond fue recibido por varios guardas que observaban dudosos al Príncipe recién llegado y cuando este anunció que estaba ahí para presentar su propuesta no pudieron hacer más que mirarse entre si y guiarlo al castillo mientras uno de ellos se adelantaba a toda marcha para preguntar a sus amos cómo proceder.

Corlys estaba sorprendido por decir poco, jamás había pensado que el tuerto tuviera la osadía de acudir pidiendo la mano de su nieto después de todo lo sucedido y cómo había apoyado la usurpación del trono de Rhaenyra, claro que ese asunto ya estaba sanjado y sabía las razones del muchacho pero eso no significaba que tuviera la confianza de todos ellos. Laenor a la par se mantenía dudoso de todo eso, en especial porque su hijo le había hablado sobre la historia pasada que compartieron y todo el conflicto que lo llevó a casi morir en la bahía Shipwrecker, ¿Cómo podría entregar a alguno de sus hijos a alguien así?.

Aemond fue el último hombre en presentarse, usando un conjunto de cuero regro y el cabello pulcramente recogido en una coleta alta expuso sus intenciones. Siendo sinceros no era un participante del todo destacable, guapo y masculino con rasgos valyrios pero inferior a otros en belleza pura, era un príncipe Targaryen con un pasado manchado por la traición, solo un cuarto hijo sin herencia ni riquezas y a pesar de eso valioso por su montura. Vaghar tenía un valor militar a la par del de Caraxes y su sangre reforzaría las posibilidades de un heredero jinete de dragones, a pesar de la parte Hightower en él.

En ese momento los Velaryon no necesitaban más fuerza y eso era obvio, Lucerys había cambiado la balanza de poderes para subirlos hasta las nubes, Leviatán puso en una enorme encrucijada a la dragona más grande viva y hundió flotas completas en horas, si Corlys decidía prescindir de la propuesta de Aemond no habría nada que él pudiera hacer para revelarse.

Aún así entendió que no debía, no porque codiciara el poder absoluto o algo por el estilo, simplemente la vista del rostro de su nieto le decía que aún había algo entre ellos, no podía volver a interferir en la felicidad de otro de sus herederos y condenarlo a las dificultades de un matrimonio sin amor. Aunque lo de Laenor realmente había terminado de buena forma no podía tentar a la suerte por segunda vez.

—Admito que es una gran sorpresa saber de tus intenciones, muchos considerarían esto realmente sospechoso pero me considero alguien que sabe juzgar a las personas.— habló la Serpiente Marina con fría calma. —Permitiré esto y dejaré que mi nieto decida a quién desposar según lo acordado con nuestra Reina, aún así ten presente que no eres el único candidato y tendrás incluso más obstáculos en el camino que los otros.

Aemond no retrocedió, se mantuvo firme en su lugar y con el rostro bien alto. —No esperaba que fuera de otra manera mi Lord, pero soy incluso más obstinado que todos ellos y no pienso perder, sé lo que quiero y pelearé hasta el último instante por ello.

Con los ojos fijos en los de Lucerys su voz resonó por el recinto, haciendo que un rubor casi imperceptible tiñera las mejillas del muchacho en el trono. Una suave sonrisa se dibujó en los labios del joven Velaryon mientras se ponía de pie y extendía su mano.

—Entonces espero y estes preparado, ya no soy alguien fácilmente impresionable.— le dijo el castaño.

Aemond no dudó en caminar hacia él, deteniéndose a escazos pasos para arrodillarse y tomar la mano ofrecida, deleitándose con la suavidad que se aferraba a ella a pesar del maltrato de las monturas y el entrenamiento, era cálida, pálida y tan preciada que con el ojo cerrado la presionó contra su frente antes de depositar un casto beso en su dorso, una muestra de su devoción y un acto increíblemente "sumiso" para un Alfa de su estatus.

Después de eso Lucerys se alejó y salió del salón junto a sus hermanos sin dirigirle una palabra o mirada más al hombre que lentamente se puso de pie y lo siguió con la vista hasta que se perdió tras las enormes puertas de madera.


Stronger: Dragon of the seaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora