Star Wars: The Consequences of the Death of an Innocent.

Capitulo 7: Una series de pasos de una Mala Idea(2)

Anakin Skywalker estaba cansado. No sólo estaba físicamente agotado, claro está, aunque ciertamente eso tampoco le faltaba. Cada día que se prolongaba la guerra era otra noche de insomnio preocupándose por sus tropas 

Cada nueva misión que le encomendaba el Consejo, con sus siete células cerebrales colectivas, le quitaba un mes más de su vida. También estaba emocionalmente agotado. Anakin había pasado casi una semana encerrado en su habitacion, esperando estar enojado, herido y devastado. Había querido sentir algo, cualquier cosa para demostrar que todavía era real, incluso si le causaba el dolor que había sentido cuando enterró a su madre.

En cambio, se sentía vacío, un caparazón vacío que no podía llorar ni siquiera cuando quería.

El Consejo finalmente lo había llamado. Se había estado preguntando cuánto tiempo pasaría hasta que lo necesitaran nuevamente. Una parte de él quería que lo enviaran de regreso al frente rápidamente. Quizás podría aclarar su cabeza en la batalla, como lo había hecho tantas otras veces antes. Otra parte de él quería que nunca más lo enviaran a una misión, que le permitieran permanecer confinado en su habitación por el resto de su vida. No era como si fuera a hacer una diferencia en el gran esquema de las cosas.

Ignoró las dos primeras convocatorias del Consejo, esperando que captaran la indirecta. Como de costumbre, no lo hicieron y a la tercera señal de comunicación Anakin se arrastró fuera de su habitación por primera vez en una semana y comenzó el aparentemente largo viaje desde los dormitorios de los Caballeros hasta la Cámara del Consejo.

Así fue como Anakin se encontró rodeado de personas con las que realmente no quería interactuar.

Al entrar a la Cámara del Consejo, la mirada de Anakin se vio inmediatamente atraída por el rostro familiar pero inesperado que residía en el asiento del Maestro Fisto. La Maestra Luminara Unduli parecía increíblemente incómoda sentada donde estaba. 

Los ojos normalmente serenos y calculadores de la Jedi parecían pertenecer más a un joven asustado que a un guerrero experimentado, y la forma en que se estremeció y se derritió aún más en la silla acolchada hizo que Anakin se preguntara cuál de ellos realmente quería estar allí menos. 

Se encontró sintiendo lástima por ella, en lugar de la rabia esperada que había imaginado que sentiría una vez que sus caminos finalmente se cruzaran. Supuso que no era tan sorprendente. 

Crecer en Tatooine le había enseñado a una edad temprana que las acciones de una persona sólo se reflejan a sí mismas. Cuando eras esclavo, no podías darte el lujo de basar tu juicio sobre un amo en su sirviente, y lo mismo podría decirse a la inversa, aunque rara vez se aplicaba. 

Cuando finalmente logró hacer contacto visual con Luminara, no vio la causa de su dolor. No, vio a una madre, una que estaba afligida, tal vez tanto como él, pero que también estaba bajo presión para negar su condición de tal. Se sintió aún peor cuando inconscientemente se dio cuenta de que ella ni siquiera entendía el verdadero alcance de su dolor. Nadie en la sala aparte de él lo haría, porque siempre estarían demasiado atados al Código. El maestro Unduli no sólo había perdido a un estudiante; ella también había perdido una hija. Si no hubieran estado en medio del Alto Consejo, Anakin podría simplemente haberle ofrecido un abrazo, una rama de olivo para aliviar la tensión que obviamente existía entre los dos. Sin embargo, ahora no era un buen momento, y dicha línea de pensamiento fue abruptamente descarrilada por el siempre irritante barítono de Mace Windu.

Mace Windu: Caballero Skywalker, es muy amable de su parte al finalmente honrarnos con su presencia. - saludó  en tono irritado. 

Anakin se negó a responder, su rostro era perfectamente neutral. Cuando fue evidente que el Consejo no recibiría la respuesta sarcástica o humorística esperada que Skywalker usualmente brindaba, Mace continuó.