Capítulo 1. Un misterio por descubrir.

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Capítulo 1. Un misterio por descubrir.

Octubre, 2009.

Luz apaga el despertador, todavía medio dormida, y se levanta para prepararse para ir al instituto. Está agotada, nadie le había dicho que 4º de la ESO iba a ser tan duro. Sólo llevan 3 semanas y entre exámenes, trabajos y presentaciones no le dan las horas. No sabe cómo va a sobrevivir a este curso, y está segura de que ni los universitarios estudian tanto. Se mira en el espejo, se cepilla corriendo su pelo moreno, y se viste.

Es una mañana soleada en Vera del Rey, y el resto de la familia Romaña ya está desayunando en la mesa de la cocina cuando Luz se les une.

– Buenos días familia.

– Buenos días dormilona. – su madre le da un beso – Desayuna algo rápido, ¡o llegarás tarde a clase!

Luz se sirve un vaso de zumo y se pone a untar mermelada en una tostada.

Su madre se está acabando de tomar el café. Se llama Silvia y es de las personas más buenas que conoce. Es comprensiva y cariñosa, y siempre le anima en todo. Trabaja con su abuelo Ricardo en el Hotel Lasierra, un hotel familiar de 3 estrellas dónde Luz sueña con trabajar algún día.

Su hermano pequeño, Jon, está bebiéndose el vaso de Nesquik y jugando con las galletas Dinosaurus que debería estar desayunando... Tiene 6 años y un pelo rubio que hace que parezca un muñeco. Luz lo adora, aunque a veces puede ser un poco pesado. Cosas de la edad que tiene, supone.

– A ver chiquitín, – dice Luz – cómete esas galletas o ¡te comeré yo a tí! – empieza a hacerle cosquillas.

–¡Para, para! – dice el pequeño, riendo.

– Uy, – dice mientras le besuquea la cara – estás muy rico, creo que ya tengo desayuno…

– Nooo… ¡Mamá! ¡Papá! ¡Ayuda!

Silvia empieza a reír, y se le une Javier, que lleva un rato observando la estampa familiar. Él es guardia civil, y aunque veces tiene días bastante duros en el trabajo, todo lo compensa la familia tan maravillosa que tiene.

– Tú – dice señalando a Luz – haz el favor de dejar a tu hermano tranquilo. Y tú – mira ahora al pequeño – cómete de una vez esas galletas.

– ¡Sí, señor!

***

Media hora más tarde, Luz llega al instituto. Lo primero que hace, como todos los días, es buscar a sus amigos para poder saludarlos antes de que les toque entrar. Los ve sentados donde siempre, en los escalones que hay al lado del acceso a las clases.

– ¡Hola chicos!

– Hola, Luz. – contesta Martínez – Oye, ¿tú cómo llevas el examen de literatura? ¿Puedo copiarme?

– Puedes, – ríe – pero no creo que te vaya a ayudar mucho. 

Martínez es su mejor amigo de la infancia, y tienen la suerte de estar en la misma clase. Se conocieron cuando tenían 5 años y han sido inseparables desde entonces. Es un buenazo, y siempre está dispuesto a ayudar a sus amigos, pero es un poco desastre a la hora de estudiar. Luz siempre hace lo que puede por ayudarlo, pero la literatura la tiene amargada también.

– Vaya dos, de verdad. – dice Marta riendo – Como no espabiléis un poco, miedo me da cuando lleguéis al bachillerato.

Marta tiene 16 años y es la mayor del grupo. Está en primero de bachillerato, y quiere ser psicóloga, aunque tampoco está demasiado preocupada por su futuro. 

Por Una MiradaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu