Capítulo 3. Salida a la fuerza.

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Vera del Rey, 2009.

Hace 3 semanas que Ainhoa conoció a sus nuevos amigos, y desde ese día no ha vuelto a sentirse sola. Bueno, en clase se siente algo sola porque sigue sin tener a nadie, pero sabe que en cuanto llega la hora del patio tiene con quien pasarlo. Y la verdad es que Ainhoa adora al grupo. Cuando se junta con ellos no para de reír, y a veces entran en los debates más absurdos que uno se pueda imaginar. Hace un par de días, sin ir más lejos, se pasaron toda la tarde en el parque comiendo pipas y debatiendo sobre si son del Team Jacob o del Team Edward.

Realmente se lleva genial con todos, pero Luz... Luz se ha convertido en su mejor amiga. No sabe muy bien cómo ha pasado, pero desde el primer momento Ainhoa sintió un vínculo especial con ella. Se pasan el rato hablando siempre que se ven, y cuando llegan a casa chatean horas por el Messenger. En poco tiempo la morena se ha convertido en una de las personas más importantes de su vida.

Y Ainhoa siente que por primera vez en bastante tiempo está feliz. Su vida no es perfecta, ni mucho menos, pero se está empezando a adaptar al pueblo, las clases no le van mal, y tiene a sus amigos. Las cosas finalmente están bien.

Pero hoy... Hoy Ainhoa está de los nervios, porque le ha pasado otra vez lo mismo. Lo que se juró que no le volvería a pasar. Si es que es tonta, debería haberse callado y así se ahorraba todo este drama.

Ya en clase ha notado las miraditas y los cuchicheos... La gente no se mata mucho por ser discreta, desde luego. A Ainhoa le duele, pero a la vez le da un poco igual lo que diga la gente. Después de lo que pasó hace unos años, prefiere ignorarlos y hacer de tripas corazón...

Lo que le preocupa realmente ahora mismo son sus amigos... ¿La juzgarán? ¿Dejarán de hablarle si se enteran? Ella sabe que los rumores en este instituto vuelan, y no sabe como afrontar esto. Nunca han hablado de estos temas, y no tiene ni idea de lo que piensan sus amigos. Está aterrada. Puede sentir la presión en el pecho, el sudor frío, los latidos de su corazón. Pum. Pum. Pum.

Se acerca al rincón de siempre y ahí están todos. Sus amigos. Ojalá lo sigan siendo después de hoy, piensa.

– Hola, Ainhoa. – dice Martínez al verla. – Uy, ¿y esa cara? ¿Estás bien?

Ainhoa trata de abrir la boca, de decirles a sus amigos lo que sabe que descubrirán en cualquier momento. Pero no puede, abre la boca y no consigue que salga ningún sonido. Su respiración se acelera, y siente que el mundo no para de dar vueltas a su alrededor. Su corazón va a mil por hora. Pum-pum. Pum-pum. Pum-pum. Se fija en las caras de sus amigos, expectantes y preocupados, y de repente repara en la cara de Sara. Y de golpe lo ve clarísimo.

Sara lo sabe.

Mierda, joder.

Me van a odiar.

Sara le dirige una mirada de cariño y preocupación, y al ver el pánico de su amiga, decide ayudarla.

– Oye Ainhoa, ¿te puedo hacer una pregunta? – Ainhoa asiente ligeramente – Es cierto lo que me han dicho... Eso de que te gustan... ¿las chicas?

–¡¿CÓMO?! – exclama Luz – ¿Quién ha dicho esa gilipollez?

– Pues me lo ha dicho Carlos, que su hermano va a la clase de Ainhoa...

– ¿Y tú te crees todo lo que dice ese tío? Se va a enterar el gilipollas ese, inventándose cosas sobre Ainhoa, en cuanto lo pille lo reviento...

– ¡LUZ! – la interrumpe Sara de un grito.

– ¿Qué?

Sara mira a Luz, y tuerce su cabeza en dirección a Ainhoa. Es en ese momento en el que Luz repara en la cara de absoluto pánico que tiene su amiga. Parece aterrada, como un animalito que va directo al matadero.

Por Una MiradaWhere stories live. Discover now