Capítulo 4

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El sábado sería un día especialmente difícil para mi: me habían contratado para una despedida de solteros. El evento que tendría lugar por la noche, no solamente me hacía temblar de nervios, sino que además; el saber que me acostaría con varios hombres la misma noche y que probablemente tuviera que estar con más de uno a la vez; me daba miedo.

Desperté, estiré un poco mi cuerpo y entré al baño, me lavé la cara y me atusé el cabello un poco, no quería que se viera tan desarreglado, a pesar de que solamente estaría en casa. Salí de mi habitación, bajé las escaleras y luego caminé en dirección a la cocina.

Fue muy grande la sorpresa que experimenté cuando me encontré con Mary, haciendo el desayuno mientras Javi miraba su teléfono, sentado a la mesa.

Me quedé paralizada un instante al verlo, no sabía si sentarme a comer, o salir corriendo y regresar a mi cuarto antes de ser vista; pero la imagen de mi hijo, aparentemente tranquilo, con su playera blanca y sus shorts azules, me hizo recordar que, más allá de cualquier fantasía que pudiera tener con él, incluso antes del deseo creciente que experimentaba por mi hijo: yo era su madre.

- Buenos días amor, que milagro que te encuentro - dije, antes de acercarme a él y darle un beso en la frente - buenos días Mary.

- Buen día señora, siéntese por favor, casi termino de preparar el desayuno.

- Buenos, días mamá - dijo al fin mi hijo.

- Como no hemos hablado mucho en estos días, prácticamente no sé nada de ti así que ¿Cómo te ha ido en la escuela? ¿Ya salieron los resultados del concurso? ¿Cómo están Franky y Érika? - sentí una punzada en el estómago cuando mencioné el nombre de su amiga, pues recordaba lo que los había visto hacer un día antes

Javier apartó al fin la mirada de su celular y lo dejó en la mesa con la pantalla hacia abajo. Mary sirvió el desayuno: waffles con mantequilla, miel y tocino; acompañados por una porción de fruta, junto con una taza de café y un vaso con jugo de naranja.

- Bien Ma, la escuela va bien. Franky ha estado algo distante estos días, casi no lo he visto; y Erika me ha estado ayudando con algunas cosas.

- Érika es una buena chica, me alegro que sigan siendo amigos - cuando dije eso, no podía quitarme de la cabeza la imagen de esa mujercita, saltando sobre las piernas de mi hijo mientras fingía ser yo, para placer de Javier.

- En cuanto al concurso, los resultados salen mañana, así que, solo queda esperar.

- Ya pensaste ¿Qué harás con el dinero del premio? - pregunté.

Aunque intentaba a toda costa parecer normal al estar enfrente de Javier, no podía dejar de pensar en todo lo que me había imaginado, en lo que había visto que hacía con Érika, en el recuerdo del momento en que lo atrapé mirando mis fotos o el olor de sus semen embarrado en las bragas que su amiga había tomado de mi guardarropa, para beneplácito de mi hijo.

Aparté de mis pensamientos todas aquellas ideas cuando vi que una sonrisa se dibujó en su rostro, sabía que todo lo relacionado con la fotografía lo ponía de buen humor.

- Bueno Ma, primero tendría que ganarlo para ponerme a pensar en ello, además...

- Además, soñar no cuesta nada. Deberías pensar tal vez en comprar una mejor cámara, la que te dio tu abuelo está bien, pero seguro que con ese dinero puedes encontrar una mucho mejor que la que tienes - por alguna razón Javier se sonrojó mucho, al hablar de lo que haría con el dinero del premio, en caso de ganarlo; no obstante, hice caso omiso de su actitud y seguí tratando de sacar tema de conversación; hacía mucho tiempo que no platicaba con mi hijo, y el saber que ahora estaba dispuesto a charlar, hizo que aquella mañana fuera un momento muy feliz; algo que necesitaba mucho considerando todo lo que había pasado.

Laura: amor de madreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora