Capítulo 6

1.4K 34 0
                                    

Habían pasado algunos días desde la noche en que Franky descubrió mi secreto. Fueron días difíciles y noches tormentosas en las que no logré conciliar el sueño. Me despertaba a media noche, con el corazón y la respiración acelerados, tras soñar pesadillas donde Javi me confrontaba, me echaba en cara lo que su amigo le había contado, diciéndome lo avergonzado que se sentía de mí y lo mucho que me odiaba por haberme rebajado de esa manera. Otras veces solo lo veía marcharse de la casa, dejándome atrás, desesperada por verlo partir, llorando mientras él prometía no volver a verme nunca.

Los recuerdos de ese infame episodio en la fiesta de solteros, me persiguieron por días, al igual que lo harían tal vez por el resto de mi vida. No era sencillo aceptar que el mejor amigo de mi hijo me había tratado de esa forma, y no podía dejar de pensar en cuantas otras mujeres, habrían sido violadas por ese idiota.

Durante la semana, Mary me preguntó varias veces si estaba bien, a menudo trataba de averiguar qué era lo que me pasaba; podía ver en sus ojos que le preocupaba mucho verme tan decaída. En ningún momento tuve el valor de decirle la verdad, y me vi a mí misma evadiendo sus preguntas de tantas formas como podía; aún a pesar de saber que a ella no podía engañarla.

Por su parte, mi Javi estuvo muy raro. Desayunábamos juntos casi todos los días, pero a pesar de que dejó de ser el muchacho evasivo en que se convirtió cuando recién su padre nos abandonó; su comportamiento en general era extraño, pasaba mucho tiempo soñando despierto, como si su pensamiento estuviera muy lejos de la mesa de la cocina, donde tomábamos nuestros primeros alimentos del día.

A pesar de su comportamiento un tanto errático, me reconfortó un poco el hecho de que siempre se despedía de mí por las mañanas; incluso a veces iba a darme un beso en la frente antes de partir, cuando no lograba despertarme temprano para desayunar.

Su comportamiento trajo a mi alma un poco de paz, me permitió pensar que mi hijo no sabía nada de lo que había pasado; pero ese pequeño atisbo de luz en mi camino, no logró socavar la duda que continuaba torturando mi corazón.

Rechacé los servicios que me solicitaron por aquellos días, pues no me sentía ni física ni emocionalmente bien para trabajar; no obstante, el viernes por la noche recibí el mensaje de una mujer, a través de la aplicación de Sexy Town. Ella me decía que recientemente se había casado con su esposo y quería cumplir su as grande fantasía, un deseo que añoraba ver hecho realidad para beneplácito de su esposo.

Básicamente, el deseo de su hombre era ver a su esposa besar y acariciar a otra mujer, para luego unirse a nosotras. Mi nueva clienta me explicó que me solicitaban a mí, pues mi perfil coincidía con el tipo de mujer que a su esposo le gustaba, así que me suplicaba que por favor no rechazara su invitación.

Lo pensé por algunos minutos, siendo consciente de que en verdad no me sentía lista, pensando en que aún debía esperar un poco más, y así reducir la posibilidad de que un nuevo evento traumático me quebrara por completo; sin embargo, la forma en que la mujer me habló, me transmitió el amor que sentía por su marido, el ferviente deseo que la inspiraba a llamarme y tratar con ello de que su hombre fuera feliz; lo cual, extrañamente, fue algo que me importó mucho más, que el hecho de que nunca había estado con una mujer.

La cita sería al otro día por la noche, en un lugar un poco alejado de donde vivía, ubicado en medio de un barrio no muy lindo y un poco peligroso; no obstante, si aceptaba su oferta, prometían pagar el doble de mi tarifa.

A pesar de mis múltiples dudas, con respecto de estar preparada para regresar a trabajar; nuevamente el dinero y el pensar en mi hijo, me llevaron a aceptar el trabajo. La cita quedó pactada para el día siguiente, por la noche.

Era extraño, pero leer las palabras de aquella mujer, me inspiró algo de respeto por el recuerdo del hombre que había amado con esa intensidad; pues aún después de considerar cómo había terminado todo, aquellos años felices que viví junto a mi ex esposo, fueron maravillosos.

Laura: amor de madreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora