⦗𝟎𝟗⦘ 一𝐏𝐚𝐳.

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Todo lo que hizo ese fin de semana fue quedarse encerrado en su habitación, apenas tocando la comida que le dejaban en la puerta, pues no es que tuviera mucho apetito que digamos.

No fue al colegio el lunes siguiente. Tampoco el martes. El miércoles planeaba pasarlo igual, pero sus padres lo sacaron casi que a patadas de su cuarto y lo obligaron a ir al colegio —porque claro, si dañaba su promedio sería un problema, eso era lo que más importaba—. No, ninguno sabía de la situación entre sus hijos, pero la tensión entre ambos gemelos era tan obvia que no habían sido capaces ni de cruzar palabra desde aquel día. Eso, sumado al aura de tristeza que inundaba las habitaciones cada que alguno de ellos estaba cerca fue suficiente para darles una idea.

Decidieron no meterse, al fin y al cabo intervenir en una pelea de hermanos, más si son gemelos, no es de las mejores ideas del mundo —al menos esa fue su excusa—. Y a pesar de todo, las miradas de reproche que le dirigieron a Yue ese desayuno del miércoles cuando finalmente salió de su habitación fue más intervención de la que cualquiera de los hermanos hubiera deseado.

Era claro que ambos estaban molestos porque de alguna manera hizo sentir mal a su "pequeño bebe" —Haru—, pero agradece que al menos se hayan guardado sus comentarios para sí mismos. No estaba de humor para —no podría— soportar el veneno de sus palabras, disfrazadas de, como ellos las llamaban, "críticas constructivas".

Terminaría explotando frente a ellos también, básicamente culpándolos por ser unos padres de mierda y nunca estar de su lado aunque él también fuera su hijo, y derrumbarse frente a ellos era la única cosa que nunca se permitiría. Nunca caería tan bajo.

No les daría el gusto de verlo derrumbarse.

¿Era tentador gritarles sus verdades? Sí, y mucho, pero no necesitaba más caos familiar por ahora. Tenía suficiente con haberse peleado con su mejor amigo y su hermano —el mismo día—. Prefería cerrar la boca y esperar a que las cosas se calmaran, pues al parecer cada que dejaba salir las palabras todo se iba más al carajo.

En realidad, ese se había convertido en otro de sus miedos, que se desarrolló perfectamente durante los días de confinamiento voluntario en su habitación.

¿Por qué cada que abría la boca dañaba a alguna de las personas que más quería?

Y eso que no era alguien de muchos amigos.

¿Quién sería el siguiente? ¿A quién dañaría ahora?

Tuvo que morderse la lengua cuando la imagen de Dabi apareció en su cabeza, mirándolo tan decepcionado que su ya magullado corazón agonizó otro poquito. ¿O tal vez lo miraría incrédulo, para luego enojarse, así como lo hizo Shoto? Tal vez solo se quedaría en silencio antes de dar media vuelta y dejarlo solo, como Haruto.

Habían muchas posibilidades, y no importaba cuantas veces lo pensara, o cuantas diferentes alternativas creara en su cabeza, cada escenario le dolía más que el anterior.

¿Cuánto faltaba para que al fin dijera algo incorrecto y el universitario se cansara de él?

¿Cuánto faltaba para que no pudiera retener más sus sentimientos, y al liberarlos esta vez decepcionara a Dabi por ser tan débil?

¿Se sentiría hastiado por tener que ver como no aguanta el peso del mundo por segunda vez?

¿Ahora si lo abandonaría?

Porque no importaba cuantas veces se repitiera que Dabi estuvo con él en uno de sus ataques de pánico, que seguramente no se alejara después de ver un segundo, una parte de sí mismo le seguía repitiendo que no, que Touya se cansaría de él, que lo botaría a la calle como un gato callejero y no le volvería a hablar como hicieron su hermano y mejor amigo.

𝐒𝐩𝐞𝐜𝐢𝐚𝐥 𝐭𝐨 𝐬𝐨𝐦𝐞𝐨𝐧𝐞 || Dabi x Male!OcWhere stories live. Discover now