AH, MIS MUERTOS

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Nick golpeó un árbol con el bate de béisbol, centenares de pájaros saltaron de las ramas, huyeron volando rápidamente. Golpeó de nuevo y el árbol tembló. Estaba perdido. El siguiente golpe rebotó en sus manos hinchadas, palpitantes, de agarrar con fuerza aquél palo de madera. Golpeó el tronco con la intención de arrancarlo de las raíces, de tumbarlo y que destruyera todo el terreno en su caída. Pero, el árbol permaneció presuntuoso en su lugar y tan solo unos pedazos de tronco viejos y purgados se desencajaron de su lugar, ni siquiera cayendo totalmente. Nick barrió todo su orgullo, y lo recogió apilándolo junto a toda su debilidad, toda la ansiedad que vibraba en su cuerpo, apiló sus ganas de correr y sus ganas de lamentarse, apiló las diez veces que se dijo que tenía miedo, los acopló en aire y dejó que sus pulmones lo hiciera explotar por su boca. ¿Tenías que volver, no? ¿Tenías que tratar de ayudar al hombre lobo, verdad? ¡¿Tenías que hacerle caso al imbécil de Biela?! Nick bateó un guijarro del suelo, levantando tierra que se escurrió por sus fosas, el polvo chocó contra sus dientes apretados. Las venas de sus brazos inyectadas de un azul mortecino, tamborileaban otorgándole energía para agitar el bate como una espada... que no cortaba, solo le desgastaba energía, y se desgastaba en sí misma. Se sentía tan pequeñito, frente a árboles inertes pero tan grandes. Incluso los árboles... tenían más presencia que él. Su boca borboteó, hervía su saliva... como polvo pica pica y gritó para escupirla, balanceó el bate para expulsar el temblor contagiado de los temblones brazos de Cedrrick, para arrancar sus convulsos ojos verdes, de sus turbados ojos whisky. Golpeó el árbol con la intención de hacer un home run... un "correr a casa". El árbol tenía un tronco tan delgado, que era como si se estuviera sosteniendo por pura casualidad divina, sus ramas tenían todas sus hojas rotas y desperdigadas por el suelo y su altura apenas alcanzaba más que la altura de la caseta de un perro, y a pesar de ello... el batazo lo zarandeó tal y como un empujón amistoso, y sin embargo, el bate de béisbol obtuvo un par de arañazos cerca del apellido grabado. Nick se detuvo.

...

  Para cuando salió del bosque, el cielo estaba azul brillante, y el rosa raspaba el azul oscuro de la noche. El camión de la basura se escuchaba a su espalda, sus pies se tambalearon fuera de la carretera. No hacía mucho que llevaba caminando por la ciudad, pero estaba completamente convencido de que estaba solo allí, de que estaba paseando por una ciudad fantasma, completamente abandonada. Porque en una sola avenida había visto tres casas con el cartel de "se vende" en sus ventanas. No había una sola persona por la calle. Había estado andando por todo el centro de la carretera durante una larga hora y ni un coche le había pitado ni insultado para que se quitara de enmedio. Nick se sorprendió de ver un bar con sus puertas abiertas, se acercó y leyó dos veces el cartel de "abierto". Nick retrocedió unos pasos y se asomó un poco. No había mesas llenas, también se recordó que era muy temprano. ¿Sería este... el bar lobuno del que habló? Nick tragó saliva y dio un pequeño paso al interior, apenas cruzó su cuello el umbral de la puerta, Nick vislumbró sorprendido a un hombre sentado a la barra, una taza de café reciente humeaba bajo sus narices. Había un barman detrás de la barra, este limpiaba un vaso con un trapo. Aparte de ellos, no había nadie más.

-Disculpa...-Tanteó Nick.-¿Puedo tomar un vaso de agua?

-Claro.-Respondió el barman.

Dejó el vaso en la barra, con el trapo dentro. El hombre estaba de espaldas a Nick, miró al chico de soslayo.

-¿Qué te ha pasado? ¿Has tenido un accidente?-Preguntó el hombre, con una mirada inexpresiva.

-U-Un... lo-bo se me cruzó en... el camino.-Tartamudeó Nick recordando que su cara estaba empapada en sangre... de Cedrrick.

Nick tragó saliva, ante la intensa mirada del hombre, agachó la cabeza. El barman que estaba rellenando un vaso con agua del grifo, echó una rápida miradilla.

UNA MANSIÓN CERRADAWhere stories live. Discover now