Daniel

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¿Cuánto tiempo pasó sin verle?

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¿Cuánto tiempo pasó sin verle?

¿Una semana? ¿Dos? ¿Un mes? ¿Dos meses? ¿Un año? ¿Dos?

Perdí ya la cuenta. No se ya cuanto tiempo llevo aquí.

Estar encerrada en este lugar es jodidamente horrendo pero no me arrepiento de nada.

Por él haría lo que sea.

-- Número 87, te llaman -- avisa el guardia desde el otro lado de la puerta.

Me levanto con lentitud, me dirijo hacia ese guardián.

No me podía creer ni una sola palabra de lo que dijo.

Sujeto las barras que estan en la pequeña ventana de la puerta, me pongo de clunclillas para estar cara a cara con ese tipo.

-- ¿A mí? -- me río sarcásticamente -- Desde que vine a este lugar nadie vino a verme...

Llevo pudriendome en esta celda desde hace mucho tiempo y ni una sola maldita vez me visitaron.

-- ¿Y a mí que me cuentas? Solo hago mi trabajo.

El guardia algo fastidiado abre la puerta, no puedo evitar sentir desconfianza ante todo esto.

Me esposa las manos y nos marchamos, le seguí hasta llegar a una puerta.

Puerta que jamás pensé ver.

Después de todo no tengo a nadie quién me pueda visitar, estoy sola en esta vida.

Aunque aveces me hago ilusiones de que alguien vendrá por mí.

Me fijo en las llaves que está sacando el guardia de su bolsillo, está abriendo la puerta.

Por lo visto sí que hay alguien que quiere verme.

-- Entra, solo tienes quince minutos ¿Entendido?

-- Sí, sí, ya te escuché -- pongo los ojos en blanco harta de ese señor.

No entiendo el motivo de su fastidio pero no tiene porqué ser así conmigo si no le hice nada.

Abre la puerta y la luz de la sala hace que entrecierre los ojos. Entro en la habitación y a paso lento me siento en la silla que estaba ahí.

Con paciencia espero a quien me llamó, si soy sincera realmente tengo mucha curiosidad por saber quién es.

No creo que sea ningún familiar porque mi única familia es mi madre y ella me abandonó en el momento que puse un pie en este lugar.

Tampoco tengo amigos, bueno, tenía uno pero se fue hace mucho.

Es por él que estoy aquí.

Suspiro un poco cansada, aún no viene nadie.

-- Perdón por tardar, estaba hablando con el oficial.

Un fuerte vuelco da mi corazón, volteo con lentitud para ver si es quien yo creo que es.

¿Es su voz o solo mi imaginación?

-- Oh... -- murmuro algo decepcionada, es un chico desconocido.

Realmente creí que sería él pero por lo visto solo me confundí, supongo que tanto tiempo sin verle me afectó demasiado.

-- Veo que no te agradó mi visita -- susurra algo apenado, parece que se dió cuenta de mi decepción.

-- No es eso -- niego con la cabeza lentamente -- Solo recordé a alguien...

-- Entiendo -- responde sincero.

Me fijo en él, parece alguien raro, lo digo porque no deja de mirarme y de sonreír.

-- ¿Te conozco? -- pregunto de brazos cruzados -- Jamás te había visto ¿Qué quieres de mí?

-- ¿Eh? ¿No me conoces? -- pregunta sorprendido por mis palabras -- ¿Me olvidaste?

-- ¿De qué hablas? -- ya fastidiada me acerco al vidrio que está entre los dos -- Yo a tí no te conozco.

Genial, mi primera visita y me llama un loco.

-- Sí me conoces -- responde algo desesperado -- Soy yo, Daniel.

Frunzo el ceño al escuchar ese nombre.
¿Cómo se atreve a usar su nombre para sus juegos de mierda?

Bufo molesta, abro la boca para empezar una discusión con él pero al fijarme en su rostro mi expresión de enojo se va cambiando por una de sorpresa.

¿Realmente es él? ¿Tanto cambió?

-- ¿Danny? ¿De verdad eres tú? -- murmuro con algo de dificultad -- Realmente hace mucho que no te veo...

Él sonríe satisfecho de reconocerle.

-- Sí, pasaron muchas cosas por lo visto -- me echa un vistazo algo decaído.

Entendí su indirecta por lo cual evitó el contacto visual, realmente no quería que me viera de esta forma.

-- ¿Cómo cambiaste tanto? No te recordaba tan alto -- murmuro tratando de sacar algo de charla.

Hace tiempo que no lo veo y sinceramente no quiero desperdiciar esta oportunidad.

-- Emm bueno, yo me mudé a Seul y ahí encontré muchos tipos de personas -- responde algo nostálgico -- Y también conocí a muy buenos amigos...

Sonrio alegre, al final si pudo conseguir ese tipo de vida que siempre quiso.
Conmigo no bastaba porque estaba ese imbécil que le arruinaba su vida, yo no era tan fuerte como para ser rival ante él pero aún así nunca me rendí.

Hasta el punto de llegar a esos extremos...

Muchas veces me pregunto que hubiera pasado si tan solo no hubiese hecho aquello.

¿Estaría con mi madre? ¿Me hablaría más seguido con Daniel? ¿Seguría estudiando y conseguiría esa vida de adolescente que siempre quise?

No lo sé, pero si hay algo de lo que me arrepiento mucho es que estoy encerrada en este lugar por intento de homicidio y no por hacer un homicidio.

Tuve que averlo matado en ese momento...

Ese maldito chico no merece vivir, no con toda la mierda que nos hizo vivir a mí y a Daniel.

-- ¿_____? ¿Estás bien? -- me llama Daniel preocupado -- Te quedaste en silencio repentinamente.

Niego con una sonrisa restándole importancia.

-- Me alegra que hayas podido lograrlo -- me sincerizo de repente -- Tu sí lo conseguiste.

Su expresión se decae ante mis palabras.

-- ¿Qué pasó con-

-- ¡Ya se terminó su turno! -- grita el guardia alejándome de Daniel.

-- ¡No, espera! -- llama Daniel dando pequeños golpes al vidrio -- ¡Aún tengo que decirte algo importante! ¡Muchas cosas!

Me sujeta del brazo fuertemente el guardia por si hago algo, me giro para ver a Daniel por última vez.

No puedo evitar que se me pongan los ojos llorosos, realmente lo extraño.
Quiero seguir hablando con él, quiero estar estar con Daniel.

-- Te amo -- susurro llena de valor.

No lo pude hacer en ese entonces, ahora sí pude hacerlo.

𝐋𝐎𝐎𝐊𝐈𝐒𝐌 --> 𝑶𝒏𝒆 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒔Where stories live. Discover now