CAPÍTULO 8

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Desde aquella noche, en que Jimin le confesó que se había sometido al procedimiento del aborto y le pidió dormir a su lado, han transcurrido dos semanas.

A partir de ese día las cosas se han puesto raras entre ellos, han comenzado a dormir juntos en la misma habitación y a evitarse en cuanto amanece. Ya sea Jimin huyendo con el pretexto de querer desayunar fuera, o él marchándose con la excusa de no tener tiempo por su apretada agenda que vuelve a estar desbordada a causa del lanzamiento de su álbum, los dos siempre terminan huyendo y evadiendo el contacto y la mirada del otro.

Yoongi ni siquiera comprende el propósito de esa rutina de evasión extrema que han desarrollado y que no lo tiene para nada contento. ¿A qué quieren llegar si al final terminan compartiendo la misma cama? Acaban abrazados y suspirando, algunas veces simplemente Jimin lo mira y Yoongi siente que se le acelera el corazón. Ojalá pudiese entenderlo mejor.

El golpeteo de unas uñas afiladas lo saca de su ensoñación en el camerino. Suran permanece de pie frente a él, sostiene una tableta a la que proporciona golpes secos con sus uñas largas y esmaltadas.

—Vas a dañar la pantalla —advierte.

—¿Escuchaste una sola palabra de lo que dije? —ella cuestiona, a juzgar por su expresión no está para nada contenta.

El alfa eleva una ceja y rebusca con su mirada a Taehyung. El beta no hace nada más que mantenerse con una postura profesional a un lado de Suran.

—No lo mires a él. Mírame a mí, Yoongi —indica la mujer con molestia haciéndole una seña desesperada con sus manos—. ¿Qué sucede contigo? Acabas de grabar un comercial con Samsung que te hará ganar un montón de dinero. Todos ganamos aquí.

—Gracias por recordármelo. ¿Nos tomamos una fotografía ahora? Podría publicar esto con mi nuevo iPhone —bromea, pero eso no la hace reír—. Sabes que estoy jugando. Ríete un poco.

—No me causa gracia. Ni un poco —recalca—. El otro día te tomaste una fotografía con el teléfono de una fan. ¿Y sabes qué? No era un Samsung.

—Qué pecado —dice sarcástico.

—Sabes que no está en el contrato. No lo está. Y sigues estropeando esto. Son reglas y lo sabes. —Hace una breve pausa y Yoongi aprovecha para encender un cigarro—. Escúchame bien, no sé qué ande mal últimamente, pero te necesito enfocado. Las ventas del álbum fueron un éxito, la crítica lo elogia y todo va bien. Tus canciones triunfan en los charts y streaming, dime ¿por qué no estás satisfecho?

Ante el silencio y seriedad en Yoongi, Suran simplemente toma una gran bocanada de aire y se marcha para atender una llamada y asegurarse que las camionetas vengan de camino.

Taehyung permanece ahí, observándolo en silencio.

—¿Vas a decirme lo que piensas? Vamos, dímelo. Sé que quieres decirme algo. —Fuma con calma, sus codos conectados a sus rodillas—. No me ignores.

—No lo hago —suelta el pelirrojo, tomando asiento frente a él. Junta sus manos sobre sus muslos y suspira—. Andas raro.

—¿En serio? —suelta una risa y Taehyung asiente.

—Sí, lo he notado, se nota en tu mirada. Suran piensa que es la presión lo que no te permite apreciar tus logros.

—¿Y tú que piensas...?

Taehyung ladea el rostro y parece pensativo un instante.

—Pues que te conozco más de lo que ella lo hace —La forma en que lo dice parece contener un significado indescifrable—. Y sé que así eres tú... Ningún logro es suficiente para ti. Cuando logras escalar una montaña ya estás pensando en una mucho más grande. Deberías detenerte un poco y admirar el paisaje.

La Propuesta - YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora