06 | Transferido

18 5 0
                                    




— Siempre eres distraída, Dyland — me corrió Sam a la par que entrabamos junto a los demás a la gran cafetería con un gran letrero con el nombre "Elena's Coffe". Hice cara de ofendida asiendo reír a los demás.

Sabía que era una persona bastante distraída y torpe pero no todo el tiempo, la mayoría de veces sí pero las que restan no. Eso era una gran diferencia.

Al entrar en olor a moffins y café recién expreso chocó contra mi nariz asiendome sonreír de felicidad. Ls comida era lo mejor para curar el alma. Cómo siempre nos sentamos al fondo donde se podía admirar todo el local en sí con perfecta disposición al mostrador. Todo el lugar era decorado a colores marrones, cremas y blancos, todo aquí inspiraba hogareño y la palabra familiar; desde sus grandes cuadros con fotos del top de sus platos más servidos y de la familia de la señora Elena hasta la pared donde se encontraban las celebridades que pasaron por este lugar y los clientes mas habituales por lo que por obvias razones me encontraba en aquel muro con una foto de hace un año, lo sé porque usaba brakets en ese entonces.

Sin duda no fue mi mejor época, en ese tiempo sufría de bullying en mi antigua escuela por mi aspecto lo que es una de las razones por la que mis padres me pasaron a otro instituto.

No nos habíamos llegado a sentar cuando la señora Elena ya de encontraba en nuestra mesa dispuesta a tomar nuestras órdenes. Podía ver su cabello castaño y ondulado caer por sus hombros, su rostro tan alegre mostrando una sonrisa emocionada como siempre mientras en una de sus manos sostenía una pequeña libreta de notas con un lápiz a un lado.

— ¡Hola chicos!, Es bueno verlos por aquí, por favor, díganme cual es la orden de hoy — su acento italiano tan marcado era tan fácil de percibir al igual que la pequeñas arrugas a los costados de sus ojos.

Todos dimos nuestras órdenes y la mujer se encaminó hacía el mostrador donde se encontraba uno de sus empleados atendiendo.

— Ahora dinos, ¿Que hiciste el día que me negaste la salida a comer? — la pregunta de Nora fue el abre bocas de una nueva conversación que me incriminaba como torpe o mala mintiendo.

Mentir.

Mentirosa.

Harry.

Casi me había olvidado de él. Habían pasado al rededor de tres días luego de lo que pasó en aquel callejón desde ese momento no habíamos cruzados más palabras, solo miradas indiferentes que sabía que escondían algo pero con toda su enorme capa  inexpresivida era difícil saber lo que pasaba por su retorcida mente. Se que suena idiota y tonto de mi parte pero la verdad era que aún con lo grosero que fué en ese encuentro mi cabeza no dejaba de pensar en él, de sus ojos verdosos que de cierta manera ocultaban algo que no podía descifrar o al menos no aún, su voz tan aterciopelada y tan relajada que contradecía lo que su mirada tan intensa demostraba.

Él simplemente dejaba tantas dudas en mi cabeza con ese misterio e intensidad tan abrumadora que hay en su entorno. Había sido la primera vez que cruzaba más de tres palabras con él y había sido tan alucinante para mí, había sido como si fuera descubierto una nueva isla donde devia indagar para encontrar sus secretos y sus lujos. Tenía que entrar al mundo de Harry, un mundo que al parecer era bastante complicado acceder.

No sabía cuánto tiempo me había quedado pensativa cuando un carraspeo de garganta resonó en la mesa sacándome de mi burbuja. Dirigí mi mirada hasta donde se encintraban mis amigos mirándome expectantes. Como si fuera el nuevo capítulo de su serie favorita y quisieran admirar cada detalle de lo que pasa.

— ¿Que?, ¿Tengo algo en la cara? — por inercia pasé mis manos sobre mi rostro comprobando que no tuviera algún bicho o mancha de alguna cosa. Mis amigos se miraron entre sí para volver a mirarme.

Los Juegos De HarryOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz