Hace frío, siempre hace frío.
Mis manos temblaban como nunca antes lo habían echo mientras mi cuerpo luchaba por mantenerse caliente entre los montones de abrigo que me cubrían sin mucho éxito.
El frío de aquí era sumamente insoportable.
Trataba de seguir prestándole atención al profesor pero me era posible por ningún motivo. Me removía en mi asiento una y otra vez en desesperación.
Mis pastillas.
No había tomado mis pastillas está mañana, por eso me sentía tan inquieta.
<<Larguemosnos de aquí>>.
La voz en mi cabeza resonó por todas las paredes de mi cráneo, ella al parecer había sido mi única compañía desde siempre.
No tengo hermanos y mucho menos amigos, todos me tacahan por rara y mis padres nunca están en casa.
Mi vida era un solitario asco.
Cerré mi cuaderno de matemáticas cuando el timbre de la hora del almuerzo resonó por cada uno de los rincones de esta prisión dándole entrada a mi hora preferida.
Luego de tomar mis cosas y ponerlas en mi bolso emprendí camino a las afueras del salón y con ello de la institución en sí...
La brisa fría chocaba contra mi rostro de manera violenta, al parecer según el pronóstico abría una tormenta que se supone que era para mañana.
Tal vez se habían equivocado.
— Creo que es mejor ir a refugiarnos — hablé para mí misma parando en mi andar en medio de la calle.
<<No, estaremos bien Dyland, yo te cuidaré>>.
<<Lo prometo>>.
Medito por unos segundos sus palabras pero a decir verdad no quiero regresar de nuevo al instituto y para el colmo no traje mis llaves para ir a casa.
Literalmente no hay nadie con más mala suerte que yo en este mundo.
Emprendí camino otra vez vagando por las solitarias calles llenas de una fina capa de nieve con la que jugaba mientras seguía mi andar.
En mi bolsillo derecho del pantalón mi celular vibró mientras emitía un ligero sonido relajante de las típicas alarmas indicándome de que era hora de tomar mis antidepresivos.
Abrí mi bolso para luego tomar un estuche de color negro y abrir la cremallera dejándome ver su interior lleno de cajas de pastillas, recipes medidos y notitas de colores con las indicaciones de mamá para tomarme cada uno de los farcamacos.
Fácilmente podía tener media farmacia en mi bolsa.
Tomé una cabita de color rojo sacando una de las píldoras para guardar todo en su lugar y mirar el pequeño farmacia en la palma de mi mano.
Era de color rojo resaltando al ser mi palma más blanca que una hoja de papel. Siempre me habían molestado por eso, según los demás ser tan pálida indicaba ser una sola cosa.
Estar enferma.
Cómo odiaba esa palabra. Toda mi maldita vida había escuchado esa palabra provenir se los doctores, de los niños y hasta de mi propia familia.
Siempre era algo nuevo, siempre tenía otro problema, era como una cadena. Un problema me arrastraba a otro y ese a otra más dónde a pesar de que me mejore siempre tenia otra recaída que me hacia empeorar aun mas.
Según mi largo expediente médico toda mi vida he sufrido trastornos de todo tipo, algo que obviamente no me ha echo la vida mas fácil.
Muchos argumentan que los "enfermos" son tratados mejor por sus "discapacidades" algo que es completamente falso, la mayor parte de mi vida la he pasado en hospitales lo cual no es nada agradable.
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Los Juegos De Harry
Mystery / ThrillerDylan Jobs, estudiante de la preparatoria Royale busca salir de lo cotidiano cuando todo se sale de control cayendo en el tablero de ajedrez de Harry Stone. M U N D O D E M E N T I R A S Preparatoria Royale, es la representación vivient...