capítulo 1

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1998

—Es primera vez que veo a una señorita golpear a uno de sus compañeros —hojeó su libreta —. Me sorprende. Sobre todo viniendo de ti, Haerin. Eres una alumna ejemplar, ¿por qué estos ataques de rebeldía?

Haerin agachó la mirada, puesto que se sentía avergonzada por cómo la directora Jeong le llamaba la atención y lo decía con un tono tan decepcionante. Lo que menos quería era decepcionar a los demás, pero ese suceso había sido tan limitante que no tuvo mejor opción.

—Estoy esperando la respuesta —insistió.

No se oía enojada, pero en su rostro podía ver la seriedad. Haerin tuvo que colocarse derecha y en una buena postura como su madre le enseñaba; cada vez que estaba con personas mayores a ella, su imagen debía ser impecable y estar derecha ante ellos. Era una gran muestra de respeto.

—Me estaban molestando —contestó en un tono de voz bajo, pero la directora la escuchó. —Señorita Jeong, yo no quería golpearlo como tal. Es solo que... —suspiró —, me molestan mucho.

—¿Y la solución fue golpearlo? —su pregunta fue severa esta vez.

Haerin se encogió un poco en sí misma, pero mantuvo la mirada en alto.

—No, no es la solución —murmuró —. Pero me gustaría que viera que no tuve opción —intentó justificarse.

—Puedes venir a convivencia escolar para que hablemos estas cosas. No necesitas golpear a tus compañeros.

—Pero señorita Jeong...

Ella alzó su dedo índice enfrente suyo, directamente para callarla.

—No me contestes nada más —ordenó. Haerin solo asintió y quedó callada —. Citaré a tu madre a una reunión para hablar de tu comportamiento. Está claro que en esta escuela no voy a tolerar estas actitudes por parte de mis alumnos, y menos de ti, Haerin. Sé que eres una excelente joven, pero no dejare pasar por alto esto —nuevamente movió su cabeza en modo de afirmación. —Por eso, voy a pedirte que ordenes el área antigua de la escuela.

—¿Qué? —sus ojos se abrieron de par en par.

—El área antigua se va a arreglar con el propósito de hacer una nueva biblioteca, un poco más grande —explicó. —Creo que sabes que no tenemos mucho personal de aseo y que seguramente ese salón esté hecho un desastre para cuando lleguen los nuevos libros, así que sería bueno que colaboraras. Más aún si es tu castigo.

—Pero... ¿todo el salón?

La señorita Jeong asintió.

—Eso es much... —la mirada de severidad que le lanzó la directora, fue suficiente para que Haerin se tragase sus palabras y solo aceptara su castigo —. Una disculpa.

—Es tu castigo —dijo con simpleza. —Después de ordenar, puedes irte a casa.

Haerin quería reprochar muchas cosas como: ¿y si demoraba toda la tarde, hasta la noche? ¿O si se moría de hambre? ¿Y si se caía de sueño? ¿Si todos los maestros se iban a sus casas y la dejaban sola hasta el día siguiente? ¿Su madre se preocuparía si llegaba muy tarde a casa? No habría nadie ya después de las clases y Haerin estaría sola. No le molestaba, pero era incómodo porque el área antigua de la escuela era un tanto tétrica.

—Minji no te puede ayudar —advirtió antes de que saliera de la oficina.

Sin voltear a mirarla, hizo una mueca. Eso era peor, aunque sabía que Minji ya estaría dispuesta a irse. Tampoco era como si a ella le gustase mucho ordenar.

ditto | daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora