La hermana de Potter llegó a Hogwarts y no conocía a los divertidos, traviesillos y lindos Gemelos Weasley, Fred y George, hermanos de Ron Weasley.
Al conocerla por primera vez de sus ojos brotaron colores, les flecho el corazón y ambos quedaron per...
Miro a Ron y a Harry, sus caras lucen casi helados, hasta yo me siento de esa forma.
―Emm... tengo que ir a ver a Hermione.
Me levanto del asiento, pero antes de emprender camino a la biblioteca Ron me detiene:―T/n trata de evitarlos... ellos tienden a ser muy...
―¿Muy... qué?―le pregunto, desconcertada.
Se hace un incómodo silencio. Harry y yo nos miramos sin comprender.
―No son para nada inocentes.-explica Ron, casi en un susurro haciendo una mueca de advertencia.
Oh.
Me puse tan roja como un tómate y baje la mirada tímidamente.
―Entiendo. ―asiento y me despido de ambos.
Discutir lo sucedido enfrente de ellos y tener explicaciones sobre su manera de actuar conmigo y sobre todo con Harry ahí, es más que desagradable.
Harry e incluido Ron me dirigen tensas miradas.
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Después de dos horas tome los ejemplares de Disipar las nieblas del futuro y volvi a la sala común, vi a Harry y a Ron en una mesa trabajando en las predicciones.
Al cabo de una hora segui terminando los progresos, mis ojos fueron hasta la mesa de Ron y Harry, esta totalmente abarrotada de trozos de pergamino llenos de cuentas y símbolos.
Me levante y tome los libros caminando hasta ellos.
―¿Necesitan ayuda?―Pregunte con una sonrisa, apoyando mis brazos en la mesa.
―¿Ya terminaste?―Me pregunta Ron con un rostro iluminado. No puedo evitar reírme.
Asiento con la mirada.
―¿Qué les falta?
―Las predicciones.―Ron larga un suspiro largo y Harry hace una mueca desesperado.
―¿Puedo ver?- pregunto mirando a ambos, ellos asienten y echo un vistazoa sus predicciones.
Los ayudo a crear predicciones (que vanaumentando en gravedad) durante otra hora mientras se va vaciando la sala común conforme la gente se prepara para la fiesta.
Apenas puedo pensar en ello, tengo la cabeza tan neblinosa como si me hubiera metido dentro todo el humo procedente de la chimenea de la profesora Trelawney.
Veo a Harry contemplar la sala, parece intentar pensar en una desgracia que aún no ha puesto. Ve a Fred y George sentados uno al lado del otro contra el muro de enfrente, las cabezas casi juntas y las plumas en la mano, escudriñando un pedazo de pergamino.
―Harry―Lo llamo en un susurro. Harry voltea y sus cejas se levantan.
