1• FalconCity

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Mientras caminaba de regreso a casa, no pude evitar pensar en

"¿Cuánto me ama mamá?"

"¿Alguna vez me cansaré?"

Jamás me habia puesto a pensar en esos temas de manera tan reflexiva y sería.

Tuve suficiente tiempo para pensar en ello, debido a que la tía Grey's no pasó a recogerme a la escuela como siempre lo hace.

Pude haber llamado a mamá, para preguntarle si acaso la tía Grey's no pasaría por mí. Sin embargo; espere a la tía Grey's unos 37 minutos.

Jamás había faltado.

Estuve pensando consecutivamente en llamar a mamá a su trabajo.
Al final no lo hice.

Creo que se habría preocupado.

Ademas, al llamarla, tendría que gastar 95 centavos de mis 3 dólares.

Dinero que no gastaría por la promesa de ahorrar todas las mesadas de Agosto hasta Navidad.

Con el fin de comprar en Diciembre, una computadora portátil de mayor capacidad.

Que fuera con mucha diferencia, a la que mamá me había regalado en cuarto año, y que hasta este presente había logrado sobrevivir gracias al obsesivo cuidado que yo le daba.

No es fácil mantener a tu mascota lejos del calor del teclado.

Después de esperar casi 40 minutos, entendí que nadie pasaría por mí.

Así que ese día decidí caminar a casa.

Eran las 12:42pm. Del medio día cuando crucé la cera para dirigirme a casa.

Ese medio día era común, como siempre:

Un Sol amarillo, un amplio cielo azul con pequeñas nubes grumosas esparcidas por todos lados.

24° Grados de temperatura.

Algunas Personas iban a prisa. Otros iban en sus bicicletas. Otros adultos paseaban sus perros.

Un policía de tránsito estaba parado a la mitad de la calle, pitando con su silbato negro, y señalando hacia las 4 direcciónes.

Incluso ví, una avioneta como de color naranja surcando el cielo, con un letrero atado a la cola que decía:
"I Love You Ximena"

debía ser alguna dedicatoria de amor a alguna Ximena de la ciudad o quizá también, alguna marca de perfumes lanzaría su nuevo aroma muy pronto y le llamarían Ximena.

Reí cuando lo leí, y no reí por el mensaje. ¡¡No!!
Para mí, el amor no es un chiste.

Reí porque imaginé, a todas las mujeres en la ciudad, las que se llamaban Ximena.

Las que viendo la dedicatoria debieron haber pensando que la dedicatoria eran para ellas.

Cada una tomando la dedicatoria para si.

¿cómo podrían saber que no era para otra Ximena?

De seguro la Ximena para quien en realidad iba dirigido ese mensaje, ni siquiera lo vería.

Dios quiera que sí.

¿Cuánto cuesta una dedicatoria así? Me pregunté.

Cuando pensé en eso, ya había avanzado tres cuadras a pies.

Por fortuna, el sol no había calentado hasta su máxima potencia de 27 grados.

Era Octubre, y por lo general en octubre las nubes que pasan sobre FalconCity, sé maxifican detrás de las colinas y se hacen enormes, y cuando es medio dia, se fragmentan en nubes más pequeñas y ambulantes, para luego sobrevolar en grupitos, repartidas sobre toda la ciudad.

El padre de Mery Grant, mi compañera de clases, una vez nos comentó que ese fenómeno climático, solo se veía en Falcón City, por ser una ciudad muy plana y rodeada de pequeñas montañas. Ese fantástico dato se quedó grabado en mi memoria de pez.

Olvidó muchas cosas: las matemáticas, las rutinas de ejercicio en gimnasia (para mí, la materia más aburrida de la escuela).

Pero ese dato... ese dato, no.

Lo recordaba casi siempre cuando contemplaba las nubes pasar desde la ventana de mi cuarto.

Vivo en el vecindario Hit Dalton, en la calle 15, edificio Hatson, propiedad de William Hatson, dueño de ese edificio y de otros tres similares en la misma calle.

Desde el cuarto piso, en el apartamento número 14, en dónde vivo con mi Madre, tengo una vista increíble. Que digo increíble, es fantástica.

Bueno... volviendo a la historia que contaba,

Mientras caminaba hacia allá, a casa.

Luego de haber caminado 6 de las 15 cuadras que separaban, la escuela de la calle 15

pase por el parque Central, y decidí que tomaría un descanso ahí.

Mire mi reloj de pulso, y marcaban las 12:57pm. _aún tengo tiempo _ pensé.

Me senté en una de las rígidas bancas de granito que habían allí.

saque mi iPod para escuchar la canción "Siempre estrella" de Aily Beily, mi artista favorita.

Para colmo de males, El iPod estaba muerto.

Podría jurar que tenía carga.

Tuve que guardalo otra vez en mi bolso.

De igual manera, yo tomaría un descanso.

En la banca de enfrente, dos ancianos jugaban al ajedrez y por detrás de ellos, bajo los frondosos árboles del parque, unos adolecentes jugaban al Béisbol.

Recuerdo haberme fijado en que el uniforme que traían puesto era semejante al mío.
-_jamas los he visto en la escuela_ pensé, mientras los reparaba.

Eran siete chicos.

De repente, mientras los observaba, algo muy a prisa, venía hacia mi, lo que fuera, parecía estática y decidida.

No tuve tiempo de reaccionar, tampoco se de donde salio. Lo que haya sido se estrelló contra mi cara.

Lo último que ví, fue una esfera blanca frente a mí.

Perdí el conocimiento. Debí estar inconsciente unos cuarenta segundo o más.

Cuando desperté, un chico de ojos dulces y redondos, con cabello negro me hablaba. me preguntó repetidamente:
_¿Estás bien? ¿puedes oírme?_

Habían otras gentes ahí:

una señora bonita de vestido rojo que llevaba un sombrero de ala; rojo también.
Los dos ancianos que antes jugaban al ajedrez.
También estaba uno de los guardas del parque, con su cara de veinti tantos años.

Una media docena de chicos vestidos con el uniforme de la escuela a la que yo asistía.

No supe que pasaba.

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LOFI Girl | (+13) [Historia Corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora