Prólogo

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El olor a gasolina llenaba sus pulmones, dándole náuseas.

Claro que podía ser la bebida energética que se había tomado, los nervios de lo que estaba a punto de ocurrir o una gastroenteritis repentina. Decidió que no le importaba lo suficiente como para darle más vueltas y arrancó su moto.

La música había parado para darle la entrada, y la gente había dejado de bailar para observarla.

Apretó el freno de la rueda de delante y metió la primera marcha, sonriendo dentro del casco. Empezó a salir humo detrás de ella por el movimiento de la rueda contra el asfalto y unos focos la iluminaron. Había visto videos de sus actuaciones en el «Jaula dorada» —el club más famoso de la ciudad—, y sabía que el espectáculo que estaba dando era digno de un premio.

Escuchó los aplausos de las personas que se encontraban en el recinto. Algunos la vitoreaban, y supuso que serían clientes frecuentes.

Se sintió ansiosa, como cada vez que le tocaba su especial del mes. Eran mucho más fáciles los trucos recurrentes, en los que saltaba de rampas y hacía acrobacias, y, sobre todo: en los que estaba sola. Porque lo especial de aquella discoteca alternativa de motos era su jaula.

Todos los meses había un día en el que los asistentes podían pagar para meterse en una bola con barrotes que comúnmente se llama «la esfera de la muerte». Al gilipollas que tuviera los cojones de meterse dentro, lo esposaban con los brazos arriba mientras ella daba vueltas a su alrededor. Un giro mal dado, un pequeño fallo, un despiste mínimo eran lo único que necesitaba para terminar con un final fatídico para ambos.

Respiró todo lo tranquila que su preocupación le dejaba y observó como ataban a un chico que conocía de la universidad. A su mejor amigo.

—No me mates —pidió riendo.

Seguramente ya estaba borracho, a pesar de ser la primera hora de espectáculo.

—¿Firmaste el consentimiento de responsabilidad?

—Nada más llegar, princesa de cuero.

—Entonces te jodes.

Miguel siguió a lo suyo y ella se colocó el casco de nuevo para empezar con la primera vuelta.

Iba a ser una noche larga.

Jaula doradaWhere stories live. Discover now