Cap 3

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Se puso una película y se quedó dormida viéndola. Era horrorosa, sobre dinosaurios que iban al espacio, y seguiría durmiendo de no ser por la luz del pasillo.

Allí estaba Miguel -borracho-, tambaleándose y apoyándose en la pared para mantenerse de pie. Llevaba su chaqueta colgada de la mano y el pelo rubio se le pegaba a la frente por el sudor. Además, tenía las mejillas rojas y se le veía cansado.

-¿Estás bien?

Lo miró más atentamente y parecía haber estado llorando. Se levanto y vio la hora en el reloj del salón: no eran ni las tres de la mañana. Era extraño que llegase tan pronto.

Los ojos vacíos de su hermano se enfocaron en ella, y le dio un abrazo.

-Perdona, hoy no ha sido un día bueno -respondió con la cara escondida en su pelo.

Su hermano tenía depresión. Estaba diagnosticado desde los diecisiete años, y desde entonces recibía terapia todas las semanas. Fue un golpe tremendo para él perder a su padre en un accidente automovilístico, y empezó a beber y salir más para intentar olvidar aquello.

A la vista quedaba que no funcionaba demasiado bien.

-Venga, vamos a la cama.

En días así, su madre o ella solían dormir con él. Cuando se fue de casa para estudiar, dijo que echaba de menos poder acurrucarse cuando sentía tanta tristeza. A pesar de su apariencia ruda, su hermano tenía un corazón sensible y empático.

Se tumbaron en el colchón y Miguel apoyó la cabeza justo encima de su corazón. Ella relajó su respiración, intentando que sus latidos fueran lo más despacio posible, justo como tranquilizaban a su hermano.

-Te quiero, enana.

Le dio un beso en el pelo, y, antes de poder responderle, escuchó unos ronquidos suaves.

-Y yo a ti.

Al día siguiente, ninguno habló de lo ocurrido.

Llamó a Marta para ir a pintar al río. Sabía que le vendría bien conocer la ciudad, y la naturaleza siempre le ha inspirado desde que era una niña. Se duchó, emocionada de seguir con la ilustración que había empezado. Decidió llevar un vestido hasta las rodillas en tonos rosados y una flor en el pelo. Se puso unas botas de tacón cómodas y bajó corriendo a coger el autobús.

Vio a su amiga sentada en un banco, justo debajo de unos arcos que estaban cubiertos de enredaderas. Estaba con su cuaderno en las rodillas bocetando el paisaje. Tenía las acuarelas listas para empezar a pintar.

-Veo que has empezado sin mí.

-Sí, es que llegué hace veinte minutos -contestó sin mirarla-. No te perdiste, ¿cierto?

Se sentó en el suelo, apoyando la espalda contra el banco. Una corriente de aire le dio escalofríos.

-Tengo una chaqueta, si la necesitas está en mi mochila.

Le hizo caso y la buscó. Era negra, con varios parches de bandas repartidos por la prenda, y, sobre todo, era muy suave.

-Gracias.

Se puso manos a la obra con su dibujo. En el papel, dos chicas jugaban en un bosque oscuro con musgo brillante y setas por todas partes. Escondida tras un árbol, un hada las miraba. Quería darle un efecto mágico, así que decidió usar acuarelas también.

Comenzó por una capa verde clarito al fondo, sin detallar demasiado, y continuó dandole más profundidad con tonos más oscuros. Cuando quedó contenta con el resultado, siguió por el suelo lleno de hojas, ramas y piedras. Llegó a las niñas, y decidió pintarlas con lápices de colores, al igual que los detalles.

No sabría decir cuánto estuvieron ahí, pero le empezó a doler la espalda y se figuró que demasiado. Era hora de comer.

-¡Mierda! -exclamó Marta.

Pensó que se habría tirado el bote de agua por la ropa -que le había pasado alguna vez-, pero la chica miraba al dibujo, y entonces vio que el pulso le temblaba y la linea del puente estaba movida, como si la hubieran empujado mientras la dibujaba.

-¿Todo bien?

-Lo he arruinado -suspiró mientras arrancaba y arrugaba el papel.

Tuvo que resistir el impulso de gritarle que qué hacía -era un error difícil de arreglar, pero no imposible, y no comprendió su reacción-, pero había algo que le impedía hablar.

Miró a su amiga y vio lagrimas de rabia al borde de sus ojos.

-Perdona. Debe parecer extraño, pero es que estoy agotada.

Se le cerró el estómago. Quería hacer algo por ayudarla, pero no entendía qué pasaba.

-¿A qué te refieres?

Le puso una mano en el hombro en modo de apoyo. Marta suspiró, y por el sonido, notó que estaba conteniendo las lágrimas.

-Tengo hemiparesia espástica -explicó-. Es una enfermedad que afecta a los músculos de mi brazo derecho.

Repitió el termino en su cabeza para buscarlo en internet en casa. Quería informarse bien.

Pensó en qué podía hacer por su amiga, y concluyó que lo mejor era cerrar el tema por el momento y cambiar de ambiente.

-¿Quieres que lo dejemos y vayamos a tomar algo? Necesito que me enseñes la ciudad un poco más.

La joven sonrió y se limpió una lágrima con el dorso de la mano.

\⁠(⁠๑⁠╹⁠◡⁠╹⁠๑⁠)⁠ノ⁠♬

-¿Qué quieres para cenar? Tenemos pollo, macarrones y... nada más comestible. Hay que limpiar la nevera, he visto yogures de hace tres años.

Miguel puso la mesa mientras Marta y ella cocinaban algo.

-Macarrones está bien, gracias.

-Chicas, ¿haréis algo esta noche?

Miró a la otra, pero no encontró respuesta en su cara.

-Podemos ir al jaula -propuso la joven de pelo rosa.

A su hermano casi se le caen los vasos en la mesa.

-Ni se os ocurra.

Le sorprendió la convicción y la seriedad con la que lo dijo. Había preocupación en su rostro.

-¿Por qué? Es el mejor club que tiene Salamanca. Personas de todo el país vienen a ver los espectáculos mientras se toman un par de copas. ¡Es brutal!

-Es muy peligroso, chicas.

Era la primera vez que su hermano le quería prohibir ir a algún sitio de fiesta. Venga ya, si la había colado a algunos clubs en Madrid. Era ridículo.

-Prométeme que no irás, Len -dijo mientras la cogía del brazo y la miraba a los ojos.

-¡Se queman los macarrones! -gritó entonces Marta.

Corrieron a la cocina y la escena de la chica con el cazo de la comida echando humo y la cocina oliendo a quemado los recibió. Le preocupó que Marta hubiera encontrado una manera de por poco incendiar unos macarrones, pero empezó a reír y no pudo parar. Miguel la imitó.

-Voy a pedir una pizza -farfulló la causante de todo.

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⏰ Last updated: Dec 19, 2023 ⏰

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Jaula doradaWhere stories live. Discover now