Capítulo Treinta y Cuatro

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Meghan


Escucho la enlatada voz masculina a través de mi teléfono presionado contra mi oreja mientras la otra mitad de mi atención permanece en Avery y Owen, cuyos brazos se encuentran entrelazados en una ayuda camuflada, aunque tenga la impresión de ella que lo sabe y simplemente decidió aceptar la oferta de fungirle de apoyo mientras entran en la casa. Al mismo tiempo, no puedo evitar enfocarme en sus pasos pausados o cómo su mano libre permanece posado sobre un costado de su abultado vientre, sea para sentir a las bebés o como instinto. La imagen es adorable y provoca que una sonrisa se deslice por mis labios, incluso cuando todavía soy consciente de la voz que me habla de un contrato y ganancias.

―Entiendo, Gordon. Sin embargo, me mantengo firme con que no creo que sea imprescindible tal alianza en este momento. ―Un intercambio más de alegaciones y la llamada por fin finaliza.

Dejo escapar un suspiro, sabiendo que es probable que deba haber una reunión pronto. Casi me resulta gracioso pensar que, antes habría estado absolutamente bien con asistir a mi trabajo sin importar el día o la hora, incluso consciente de que habría personas preparadas para resolver el inconveniente ―lo que muchas veces me ganó ser llamada "workaholic" por mi mejor amigo―; no obstante, ahora el sentimiento ha mermado, porque mis prioridades han ido cambiado a través de estos meses.

Luego de saludar a un vecino que va pasando por la acera opuesta, entro en la casa hasta llegar a la sala de estar para encontrar a Avery recostada contra un costado del sofá, sus piernas esturadas a lo largo de este, flexionando los dedos de sus pies ahora descalzos con una ligera mueca en su semblante, intuyo que por la incomodidad producida por la inflamación en estos.

Treinta y dos semanas de embarazo no pasan en vano.

Dejando de lado las inseguridades y miedos habituales y naturales que trae la incertidumbre por lo que pueda ocurrir en las próximas semanas, una sensación de orgullo y afecto inunda mi pecho, trepando por encima de cualquier otra emoción al observa su crecido vientre que sus manos tocan suavemente por sobre su vestido largo, con una mirada brillante y una sonrisa amorosa que no deja en duda la conexión que siente con las gemelas.

Cuando ella se percata de mi presencia, y, sin querer resultar extraña por permanecer tanto tiempo sin hablar, me decanto por preguntar:

―¿Y Owen?

―Consiguiendo agua para la embarazada ―dice el susodicho apareciendo con un vaso en mano, el cual se dispone a entregar a la pelirroja que lo recibe con una pequeña sonrisa.

―Qué servicial. ¿Te parece si lo contratamos como sirviente? ―formulo hacia Avery, ganándome una risa de ella y un resoplido de él.

―Depende. ¿Sabes lavar y planchar ropa, Owi? ―le pregunta con mirada inocente, apenas conteniendo su sonrisa divertida. Ahora es mi turno de reír. Definitivamente pienso molestarlo con ese sobrenombre.

―En primer lugar, soy perfectamente capaz de realizar cualquier tarea doméstica, para que quede claro...

―Como armar una cómoda, ¿cierto? ―ironizo.

―¡Ey! Las instrucciones estaban mal.

―¿Qué? Esperen, esa es una historia que necesito saber. Cuenta ―Se anima, acomodándose mejor en su sitio.

Entretanto, decido acercarme para hacerme espacio en el costado opuesto del sofá, levantando con cuidado sus piernas lo suficiente para tomar asiento, dejando sus pies reposar ahora encima de mi regazo, con un brazo sobre el reposabrazos y mi otra mano descasando casualmente en su tobillo derecho. Noto su rostro enrojecerse, sin embargo nadie comenta nada al respecto. Aunque tengo la certeza de que recibiré algún comentario fastidioso de mi amigo más tarde.

Fuera Del PlanWhere stories live. Discover now