، 🌻 : Décimo cuarta flor.

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El lunes por la mañana, en la hora del almuerzo, Jungkook se escaqueó para buscar a aquellas personas que después de dos largas semanas finalmente habían vuelto al instituto. No fue difícil hacerlo, ellos eran bastante predecibles. Por lo que Jungkook caminó seguro hasta el patio delantero, justo detrás de uno de los árboles que había por toda la zona. Los encontró allí sentados, uno de ellos apoyando su espalda en la corteza del árbol mientras los demás estaban echados en la hierba del suelo. Los tres levantaron sus miradas al ver a Jeon plantarse delante de ellos.

—Qué quieres —soltó Jackson de manera brusca.

Jungkook sonrió falsamente.

—Vengo a dejarles algo claro —sonó totalmente seguro—. Que se les haya acabado el castigo no significa que puedan hacer de nuevo lo que les dé la gana. Así que... lo diré claramente —se aclaró la garganta—. No volverán a tocar a Jimin, ni siquiera quiero que le dirijan la palabra. Ni a él ni a ninguno de sus amigos —sonó amenazante.

San fue el primero en levantarse, no sin antes sacudirse la hierba y la tierra de sus pantalones. Se acercó a Jungkook, entrecerrando sus ojos y mirándolo desafiante.

—¿Solo porque tú lo dices?

El rizado se mantuvo en su posición.

—Sí —afirmó—. Porque yo lo digo, y porque si te atreves a hacerles algo, yo mismo me ocuparé de que sea la última vez.

San soltó una sarcástica carcajada.

—Claro, porque tú...

—Sé muchas cosas de ti, Choi —lo interrumpió. El nombrado se quedó totalmente callado—. Y también de tus dos amiguitos. No creo que te haga mucha gracia que sin querer un día se me escape de la boca.

San tensó su mandíbula.

—Eres un hijo de puta —lo insultó, sin dejar de mirarlo fijamente con rabia.

Jungkook se alzó de hombros y sonrió aún más.

—Ahora espero que sí haya quedado claro.

Y sabía que lo había hecho, porque aquellos tres no volverían a interponerse nunca más en sus vidas. Algo que realmente lo hacía demasiado feliz, el saber que finalmente se había librado de ellos y que no tendría que lidiar con sus tonterías. Ahora realmente podría centrarse en su propia felicidad.

A pesar de lo feliz que se sintió aquel día, Jimin no lo estaba tanto. Se había pasado el día entero insistiéndole en que tenían que acabar el trabajo, que les quedaba una semana para entregarlo y que si no se ponían a pensar en algo no les iba a dar tiempo de acabarlo a tiempo. Estaba realmente histérico y el hecho de que cada vez que quedaban con Jungkook para ello acabaran encerrados en su habitación por horas no ayudaba en absoluto.

—En serio, tienes que dejar de hacer eso —se quejaba Jimin.

—¿Hacer el qué?

Park se detuvo en medio del pasillo, mientras los demás estudiantes seguían pasando por los lados.

—No te hagas el tonto, ¿quieres? —frunció el ceño—. Esto es serio, Jungkook. Tenemos que acabarlo ya.

El mayor suspiró. Agarró a Jimin del brazo para que volvieran a retomar sus pasos a la siguiente clase.

—Que sí, que ya lo sé —puso los ojos en blanco—. No te preocupes. Si quieres quedamos esta tarde y lo acabamos.

—Llevamos haciendo eso tres tardes seguidas y lo que acabamos no es precisamente el trabajo.

Jeon no pudo evitar reírse, aunque a su novio no le hiciera tanta gracia. Mostró su descontento dándole un leve golpe en el hombro.

—Auch —se quejó entre risas después de sentir aquel pequeño golpe—. No te pongas así. Esta vez hablo en serio. Si quieres podemos ir juntos a la biblioteca y así nos aseguramos de no distraernos. ¿Qué te parece?

memories bring back to you › kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora