𝗖𝗔𝗥𝗠𝗘𝗦𝗜 - 03

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—Supongo que esa era la última caja

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—Supongo que esa era la última caja.

Luego de acomodar los últimos libros en su escritorio Nayeon se tiró a su cama de un salto. El suave colchón amortiguó su caída, y esta, estando boca abajo, soltó un largo y agotado suspiro.
Después de haber estado varios días tallando símbolos en el bosque, su habitación era la más desordenada de entre todas, por esa razón, y más aún después de escuchar los regaños de Jihyo, está dedicó todo un día para organizar su desorden.

Finalmente, después de unos largos minutos en los que está replanteaba sus decisiones se puso de pie nuevamente, y esquivando los regueros de cartón en el suelo se sentó frente a su escritorio, corriendo hacia atrás la silla giratoria para estar más cómoda, luego abrió el libro que estaba allí para seguir leyendo.

“Su apariencia es similar a la de un humano normal, antiguamente era fácil reconocerlos, su peculiar belleza y apariencia juvenil los hacía resaltar bastante. En pueblos y ciudades pequeñas, dónde todo el mundo se conocía entre si, era más fácil saber quién era el extraño que nunca envejecía un solo día. Ahora, con la expansión humana y el desarrollo de las tecnologías -mejorando exponencialmente la calidad de vida, alargando está misma- cualquier persona podría ser un sospechoso”

Nayeon frunció el ceño, definitivamente el que había escrito aquel libro (muy posiblemente un cazador de su familia, no lo sabía bien) tenía bastante razón. En sus casi veintinueve años de vida está nunca se había encontrado directamente con uno. Siempre que está se enteraba de la identidad de uno era por distintos motivos, muy ajenos a su entrenamiento.
Seguramente su padre, de seguir vivo, la veria muy decepcionado al no poder reconocer a esos monstruos con solo verlos.

¿Con cuántos de ellos se habrá cruzado a lo largo de su vida, y no se había enterado?

Cualquiera que use lentillas oculares de ojos rojos es un sospechoso, de encontrarse con uno, y si no están muy seguros, deberán de usar algunos otros métodos para identificarlos correctamente y no asesinar a un inocente;

1. Sus pupilas no son del todo negras, un vampiro, además de tener la iris roja, tendrán lineas rojas en su pupila, estás son casi imperceptibles, tendrán que verlas de manera detenida para saberlo.

2. Su respiración es anormal: al ser prácticamente cadáveres andantes, y literalmente no tener un corazón correctamente funcional, no podrán tener un bombeo de oxígeno natural, aunque ellos están entrenados para asimilar la respiración normal (humana) habrán pequeños factores que te harán saber que está no es normal.

3. Su tez, de no ser morena, siempre será pálida. La falta de oxígeno en su cuerpo evitará en gran medida la producción de melanina. El pálido de sus pieles no es normal de alguien de nuestra etnia.”

Esos pasos, aunque obvios, siempre eran la manera correcta de poder saber quién era diferente. Lastimosamente, en los últimos años con los estándares de moda cambiando todo el tiempo y siendo diferentes (a muy seguramente cuando el autor escribió eso) les era más fácil camuflarse a simple vista, muchísimo más fácil entre la multitud.

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