Capítulo 3

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El señor Jones limpió la herida con mucho cuidado. Llevaba el cuello de la camisa abierto por el esfuerzo del trabajo y las manos debían de dolerle porque no paraba de apretar los puños. Después de comprobar le estado del capitán se marchó, no sin antes prometer que no diría nada al resto de la tripulación. Christine y Robert se quedaron solos, los dos estaban pendientes de la salud del hombre que se encontraba tumbado en la cama. Robert sin apartar la vista de su amigo le habló.

- Si muere, date por muerta

Christine no se asustó, sabía que si moría el capitán su muerte sería inevitable, su suerte dependía de lo que fuerte que fuera ahora el temible capitán Every. Además, algo dentro de ella, irracional, no quería que muriera. Eso sí que le asustaba, tenía que desearle lo peor, pero al mirarlo así, indefenso y a punto de morir por su culpa las lágrimas empezaron a descender por su rostro. Se sentí culpable y a la vez tenía miedo de su destino y el del pirata.

- Trae ron - soltó Robert de repente.

- ¿Para qué? Él no lo necesita

- Para mí. En la bodega. Ya - seguía sin mirarla.

Iría, aunque solo fuera para escapar de la situación asfixiante en la que se en hallaba. Encontrar la bodega fue una tarea fácil, cosa de niños, quizá porque estaba en el mismo lugar que en todos los barcos en el que había estado. El ron fue otra cosa, ¿dónde lo meterían? Una figura en el suelo la sobresaltó, era una sombra negra oculta en la oscuridad. Tuvo que acercarse mucho para reconocerle. Como si la hubiese sentido abrió los ojos. Se quedaron mirando por segundos que parecieron horas. Christine no pudo refrenar el impulso y se lanzó a sus brazos. Lo abrazó y lo besó. No podía creer que estuviera vivo. Aidan la apartó con suavidad y la miró de arriba a abajo inspeccionándola.

- ¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo?

Ella contuvo las lágrimas, las emociones de ese día la tenían saturada y al ver la preocupación en el rostro del hombre, salieron desbordadas. Cuando se calmó, le contó todo y miró al suelo.

- No sé por qué me mintió - Aidan se sonrojó.

- Quizá yo tuve la culpa - ella lo miró, incitándole a que continuara - Le dije que éramos amantes.

- ¿Qué? - Chilló y se separó de él con horror - ¿Por qué hiciste eso?

- Pensé que podría ayudarte, pero veo que me equivoqué - parecía realmente arrepentido, pero no podía perdonarlo, no de momento, estaba muy enfadada con él y con el capitán y con ella misma.

- Adiós, Aidan - le dijo mientras cogía el ron y se marchaba. Sus palabras habían desencadenado unas acciones que probablemente la mataran. Si el capitán Every vivía, volvería a verlo, de esto estaba segura. Sabía que lo perdonaría, pero necesitaba tiempo.

De camino al camarote aminoró el paso, necesitaba un tiempo a solas para pensar. La situación la tenía confundida. Aidan le había dicho al pirata que eran amantes y el capitán Every que Aidan estaba muerto y ella había reaccionando atacando al capitán pirata. Al final eran dos los heridos y la vida de uno pendía de un hilo por su culpa. Lo que no llegaba a entender era por qué le había mentido el capitán, Aidan quería protegerla, pero qué ganaba el capitán con su mentira. Las respuestas que encontró le parecían improbables. Cansada volvió al camarote. Robert seguía con su actitud fría hacia ella aunque ella lo ignoró. Le dio el ron y él empezó a beber.

- Espero que te hayas despedido de tu amante porque si muere él...

- Lo sé - dijo interrumpiéndolo. No hacía falta que le añadieran otra muerte a su conciencia. Ante la mirada reprobatoria del hombre quiso disculparse - Yo no quise hacerle daño, en la reyerta cayó encima y...

Un mar revuelto (En Corrección)Where stories live. Discover now