6.🖤

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Mientras iban rumbo a la casa de Kento, su vista se desviaba por instantes hacia su asistente, él veía por la ventanilla del auto, sus ojos brillaban al ver la arquitectura medieval de la ciudad; frotó su rostro y Kento lo vio desde el retrovisor y carraspeó llamando así su atención.

- Imagino que el cambio de horario te esta afectando - menciono escueto.

- Supongo que sí - murmuró - Oye Nanami! ¿Recuerdas que prometiste llevarme a los mejores clubes nocturnos si en algún momento venía a Suiza, verdad? - inquirió con una sonrisa enorme en el rostro.

- Sí, lo recuerdo - suspiró derrotado - Pero estoy seguro que Toji conoce muchos lugares de esos, así que le pediré que te lleve - concedió.

- ¿Toji? No sabía que él se encontraba por acá - mencionó.

- Sí, hace algunos años se mudó con su hijo - informó sin interés.

- ¿Su hijo? No sabía que era papá - exclamó sorprendido - ¿Qué he hecho todo este tiempo? - murmuró para sí, pero por la distancia el rubio lo alcanzó a escuchar.

- Salir con un omega distinto cada noche - contestó sin emoción.

- Buen punto - río.

- ¿No has pensado en tener una relación con alguno de esos omegas? - inquirió.

- Sabes que la respuesta es un no rotundo, no me veo compartiendo mi vida con seres tan patéticos - escupió con despreció y de reojo pudo ver el cuerpo de Suguro tensarse, pero no le dio importancia.

El rubio suspiró ante la respuesta del albino - Esta bien, si es así como tu los ves, no hay nada que te haga cambiar de parecer - mencionó.

- ¿Y tú, por que no has enlazado tu vida con alguien? - preguntó curioso.

Una leve sonrisa se asomó en su rostro y nuevamente vio por el retrovisor, pero esta vez su atención se centró en el pelinegro - Aún no ha llegado la persona correcta - suspiró.

La sonora carcajada del peliblanco sobresalto a sus acompañantes - Qué tontería! O sea ¿No te molestaría que sea Alfa, beta u omega? - inquirió aun con atisbo de risa en su rostro.

- No lo había pensado de esa manera, pero no creo que haya ningún problema - suspiró y nuevamente llevo su vista al retrovisor, pero para su sorpresa esta vez chocó con la mirada intensa del pelinegro.

Suspiró en repuesta, pero decidió dejar la conversación ya qué habían llegado a la casa de Kento, bajaron rápidamente de auto y algunos empleados se encargaron de su equipaje; eran pocos, pero gratos los recuerdos que aún conservaba de las veces que estuvo en ese lugar, por reflejo buscó con la vista a su asistente y lo encontró maravillado con la vista al lago qué ofrecía la casa, perdió la concentración cuando un par de brazos delgados lo rodearon por la espalada, pero el olor a frambuesa hizo qué su cuerpo se tensara, podía reconocer esas feromonas.

- Hola Satoru, es un placer verte de nuevo - murmuró.

- ¿Miwa? - susurró.

La chica sonrió y se apartó para que él pudiera voltear, al hacerlo la chica sonrió.

- Creí que no te volvería a ver, después de que desapareciste del hotel en la madrugada - mencionó con un leve puchero.

- Eh... Lo siento por eso – balbuceó.

– No te preocupes, ya que estas aquí podríamos salir y yo te mostraré muchos lugares interesantes – ofreció emocionada.

– Miwa, Satoru esta acá por trabajo no por placer – interrumpió Kento al ver la expresión del albino.

– Kento, no seas aguafiestas! – se quejó y volteo para ver al rubio, por primera vez notó la presencia de Suguro al lado de Kento – ¿Tú, quién eres? – preguntó curiosa.

– Suguru Geto, el asistente del señor Gojo – sonrió.

La chica sonrió y se acercó a él – Perfecto, tú me dirás en que momento Satoru estará disponible para mí, soy Miwa Kasumi – saludó dándole un abrazo – ¿Eres beta? – inquirió curiosa – No percibo olor a feromonas en ti – menciono olfateando cerca de su cuello.

– ¡Miwa! – exclamó Kento – ¿Puedes dejar de ser tan imprudente? – regañó – Y por favor muéstrales las habitaciones qué ocuparán – pidió escueto.

– Gracias señor Nanami – menciono el pelinegro – Y sí  señorita Miwa, soy beta – respondió con una sonrisa.

– Wow! Eres muy lindo para ser beta – soltó sin más, luego sonrió apenada – perdón, no quise que sonara así – se disculpó y su rostro estaba totalmente sonrojado – Síganme, los llevaré a las habitaciones – se apresuró a decir para no seguir de imprudente.

– Gracias señorita – agradeció y empezó a caminar tras ella escaleras arriba, seguido de Satoru.

Entro a su habitación y se vistió con algo más cómodo, unos pantalones de chándal gris y una playera negra eran perfectos, había decidido qué descansaría por unas hora y luego empezaría a trabajar, se encargo de informarle a Suguro y luego se recostó en la cama la cual resultó ser bastante cómoda; su mente era un completo lío aún le era difícil creer que la omega con la que se había acostado hace algunas noches era quien se encontraba en la casa de su amigo, siempre trató qué los omegas con los que se involucraba no volvieran a aparecer delante de él, pero esta vez había sido bastante descuidado; otra de las cosas que lo mantenía inquieto era la forma en que Kento veía a Suguro, esa mirada solo la había visto en el pasado y sabía que significaba y no entendía el porqué eso le molestaba. Después de pensar por un buen rato el sueño al fin lo venció y quedo dormido durante horas.

Cuando al fin tuvo ánimos de salir de la habitación, bajo rápidamente y por alguna razón que desconocía no encontró a nadie dentro de la casa, decidió salir por la puerta que daba al jardín trasero y que tenia salida hacia el lago, mientras se acercaba escuchó voces qué se le hicieron familiares, al acercarse vio a Suguro y Kento sentados a la orilla del lago conversando amistosamente, no entendió el porqué esa escena hacía qué su cuerpo se tensara, se acercó le molesto aún más el hecho de que ninguno de los dos se percató de su presencia si no hasta que estuvo muy cerca en cuanto lo vieron ambos se sorprendieron.

– Lamento interrumpirlos – dijo con un tajo sarcástico.

– Tranquilo, Suguro solo me estaba enseñando un poco de francés – mencionó el rubio.

–¿Sabes francés? – inquiró sorprendido.

– Siendo francés es obvio que debe hablar el idioma ¿no crees? – cuestionóel rubio como el más obvio.

El peliblanco abrió los ojos en sorpresa, en serio no sabía nada acerca de Suguro y nuevamente le molestó que Kento supiera más.

– No sabía que eras francés – murmuró viendo al pelinegro a los ojos.

Suguru suspiró – Na hay ningún problema con eso señor Gojo, esas son cosas en las que usted no debe perder el tiempo – sonrió – permiso, me retiro; fue un placer conversar  con usted señor Nanami, pero me siento un poco cansado, nos vemos luego – se retiró del lugar rápidamente.

Al estar solos decidieron ponerse al día con las cosas que pasaron durante el tiempo que no pudieron verse, así pasaron otro par de horas y ya la noche había llegado, decidieron entrar a la casa; no sabía por qué pero las últimas palabras de Suguru lo habían hecho sentir mal, decidió que en cuanto regresará a su habitación hablaría con Utahime para que ella pudiera aclararle algunas dudas acerca de su asistente.
 

Holi...
Acá dejo el sexto capítulo, espero les guste y lo disfruten, aún no se como vayan a evolucionar los siguientes días acá en Guatemala, pero espero todo se resuelva rápido, así tendré más tiempo para escribir.

Nuevamente agradezco mucho el apoyo que le dan a LIER.

Besitos, ❤️



Lier  (Terminada)Where stories live. Discover now