02

397 64 6
                                    


—Soomin ha estado extraña.

Dejo de teclear en mi celular para ver a Taehyung a mi lado, tiene una expresión infeliz que se ha vuelto constante desde hace algunas semanas. Sigue viniendo a mi departamento desde aquel día, hace tres meses. Le he dicho que deje de hacerlo, pero quizás no estoy poniendo esfuerzo en ello.

De hecho, estoy seguro de que no estoy haciendo esfuerzo en absoluto y no quiero pensar en eso, no ahora.

—¿Por qué estás diciéndome eso a mí?

—La conoces más que yo, Jungkook.

—Y es por eso que no sé la razón por la que sale contigo en primer lugar.

Es mentira, sí sé. Taehyung es todo lo que alguien quisiera y no estoy refiriéndome a su clase social. No únicamente.

—Vamos. —Alarga mirándome con esos mismos ojos de ciervo que, después de estos meses, ha notado que no puedo ignorar. Es inteligente—. Necesito ayuda.

—Cántale una canción o alguna mierda cursi.

Hace una mueca. Se pone de pie y desaparece por el pasillo con mucha confianza, me quedo mirando el lugar por el que se ha ido, pensando en lo rápido que me adapté a su presencia. En lo fácil que es tenerlo a mi lado, escucharlo hablar durante horas de cosas que apenas y entiendo. Como si fuese un amigo.

Un amigo, me recuerdo.

No hay jucio en sus grandes ojos, resulta increíble cuando incluso mis mejores amigos mostraron un rastro de desaprobación que intentaron ocultar cuando les hablé de mis padres. Lo entiendo perfectamente, sé que me aman. Todavía así, es doloroso.

Dios, ¿qué estoy haciendo?

—Enseñame a tocarla.

Taehyung vuelve con mi guitarra, la que usaba en la banda de la universidad. Parpadeo hacia él sin entender de lo que está hablando, él sonríe moviéndola frente a mi cara para que la sujete y al hacerlo aún no comprendo que quiere.

—¿De dónde la sacaste?

—¿Vas a enseñarme? ¡O al menos toca una canción para mí!

—No. —Río, el sofá se hunde a mi lado. Me está mirando con atención—. A mi banda le pagaban por una presentación, ¿sabes? ¿Por qué lo haría gratis ahora, Taehyung?

La esquina de su labio se eleva en una sonrisa divertida.

—Somos familia.

Cierto.

Cabeceo en respuesta, evitando sus ojos.

—No he visto ningún anillo, sin embargo.

—Por favor, Jungkook —vuelve a pedir, su rodilla golpea la mía para llamar mi atención a su rostro suplicante—. Le he dado de todo. Excepto una serenata.

—Te ama. No tienes que darle muchas cosas, ¿sabes?

Lo digo de forma divertida, sin notar su silencio. Mi atención absoluta en tratar de afinar las cuerdas de la guitarra. No sé cuanto tiempo pasa hasta que vuelvo a escucharlo; su voz pequeña, apagada:

—Ya no sé si me ama.

Ruedo los ojos, me vuelvo hacia su semblante sombrío al darme cuenta de que lo está pensando demasiado. Pero Taehyung está muy cerca, tanto que puedo verme reflejado en sus pupilas, lo que hace cosas terribles en mi pecho. Me asusta llegar a un punto en el que sea difícil simplemente ignorarlo, ignorar lo mucho que me cuesta no mirar a sus labios mientras me habla.

La Persona Correcta. [Kookv] Where stories live. Discover now