CAPÍTULO 1 "PURPURINA AZUL"

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Mis pies recorrían el pasillo empedrado de todos los días, lista para mi trabajo. Llevo tres años- desde que dejé los estudios por culpa de mi madre-, trabajando en un bar en Genal -un pueblo cercano al mío-, junto a mi jefe Tomás, los cocineros Pedro y Simón, los mejores clientes Santiago y Matero y mi mejor y única amiga Celia.
-Pero bueno Ada, ¿dónde te metiste ayer?- intervino un cliente.

Sabía que iba a pasar.
-Me tomé un descanso.

Obviamente no se lo creyente del todo pero ya sabía que mi ausencia de ayer iba a formar barullo y muchas cuestiones ya que todos, estaban atentos a cualquier detalle pues todos afirman que mi familia trama algo extraño.
No van muy mal encaminados.

Yo aún seguía mirando a Manuel, un cliente y vecino bastante curioso que no para de preguntar sobre mi vida y la de mi familia.
-Que blancucha estás, por lo que se ve a la playa no has ido- dijo su mujer.

De verdad que lo intenté, pero terminé ignorandolos.No estaba de humor.
Avancé hasta llegar al local, donde solo había algunos clientes en la barra pues el resto suelen irse a las terrazas al aire libre, a disfrutar de la brisa.
-ADAA, ¿ME QUERÍAS MATAR?, ¿CÓMO SE TE OCURRE DEJARME SOLA DE ESTA FORMA?

Y sí, esa es Celia.
-Lo siento, algún día te lo recompensaré.

-¿Qué te parece si lo hacemos ahora?

Abrí los ojos alarmada.
-Sorpréndeme- una sonrisa maliciosa se formó en sus labios.

-¿Qué es dentro de unas semanas?

Me quedé pensativa unos segundos.
-CARNAVAL-exclamó.

-Oh, no.

-Oh, sí.

Celia es una persona muy amable y alegre, siempre está aprovechando cualquier mínima fiesta para celebrar y hacer fiestas.
-Entra en el cuarto de los uniformes-sonrió orgullosa.

Me dirigí al cuarto y al abrir la puerta observé nuestros uniformes diarios que consistian en una camisa lila con el logo del bar, unos pantalones negros y unas botas del mismo color. Al lado de nuestros uniformes había una mesa llena de maquillaje y brillantes.
-TACHAAN.

Su entusiasmo me provocó una sonrisa.
-Vamos a ponernos los pantalones y las botas de siempre pero esta vez, será más divertido pues mira lo que tengo-sacó unos delantales bajos-.¿Te gustan?, se los pedí el otro día a Tomás.

-Tienes que dejar de abusar de nuestro jefe.

-Hay que aprevecharlo- me lanza uno de los delantales-.Este azul brilloso para tí, póntelo encima del jersey negro que tienes ahora.

Celia cerró la puerta del cuarto para que me pueda cambiar tranquila y cuando salí la ví con un delantal igual que el mío solo que de color rosa brillante.
-PERO QUE GUAPA-chilló.

-Pasa, tú también estás muy guapa.

-Pasa, que no hemos terminado.

Y así fué como terminé maquillada por Celia.Mis ojos ahora eran del mismo tono azul de mi delantal, mis pestañas más ocuras y mi cara lucia mucho más lisa.Celia se maquilló los ojos del mismo color de su delantal profundizando sus ojos color miel y se recogió su pelo rubio en una cola de caballo.
La mañana fue tranquila, sin más preguntas y eso me alivió.
Pero obviamente mis días no pueden ser normales.
-Pero bueno, a quien tenemos aquí, si es la dramática del siglo- escupió Ossian.

Me cogió del brazo retorciendo un pedazo de carne donde probablemente después me saldría un moratón.
-Me desmayé por culpa de tus malditos experimentos- dije en voz baja- y ahora suéltame si no quieres que te de una buena patada.

-Te quiero hoy a las seis y media en el estudio si no quieres que las cosas empeoren - me soltó del brazo-.Un vaso de vino asquerosa.

Le serví el vaso de vino sin muchas ganas y por fin terminé la jornada con un abrazo de Celia en la parada del bus.
-¿Qué tal has estado?- preguntó Celia.

-Bien, unas maravillosas vacaciones.

Deshizo el abrazo y me miró fijamente. Ella sabía de más que no habían sido unas vacaciones pero ahora mismo no podía contarle nada sobre mi ausencia.
-Está bien.

Ella se fué a su casa mientras yo esperaba a que pasase el bus para ir de nuevo a casa.

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